En los últimos días tuve la suerte de estar en Buenos Aires, Madrid y Nueva York. Aproveché para hacer una comparación de precios para ver qué puedo aportar al debate acerca de si Argentina está cara en dólares o no.
Mi impresión es que no puede decirse que Argentina esté cara en dólares. En verdad, es una conclusión obvia si tenemos en cuenta que el salario medio formal ronda los 1,8 millones de pesos por mes (menos de u$s 1.400), cuando en España la misma variable está en torno a los 2.000 euros (unos u$s 2.300) y es más alto aún en EE.UU.
Sí es cierto que hay artículos más caros (los típicos ejemplos de la ropa y los productos electrónicos), pero hay otros sensiblemente más baratos (nafta, transporte público). En el supermercado, por ejemplo, la leche y el pan lactal son mucho más caros que en España, pero la fruta es más barata.
Para hacer una comparación más precisa y objetiva, tomé algunos productos que son exactamente iguales en todo el mundo. Además, tomé los precios sin impuestos indirectos (21% de IVA en Buenos Aires, 8,5% de sales tax en Nueva York y 10% de IVA en Madrid). Las conversiones a pesos están hechas con tipos de cambio de ARS 1.320 = u$s 1 y ARS 1.500 = EUR 1.
El Big Mac es cerca de un 30% más barato en Buenos Aires, mientras que un café con leche en Mc Café cuesta la mitad que en Madrid o Nueva York (adjunto una tabla con todos los datos).
En Starbucks un café con leche grande sin impuestos ronda 4.800 pesos, que es entre un 30% y un 40% más barato que en las otras ciudades tomadas como referencia. La diferencia es más grande si consideramos el precio de una media luna sola: en esa misma cadena, es un 63% más barata en Buenos Aires que en Nueva York.
Lo que sí se observa en Buenos Aires es una enorme dispersión de precios. Dispersión que dificulta la comparación y que implica que la fortísima reducción de la inflación aún no es suficiente como para homogeneizar en alguna medida los precios de productos similares. Comparando precios en los barrios de Palermo, Barrio Norte, Once, Belgrano, Congreso y Centro, el precio de una empanada casi se triplica: va de 900 pesos en la cadena Central hasta 2.500 pesos en Accademia. Lógicamente, la dispersión a nivel nacional debe ser mucho mayor. ¿Cuánto cuesta una empanada en Villa Lugano? ¿Y en Chaco o Santiago del Estero? ¿Cuánto en un restaurante exclusivo de Pilar?
Algo similar ocurre con los precios del café con leche con dos medialunas (de 3.100 pesos en Bellagamba, en Congreso, hasta 7.200 pesos en Havanna) y más aún con el precio de una media luna sola en una confitería (desde 1.000 pesos en Mc Café hasta $ 4.150 en Le Pain Quotidien). Una vez más, la dispersión a nivel nacional debe ser todavía mayor.
Aunque la inflación ya sea baja en términos argentinos, todavía es alta como para que la competencia pueda ejercer todo el poder disciplinador de precios, costos y márgenes del que es capaz. Así, una parte de la gran diferencia que se observa entre precios de productos similares se explica, por ejemplo, porque unos pueden haber ajustado sus precios, anticipando inflación futura, mientras que otros no lo han hecho y tal vez no lo hagan. Cuando la inflación argentina converja con la internacional, eso dejará de ocurrir.
De ahí que sacar conclusiones generales sobre los precios de la economía nacional sea, por ahora, precipitado y hasta imprudente.