Espectáculos

Cautivantes sinfonías de dos mundos

La Filarmónica de Buenos Aires honró a Haydn y a Bruckner en el Colón.


Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Programa con obras de Franz Joseph Haydn y Anton Bruckner. Dirección: Zoe Zeniodi. El sábado 3 en el teatro Colón.


 

Bien recordamos que en la presentación de temporada, cuando fue comunicada la dirección de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, a cargo de la ateniense Zoe Zeniodi, maestra que ya conociéramos de temporadas anteriores por sus recordadas presentaciones, allí explicaron las pautas de su esquema general de repertorio. Como datos ilustrativos, Zeniodi se formó en piano y dirección orquestal y completó estudios en el Royal College de Londres y en la universidad del Mozarteum de Salzburgo, de modo que lleva una carrera de éxitos y a la vez de preparación constante.

Esta breve síntesis biográfica de la directora principal de la OFBA ayuda a reflejar un aporte valioso para tomar en cuenta en el ciclo 2025 de la Filarmónica de Buenos Aires, la tradicional orquesta que fuera fundada en 1946 y que lleva su actual denominación a partir de 1958.

Eligió presentarse en esta ocasión con el concierto ‘De Haydn a Bruckner (Mundos sinfónicos)’, haciendo alusión a la distancia entre el llamado “padre de la sinfonía”, que viviera entre 1732 y 1809, y el último gran sinfonista de la tradición germana, Anton Bruckner (1824-1896)

Pues bien, el concierto estuvo programado con la Sinfonía Nº 44 en Mi menor, llamada ‘Fúnebre’, de Haydn, en cuatro movimientos y que pertenece al movimiento llamado Sturm und Drang (Tormenta e ímpetu). La directora en breves palabras, provista de micrófono, hizo previamente su saludo y pidió no aplaudir entre movimientos (costumbre arraigada que hemos señalado tantas veces), lo cual se cumplió muy felizmente en la ocasión.

Una exposición prolija, bien delineada en sus veinticuatro minutos de duración, del ilustre autor de más de un centenar de piezas de esa tipología musical empezó mostrando una empatía entre la batuta y los músicos, en este caso en una formación más bien camarística, logrando una rica elaboración contrapuntística.

Claro que Bruckner ya representa otra etapa donde el organismo sinfónico se ha multiplicado enormemente y donde la impronta wagneriana también en su caso tiene presencia y se cuenta de su admiración al músico de Leipzig. Esta Séptima sinfonía en Mi mayor data de 1881 al 83, cuya duración es de 64 minutos, y se ha dicho que tal vez sea la única que mantiene la partitura original y fue también la que consolidó la fama del compositor cuando contaba más de sesenta años. Que bien explica su admiración por Wagner como siempre se ha manifestado

 

BALANCE

Lo cierto es que el concierto consolidó los matices que Zeniodi supo impartirle, el carácter funerario que se desprende en esos dos seres y dos mundos que fueron la motivación de la elección del programa que la actual directora quiso poner de relieve. La ejecución en este caso tuvo también su impacto y algún mínimo problema en los vientos pudo detectarse, aunque en nada desmerecen una labor de dedicación y ensayo, y una dirección ajustada, explicita y detallada en sus compases.

Los numerosos y prolongados aplausos dieron su cierre, en tanto Zoe Zeniodi despedía este encuentro con el público del tradicional abono de la Filarmónica señalando y aplaudiendo a los sectores instrumentales en una jornada musical de calidad .¡Enhorabuena!

 

Calificación: Muy bueno