Espectáculos
‘La muerte de un comediante’, debut de Diego Peretti detrás de cámara

Con crédito abierto como director


‘La muerte de un comediante’ (Argentina-Bélgica, 2025). Dirección: Diego Peretti, Javier Beltramino. Guion: D. Peretti. Actores: D. Peretti, Malena Villa, Marioska Fabián Núñez. Duración: 106 minutos. Clasificación: apta para mayores de 13 años.



Con la misma fórmula del teatro independiente, donde por lo general un entusiasta artista escribe, dirige y protagoniza su propia pieza, Diego Peretti estrena su ópera prima en cine. ‘La muerte de un comediante’, por ende, es lo que él craneó desde el minuto cero, cuando esbozó sus primeras líneas argumentales y le fue poniendo el rostro a esas escenas imaginadas. Con un plus, saber ya cómo da en cámara bajo la claqueta de directores como Damián Szifron (‘Los simuladores’), cuando lo muestra como un ganador, o Juan Taratuto (‘No sos vos, soy yo’, ‘¿Quién dice que es fácil?’), cuando delata su costado más vulnerable.

Pudiendo elegir el destino, Peretti fue por este último sendero, con un juego de encuadres que menosprecia su idea, entorpece el relato e inquieta la paciencia del espectador. Pero algo es meritorio, y pese a no haberse acercado ni un poco al tono de Wes Anderson, su especie de filmación GoPro, en codirección con Javier Beltramino, muestra una intención, aunque en este caso fallida.

EL LIBRO

La idea germinal de ‘La muerte de un comediante’ es muy buena. Y todo lo que viste a la misma sorprende. La unión entre Buenos Aires y Bruselas seduce per se. Y el motivo que provoca el viaje también: Juan Debré ( Peretti) es un famoso actor al que le diagnostican una enfermedad terminal, le queda poco tiempo de vida y decide olvidar su existencia en piloto automático para concretar el sueño de conocer la librería donde se encuentra el libro que marcó su carrera. Es fanático del cómic ‘Bombín’ y su intención es recrear alguna investigación que simule algunas de las tantas historietas que leyó en su adolescencia. Así, deja inconclusa una escena que estaba filmando y, vestido de ortodoxo, se va a la aventura.

El inconveniente es que cuando todo debería fluir cual río caudaloso, como en las aventuras de Tintín, tira a la que en realidad homenajea la película; en Bruselas la historia se empantana y ya no se sabe qué es parte de la ficción y qué está mal realizado.

Con algunos paisajes naturales de la capital belga y personas nativas que hacen al reparto, el filme muestra también escenarios que se asemejan a Buenos Aires. Entonces, algunos planos generales nos ubican directamente en el Viejo Continente y otros, los cortos, ¿en espacios locales?

El vestuario va y viene del estilo europeo al porteño y actores argentinos como Malena Villa, la coprotagonista, hablando en inglés, francés y castellano con acentos entremezclados, confunde constantemente sobre si es nativa de allá o es una más de las trampas que sufre nuestro héroe. La cinta transcurre entre dilucidar qué hace al filme y qué es lo que definitivamente está mal hecho.

COLABORATIVO

‘La muerte de un viajante’ fue realizada bajo el sistema de producción colectiva, financiada íntegramente por 10.190 socios productores, sin subsidios estatales ni pautas publicitarias, a través de un innovador mecanismo impulsado por la Comunidad Orsai, liderada por el escritor Hernán Casciari. Si bien esta ingeniería de negocio no define la calidad final del producto, sí es loable como fórmula de elaboración.

En este caso, el resultado cinematográfico es más experimental que efectivo, pero deja indicios que, bien pulidos, argumentan que Peretti como director tiene un norte. Y para un primer trabajo es más que positivo.

Calificación: Regular