La ciencia ficción es un género literario y cinematográfico que ha producido grandes obras y que seguramente despertó en muchos lectores y espectadores ciertos interrogantes, sobre cómo sería la vida si eso que se leyó o se vio en la pantalla, ocurriera en la realidad.
Hace cinco años, la ciencia ficción llegó a nuestra vida real. La noche del 19 de marzo de 2020, Alberto Fernández comunicó por cadena nacional que a partir de las cero horas del día siguiente se declaraba el "Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio" por la llegada del denominado COVID19. Comenzaba así el criminal encierro decretado por el gobierno kirchenerista de Alberto y Cristina Fernández obedeciendo las sugerencias de la Organización Mundial de la Salud, la famosa OMS, ignorando toda opinión científica diferente.
Por la información que difundieron el mencionado virus se habría originado en la Ciudad China de Wuhan. La mayoría de los países de la tierra, acataron las recomendaciones de un grupo de jerarcas de la OMS y sus serviles difusores locales: funcionarios, médicos, científicos, comunicadores, etc.
Los medios masivos de comunicación fueron los grandes difusores del terror.
Apenas comenzó el encierro, los grandes medios de comunicación nos sometieron a un constante bombardeo para generar miedo y, en muchos casos pánico, en la población.
Los noticieros tenían una sola información, la cantidad de muertos y de infectados que se iba actualizando a cada minuto en los zócalos de la pantalla. Parecían partes de guerra. Periodistas, médicos y opinólogos, todos con una misma mirada. Prácticamente nadie se atrevía a disentir en los noticieros de TV o de la radio.
EL MIEDO
De repente casi como por influjo de un hechizo el temor se apoderó de gran parte de los habitantes y se suspendió todo razonamiento lógico. Incluso, médicos de renombre llegaron a afirmar tonterías que en otro contexto no las hubieran creído ni estudiantes del ciclo básico.
Lo que sí se comprobó fehacientemente -como cobayitos en un gran experimento social- que generando miedo se logran modificar casi todas las convicciones de un ser humano: quienes se manifestaban rompiendo reglas, abogando por una libertad sin límites y denostando toda norma impartida por las fuerzas de seguridad, se convirtieron en los más celosos carceleros de los demás. De la solidaridad representada por aplausos desde los balcones a los médicos héroes, se fue a exiliarlos de sus propios edificios. Los mismos que unos años antes habían puesto al descubierto las mentiras de los organismos internacionales y su intención antinatalista, obedecían sumisamente y ponían el grito en el cielo si alguien los cuestionaba.
La Iglesia Católica cerró los templos y por primera vez en la historia se prohibieron las Misas. Luego en muchas Iglesias se colocaron cintas en los bancos para mantener el distanciamiento y cuando se retomaron las misas el saludo de la paz se obvió o se realizaba a la distancia. Nunca en la historia se habían tomados medidas de esta índole.
Una psicosis colectiva absorbió las mentes. Se lavaron y rociaron insistentemente con alcohol, zapatos, cebollas, sachets de leche, cajas y cuanto objeto entrara a la casa y se admitieron contradicciones sucesivas: que no barbijo, que si barbijo, que no se podían mezclar vacunas, que sí se podía, que aún vencidas servían igual.
Para encontrar opiniones diferentes, además de leer LA PRENSA, había que recurrir a las redes sociales o a YouTube reemplazando determinados términos para no ser censurados.
Pasaban los días y el encerrador serial de Fernández volvía a aparecer en televisión acompañado por Horacio Rodríguez Larreta, Axel Kicillof y el Dr. Cahn para avisarnos que íbamos a seguir encerrados. No podemos olvidar el mayor acto de desprecio hacia las víctimas, cuando Carla Vizzotti apareció en televisión dando el parte de víctimas con la payasa Filomena en el día del niño de 2020.
EL ANZUELO VIP
El vacunatorio VIP fue el anzuelo perfecto para que la mayoría de los indecisos se desesperaran por ser “vacunados” con las sustancias experimentales que fueron lanzadas en apenas unos meses, sin aplicar el método científico. Un más que multimillonario negocio para los laboratorios.
El ex Ministro de Economía Martín Guzmán expresó el año pasado que: “la administración de la pandemia es lo que hacía fuerte al gobierno” y que por ese motivo “la extensión fue más larga de lo que debió haber sido”.
PERIODISMO VALIENTE
Merece un capítulo aparte mencionar el valiente y certero trabajo realizado por la periodista Agustina Sucri, editora del excelente suplemento de Salud del diario LA PRENSA en su columna dominical.
Sucri semana a semana nos hizo ver los más que turbios manejos de la llamada “pandemia del COVID 19 y sobre las denominadas “vacunas”
LO QUE QUEDÓ
Pasó un lustro y todavía se viven las secuelas. La más grave: el recuerdo de los que murieron en soledad. La incertidumbre frente a enfermedades repentinas y muertes prematuras que se fueron sucediendo entre los vacunados quedará sin respuesta.
No es para alimentar el rencor. Es para que no se olvide.
El lector podrá seguir a Buena Data en:
YouTube: /BuenaData
Instagram: @buenadata