Cultura

"Creo que Silvina Ocampo merece un lugar mucho más destacado"

LECTURAS DE AUTOR. Entre sus descubrimientos recientes, Inés Garland menciona "Crónica de mi familia", de Vasco Pratolini, que juzga "totalmente conmovedora y singular". Cada vez lee más poesía, con gusto ecléctico e infinidad de poetas favoritos.

-¿Qué libro (o libros) está leyendo ahora? ¿Suele leer varios a la vez?

-El chico, de Roberto Videla, The year of magical thinking, de Joan Didion, No andarse con chiquitas, de Carina Rita Medina. Una nouvelle, una memoir y uno de poesía. Sí, suelo leer varios a la vez aunque también me gusta leer uno sólo de una o dos sentadas de muchas horas y es probable que eso haga con el de Didion: lo acabo de empezar y creo que pide una de esas lecturas de inmersión.

-¿Qué autor nuevo o clásico descubrió últimamente? 

-El descubrimiento más reciente es el de un autor italiano, primer libro de la colección Rara Avis que dirige Juan Forn: Vasco Pratolini y su Crónica de mi familia. La novela -que es en realidad un libro de no ficción, un soliloquio del autor con su hermano muerto escrito con las persianas bajas y algodones en los oídos mientras la gente festejaba la entrada de las tropas aliadas en Roma- es totalmente conmovedora y singular. Pratolini logra hablar del amor, del dolor, de la muerte y de la vida, y, creo yo, de lo insondable que es un otro amado, con las palabras justas, sin sentimentalismo, con una profundidad que tal vez yo sólo haya podido intuir.

-¿Podría mencionar un autor argentino de cualquier época que considere olvidado por la crítica o por la industria cultural?

-Seguramente lo que para mí sean olvidados, vayan y vengan y tengan sus momentos de atención y los pierdan. Me parecía que Sara Gallardo no tenía el lugar que merecía, pero últimamente volvió al candelero. Creo que Silvina Ocampo merecería un lugar mucho más destacado y que se lee a Bioy Casares con prejuicios de clase que enturbian la valoración de la calidad de su escritura. Pero no se puede decir que sean "olvidados". ¿Enrique Wernicke? ¿Bernardo Jobson? Y el que yo daría como lectura obligatoria en las escuelas antes que cualquiera: L.V. Mansilla.

-¿Algún autor contemporáneo o clásico en cualquier lengua que le parezca sobreestimado?

-No me gusta este tipo de preguntas. Siempre celebro que me presenten autores y me recomienden libros, pero no me gusta ser la que pone un palo en la rueda en la posibilidad de alguien de encontrarse con un autor que puede abrirle una puerta o conmoverlo. La relación entre un lector y un escritor es demasiado personal.

VIRTUD DEL PAPEL

-¿Lee en dispositivos electrónicos? ¿Lo recomienda? ¿Lo reprueba?

-He leído ocasionalmente en Kindle, cuando la ansiedad por un libro en inglés no me dejaba esperar a conseguirlo. Me gusta el papel, me gusta leer con un lápiz en la mano, me gusta la pila en mi mesa de luz, me gusta leer acostada en la cama, llevarme la computadora grande no es posible y estar sentada frente a la pantalla, que es lo que hago todo el día, me cansa. Pero es puro hábito. Ni lo recomiendo ni lo repruebo: que cada uno tenga los hábitos que más le gusten.

-¿Visita librerías de viejo, ferias, librerías de saldos?

-A veces me topo con una batea y la reviso, pero no tengo la costumbre de ir especialmente a librerías de saldos. Conseguí Las cosas que llevaban, de Tim O"Brien, en una batea con la que me topé en la calle Federico Lacroze. Es uno de mis libros favoritos de todos los tiempos.

-¿Es lectora de literatura de géneros?

-No me interesa particularmente el tema de los géneros ni cuando leo ni cuando escribo. No leo actualmente muchos policiales, pero cualquier día puedo cambiar de idea. Tampoco género fantasy y leo poca ciencia ficción, pero si algo cae en mis manos y me gusta como está escrito, puede ser de cualquier género. El fin de la infancia y los cuentos y novelas de Bradbury me fascinaron cuando las leí. Me pregunto más por lo que sí leo, qué misterio hace que un libro termine cayendo en mis manos.

