Las mujeres de la Revolución
Edhasa. 280 páginas
Por Beatriz Bragoni (editora)
Con posterioridad al triunfo de Ayacucho (1824) circuló en las provincias altoperuanas un “catecismo político” que alertaba acerca de la función de la mujer en la sociedad, una realidad que se venía dando desde los mismos días de la Revolución de Mayo de 1810. Entre otros juicios de valor descalificadores de los roles femeninos, advertía sobre la necesaria exclusión de las mujeres de la política en los siguientes términos: “de la mujer que, en lugar de ocuparse en la costura, la música y el canto, el baile o la lectura, se mete en los partidos y disputa en política ´por manía’”.
Esta participación de las mujeres en los acontecimientos históricos es el que presenta en esta nueva investigación la historiadora Beatriz Bragoni. Con ese objetivo, la doctora en Historia (UBA) e investigadora del Conicet convocó a un grupo de historiadoras y antropólogas especialistas en la materia que lograron rescatar del silencio todas aquellas facetas de esa transformación del rol femenino en la Revolución de Mayo de 1810 en lo económico, social y demográfico, y tanto en la Ciudad como en las zonas rurales.
“El papel de las mujeres en las revoluciones de independencia hispanoamericanas constituye un capítulo atractivo para comprender las prácticas sociales, sensibilidades y emociones disparadas con la descomposición del imperio español. La revolución que suele ser entendida como fenómeno singular pero que contiene en su interior otras revoluciones. También penetró en el ámbito doméstico, convirtió a las familias en usinas generadoras de rivalidades facciosas e interpeló, como no podía ser de otro modo, a las mujeres de diferente rango o condición social”, explica Bragoni.
El libro incluye trece historias verídicas de mujeres que ponen en valor las experiencias femeninas durante el período revolucionario y dan cuenta de esa ruptura política de 1810 que abrió un ciclo donde la mujer como parte de la sociedad no quedó al margen de ese proceso.
Los relatos recorren, por ejemplo, el mundo de las mujeres campesinas conmovidas por la revolución en donde el peso de sus donativos en tejidos era muy importante. De qué manera también las mujeres encabezaban los hogares porque los varones tenían que migrar en búsqueda de otros trabajos.
Asimismo, aparecen las mujeres que se politizaron en la Ciudad de Buenos Aires. Por ejemplo, en agosto de 1811 doña Micaela Duarte denunció, según consta en un expediente judicial, a su vecino Joseph Casanovas, un artesano que vivía en el Alto de San Pedro, a su esposa y a Leonarda, una muchacha que había criado en su casa por “contrarios al sistema del día”. Dicha oposición se fundamentaba en una serie de insultos y gestos agraviantes que los imputados había proferido contra “la Patria, la Junta y los americanos”.
También son rescatadas del olvido aquellas mujeres que acompañaron a los ejércitos del norte, las cacicas tehuelches, las esclavizadas, las experiencias del destierro por cuestiones políticas y otras heroínas paraguayas, ya que la investigación abarca la geografía que formaba el antiguo Virreinato del Río de la Plata.
Esta investigación forma parte de la corriente historiográfica mundial que, desde hace varias décadas, hace hincapié en la presencia de la mujer en la historia y, además, comienza a llenar un vacío en la historiografía local al rescatar del olvido -más allá de las ya conocidas damas como Juana Azurduy, Macaha Güemes o Marquita Sánchez de Thompson- a protagonistas anónimas. Una ausencia que, entre varias razones, se debe a que había un alto grado de analfabetismo y las mujeres no dejaban testimonios escritos en primera persona. Por lo cual, la amplia mayoría de esos testimonios está oculta y su huella se encuentra muy dispersa y fragmentada. Una tarea inédita que realizaron de manera seria y documentada Judith Farberman, Roxana Boixadós, María Alejandra Fernández, Mariana Pérez, Magdalena Candioti, Noemí Goldman, María Victoria Baratta, Marisa Davio, Sara Mata, Bárbara Aramendi, Marcela Aguirrezabala, Elsa Caula y Marcela Ternavasio, en su mayoría investigadoras del Conicet y docentes de universidades nacionales de diferentes provincias del país. Asimismo, incluye contribuciones de Florencia Roulet e Inés Cuadro Cawen, historiadoras de amplia trayectoria internacional.
Demuestra esta investigación, en definitiva, como la revolución no sólo cambió la relación del poder político y social, sino también modificó las representaciones y las conductas de las mujeres tanto en el plano privado como en el público.