Opinión
EL RINCON DEL HISTORIADOR

Bernardo Lozier Almazán, ciudadano ilustre de San Isidro

Un merecido reconocimiento. Ese es el calificativo que dieron al acto el presidente del Concejo Deliberante, Martín Vázquez Pol, y el intendente de San Isidro, Ramón Lanús, en el acto realizado en el parque del Museo Histórico Municipal de esa ciudad el pasado miércoles al historiador Bernardo Lozier Almazán.

Dejaron en claro que resultaba un hecho auspicioso que en momentos en los cuáles es difícil lograr consensos, tiempos de agravios, de palabras altisonantes, se lograra la unanimidad para entregarle la ciudadanía ilustre, acto en el que se distinguió también al músico y compositor Lito Vitale; que según dijo el intendente “dedican su vida a construir y enriquecer nuestra comunidad, sus obras y su ejemplo nos impulsan a seguir trabajando por un San Isidro que valore la cultura, el arte y la historia”.

Según comentó Lozier hace más de 60 años comenzó a estudiar la historia local, así nació su libro Reseña histórica del Partido de San Isidro que mereció el premio de la Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina (Adepa) en 1986 y con el agregado de Nueva

Fue miembro fundador del Instituto Histórico Municipal de esa ciudad. También, director de Publicaciones, presidente en vario períodos y activo colaborador de la revista que lleva ya 25 números.

Fiel lector de esta columna, quizás a él le debemos la inspiración de publicar retazos olvidados en el viejo baúl, como el que encontrara Carlos Ibarguren en la casa de sus suegros; Bernardo los encontró tras largas jornadas de lecturas e investigación atenta y a veces con mucha suerte, en el Archivo General de la Nación y lo tituló El Arcón de los recuerdos que desde 1995 al 2020 publicaba habitualmente en el semanario Carta Abierta que dirigían Jaime Smart, Álvaro Gaviña y Agustín Smart; y que fueron editando año a año en cinco volúmenes con el apoyo del comercio local. Tal fue el interés por la obra que hace pocos meses Maizal Ediciones, hizo en un volumen único una excelente edición de la obra.

PUEYRREDON

Bernardo Lozier fue director honorario en 1976 del Museo Pueyrredon de San Isidro, su eficientísima labor se recuerda por haberse incrementado el patrimonio, se celebraron dignamente durante su gestión el bicentenario del nacimiento del general Juan Martín de Pueyrredon, y en una magnifica noche de diciembre de ese año se clausuraron los festejos con la donación por parte de Silvia, Julio, Victoria e Inés Pueyrredon los hijos del Dr. Carlos Alberto Pueyrredon y Silvia Saavedra Lamas, del escudo familiar pintado por Prilidiano Pueyrredon. Fuimos testigos como miembros de la Asociación de Amigos esos años de su eficiente labor, que abandonó para ocupar la secretaría de Gobierno de la Municipalidad.

 

Volvió a la actividad privada y al retirarse se le ofreció la organización y dirección del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico que se inauguró en 1999 en la histórica casa de Alfaro y que posteriormente se trasladó a la quinta Los Ombúes, siempre bajo la dirección de Lozier.

 

En este lugar incrementó la biblioteca triplicando el número de volúmenes al contar con un mayor espacio, incorporando entre otras la biblioteca del ex intendente Pedro Llorens, recuperando de un galpón la colección del diario La Nación desde 1890 a 1920; a actividad cultural, jornadas, conferencias, conciertos, de todo ello se preocupó y ocupó el director, formando a la vez varias promociones de guías de turismo a los que enseñó el profesionalismo y la rigurosidad, evitando el relato que tanto suele abundar en estas disciplinas.

Si esto hizo Lozier en apretada síntesis en el ámbito sanisidrense, motivo más que meritorio para su distinción, dejó bien alto el prestigio local en entidades como la Academia Nacional de la Historia, el Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, el Instituto Belgraniano, la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación y el Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas lo cuentan entre sus miembros.

Conocen además de su generosidad la Academia Nacional de Bellas Artes a la que donó su colección de más de 800 ex libris, la Nacional de la Historia y la Biblioteca de la quinta los Ombúes, también han sido objeto de esa munificencia.

Los trabajos de Lozier reúnen además no pocos volúmenes sobre otras figuras como “Santiago de Liniers”, “William Carr Beresford, gobernador de Buenos Aires”, “Martín de Álzaga”, “Pedro de Ángelis, cronista de Juan Manuel de Rosas”, “Mayo de 1810. La Argentina Improvisada. 18101-1860”, “Ex libris, la misteriosa seducción”, “Proyectos monárquicos en el Río de la Plata. 1802.1825”, “La Constitución Nacional. Una historia política. 18101-1853”, “Presencia Carlista en Buenos Aires”, “Fernando Alfaro y la historia de una casa”, “Luces y sombras del pasado, breves relatos de grandes historias” y “Los Ombúes, historia de una casa”, por citar sólo algunos de ellos. Lozier es además un perfeccionista de las ediciones y ha encontrado en Graciela Sammartino la editora a su medida en sus últimas publicaciones.

Dado que no es, ni lo ha hecho un secreto Bernardo Lozier Almazán tiene 92 años, y sigue trabajando, asesorando y en actividad permanente, con una lucidez envidiable. Formó con Sara Costa Hoevel fallecida hace poco tiempo un hogar ejemplar, del que nacieron Agustín, Florencia y Luz, ésta religiosa benedictina.

El afecto que ha cosechado en estos años se pudo comprobar en un público que resistió el gélido atardecer en la quinta sanisidrense, entre los que se encontraba la vicepresidente del Concejo Deliberante, Catalina Riganti; el director del Museo, Dr. Cristian Schwartz; el presidente del Instituto Histórico Municipal de San Isidro, arquitecto Jorge Bayá Casal; la presidente del Instituto Cultural Argentino Uruguayo, Lucía Talenton; el miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes, Alberto Bellucci; María Marta Varela de Lynch, Hernán Moyano Dellepiane, Eric Le Comte y su mujer Monica Hoss, Guillermo Mac.Loughlin Breard, Carlos Dellepiane Cálcena; además del ex presidente de la Academia Nacional de la Historia Dr. Miguel Ángel De Marco que imposibilitado de concurrir envió una afectuosa carta al colega y amigo que mereció el aplauso de los asistentes.

La interpretación de Recuerdos por Lito Vitale dio fin al acto, en el que curiosamente se dio también el título de un libro que supo recogerlos sobre ese San Isidro de la pluma de Bernardo Lozier Almazán. El que hoy publica La Prensa de la que es fiel lector en papel, seguramente lo sorprenderá esta mañana, feliz homenaje a más de medio siglo de leal amistad.