-¿Recuerda uno o más libros consagrados que se le resistiera y no haya podido terminar de leer?

-Vengo postergando La montaña mágica por falta de tiempo. Lo empecé y me gustó mucho, pero es para largas sentadas y aparecen unos urgentes. Debo tener otros abandonados por el camino pero fueron hace tanto tiempo que no los recuerdo. 

-¿Lee poesía? ¿Podría mencionar sus poetas favoritos?

-Leo cada vez más poesía. Mi primer favorito fue Kavafis. Tengo infinidad de poetas favoritos, pero soy ecléctica y carezco de método así que no soy experta en ninguno. Recuerdo poemas de golpe y necesito buscarlos o leérselos en voz alta a alguien. Whitman, Sylvia Plath, Anne Sexton, Mary Oliver, Sharon Olds, Billy Collins, Borges, Juanele, Darío Jaramillo, Jorge Aulicino, Mercedes Alvarez, Watanabe, Ignacio Di Tullio. Si sigo, lleno hojas enteras.

-¿Qué otro escritor/a de cualquier época le hubiera gustado ser, ya sea por su obra o por su vida?
-Shakespeare. Goethe. Jane Austen. Es una pregunta que me perturba porque me siento una ladrona.

-¿Lee biografías de escritores? ¿Qué busca y qué encuentra en ellas? ¿Alguna especialmente memorable?

-Leo pocas biografías. Antes buscaba saber si por algún rasgo podía ser que yo también fuera escritora: por los hábitos o por lo que fuera. Hasta que me di cuenta de que no había un solo modelo. Leí con placer a Paul Theroux, que tiene libros entre autobiográficos y narrativos como La sombra de Sir Vidia (Naipaul).

-¿Regala libros, presta libros, devuelve los que le prestan?

-Regalo libros, es lo que más me gusta regalar. Presto libros y me arrepiento, como corresponde, trato de devolver los que me prestan, pero no siempre lo hago porque los postergo y se van quedando, pero no me olvido de que son prestados y cada vez que los veo siento que debería devolverlos.

-¿Ha vuelto a leer de adulta alguno de esos libros que a todos nos fascinaron en la infancia? Si responde que sí, ¿cuál fue y qué impresión le causó?

-Sandokán. Me impresionó darme cuenta de lo mal escrito que estaba, ¡mezcla tiempos verbales sin ton ni son! Pero entendí perfectamente por qué me había fascinado tanto de chica. Era la posibilidad de leer sobre una vida totalmente diferente, y en mi cabeza de niña pude hacer abordajes con el kriss entre los dientes. Mis lecturas de la infancia abrían posibilidades y mundos, las de la adultez se están dedicando a bucear en las profundidades del mundo emocional.

-¿Lee ensayos de crítica literaria? 

-Casi no leo crítica literaria a propósito, pero me he cruzado con críticas maravillosas. Me marcaron más libros como El arte de la ficción, de John Gardner, Reading like a Writer, de Francine Prose o los libros de ensayo de Edith Wharton o Henry James. En esos libros hay críticas literarias, pero ahondan en el arte de la escritura.

-¿Lee en idiomas extranjeros? ¿Le parece necesario para apreciar mejor la obra en su lengua original, o entiende que las traducciones salvan esa distancia?

-Leo mucho en inglés. Trato de no leer traducciones cuando puedo leer el original. Hay traducciones que salvan esa distancia y otras que no. Como doy talleres, muchas veces busco traducciones de los cuentos que me impactaron en inglés. A veces me enfurezco tanto con las traducciones que los vuelvo a traducir nada más que para mis alumnos.

-Por último, si es imposible ser escritor sin ser primero lector, ¿qué libro siente que la convirtió en escritora?

-No podría decirlo. Leí muchísimo desde los 9 años y a los once se me ocurrió mi primer cuento. Creo que las influencias más notorias en ese primer cuento son de María Elena Walsh y de los cuentos de hadas. Pero tengo que decir que hasta el día de hoy no siento que me haya "convertido" en escritora. Soy una persona que escribe, demasiado consciente de mis limitaciones como para arrogarme conversiones.