Opinión
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Consumo: Compulsión repetitiva y derrota

“No preguntes porqué la adicción sino porqué el dolor” (Gabor Mate, estudioso canadiense de adicciones).

Jorge no puede huir de la compulsión a repetir conductas autodestructivas. Cuando está por lograr algo aparece el saboteo a lo que está por conseguir.
Hay muchos así y pierden fortunas en juegos, abandonan tareas por el consumo, se quedan solos y van quedando solos porque sus familiares ya no confían en ellos. Su personalidad en el tiempo se va apagando, la abulia comienza a aparecer como marca de la “agonía” de la voluntad.
No reconoce sus conductas ni percibe lo que los demás le dicen (anosognosia): ni verse a sí mismo y ni escuchar al otro. Se va transformando en un “ente” o “zoombie” que repite y repite la conducta enferma, saboteando fortunas, familias o incluso accidentándose y mutilando su cuerpo.

ENIGMAS
Dos palabras claves de la Psiquiatría y el Psicoanálisis se dan en estas conductas: compulsión y los que fracasan al triunfar.
Trabajos profundos de científicos de la conducta tratan de descifrar estos enigmas en donde el laberinto parece llevar al precipicio a las personas en donde el suicidio está ahí cerca.
La neurociencia agrega hoy disfunciones cerebrales que liberan los controles de impulsos por lesiones en zonas corticales y el ser humano es juguete de impulsos que no puede detener.

ADICCIONES Y CEREBRO “HIPOTECADO”
Jorge no puede dejar de consumir. Consigue un trabajo que le permitiría vivir cómodamente pero el crac lo abandona a ser un ente. Pasa noches y días debajo de un puente consumiéndolos hasta que un familiar lo rescata para llevarlo a un tratamiento. Abandona siempre los mismos luego de vanas promesas y al final frente a mi me comenta su compulsión irrefrenable.
La conducta compulsiva es un patrón repetitivo difícil de controlar en donde las drogas tienen un papel fundamental desde un punto de vista porque “hipoteca” áreas del cerebro ligadas al placer y al control de impulsos, pero también a dramas infantiles o conflictos que el paciente no puede solucionar.
El paciente siente la necesidad de realizar el consumo porque la ansiedad lo invade y “ya no piensa” buscando un “dealer” como embajador de una “muerte-placer” (valga el símbolo) que le permita saciarse para volver al poco tiempo a repetir la misma conducta. “Infierno terrenal” logrado, campo de “concentración” individualmente elaborado.

ADICCIONES Y DOLORES EMOCIONALES
Hay un doble juego de traumas, duelos no elaborados, abandonos, abusos infantiles, etc.; todo do esto es investigable posteriormente pero el papel de dependencia de las drogas es indudable y máxime cuando se comienza desde temprana edad y con un cerebro poco desarrollado (termina de madurar a los 25 años).
Pensemos que hoy se comienza a consumir a los 12 o 13 años con tabaco, alcohol y / o marihuana.
Se van alterando sistemas muy precisos como el llamado de recompensa modificando la dopamina que es un neurotransmisor ligado al placer; todo esto genera a la necesidad de repetir la ingesta (refuerzo positivo), al mismo tiempo se necesita mayor cantidad y se logra así una dependencia y la falta se siente como síndrome de abstinencia.
“Infierno” terrestre logrado. Campo de concentración individualmente asegurado. Al mismo tiempo los vínculos sanos se pierden y el paciente se va vinculando con ambientes que llamo invalidantes (grupos de consumidores, sitios de venta por Internet, “barras bravas”, etc.).
La adicción, como referí antes, es un cruce entre el psicoanálisis, la psiquiatría y las neurociencias. En Freud en un libro maravilloso titulado “Mas allá del Principio del Placer” se muestra que las conductas compulsivas no buscan el placer sino repetir lo traumático de su vivir antiguo; de ahí que se repite a pesar del sufrimiento que finalmente se consigue siempre.
La “resaca” del adicto así lo revela. La esterilidad del acto repetitivo asegura su anulación como persona y lo deja en las puertas de la alienación.
Las sociedades de hoy con su eficientismo y desfamiliarización van generando una “normalidad” toxica.
En la mayoría de los consumidores, más allá de la dependencia a las sustancias encontramos: 1)- Traumas tempranos: dolores no elaborados y GaborMate, medico canadiense, nos enseña: “no preguntes porque la adicción, sino porque el dolor”.
2)- La compulsión como automedicación: intento de regulación de emociones insoportables.
3)- Necesitamos recuperar la conexión emocional consigo mismo y con los demás.

4)- Necesitamos consolidar una vía empática que permita elaborar los traumas y recuperar la conexión emocional consigo mismo y con los demás.