“No va a suplantar a los profes, porque una IA nunca va a generar el contacto humano, ni la mirada amorosa, ni la empatía, ni la humanidad que es necesaria para que una escuela funcione y eduque como es nuestra misión”, resaltó a La Prensa Gabriela Farina, directora de la Escuela de Enseñanza Particular Incorporada (EEMPI) Nº 3004 “San José”, de Villa Cañás, en la provincia de Santa Fe.
Este establecimiento, con apenas 160 alumnos, fue el escenario de la implementación de la primera experiencia piloto de ZOE, una inteligencia artificial diseñada para enseñar y acompañar el aprendizaje de estudiantes.
Impulsada por Humanversum Academy y liderada por Chris Meniw, la iniciativa busca sumar tecnología al aula sin desplazar al docente humano.
La propuesta no nació de una necesidad pedagógica planificada, sino de una casualidad. Un padre de dos ex alumnos de la escuela había escuchado en redes sociales sobre la propuesta de Meniw y pensó que la escuela era el lugar ideal para probarla.
El proyecto piloto ya estaba diseñado, pero necesitaba un entorno controlado para su testeo. El tamaño reducido del colegio era perfecto, ya que permitiría "hacer un seguimiento" y un relevamiento detallado de los resultados. La institución, además, ya tenía una fuerte inclinación tecnológica con sus orientaciones en Economía y Administración y Artes Audiovisuales, por lo que los estudiantes estaban familiarizados con el uso de las computadoras.
Tras recibir la autorización de las supervisoras provinciales en febrero, el equipo se puso a trabajar. La idea original era desarrollar la prueba en su "realidad áulica" y luego elevar un análisis a la supervisión y al desarrollador.
"Nunca creímos que iba a tener el impacto que tuvo. No lo creímos, pero en lo absoluto", dijo la directora que luego agregó que la atención que despertó ZOE en distintos medios de comunicación en el país generó en la escuela "entusiasmo y también una conciencia de responsabilidad mayor".
PLATAFORMA
El curso piloto de quince días se centró en marketing digital con IA, un eje temático que unía las dos orientaciones de la escuela. La dinámica era novedosa debido a que los alumnos de secundaria y un grupo de séptimo grado de primaria debían primero ingresar a una plataforma de eLearning para luego interactuar con ZOE a través de un chat de WhatsApp. La IA no daba respuestas directas sino que su método se basaba en preguntar constantemente para buscar "la metacognición y el pensamiento crítico".
El objetivo final era que cada estudiante o grupo creara un emprendimiento o una empresa desde cero, desarrollando su sitio web, logo, paleta de colores y la crucial presentación de una marca creada por cada uno.
Los resultados superaron todas las expectativas, con ideas que demostraron una creatividad asombrosa. "Uno de los alumnos dijo que él quería reciclar botellas de plástico, transformarlas en hilo para la impresora 3D y hacer canilleras que llevarían los nombres de quien las comprara", detalló admirada la directora por la iniciativa.
Lo interesante, recalcó Farina, es que "pensar la empresa no estaba en el workshop, eso lo hizo con su profe".
Otros alumnos aplicaron lo aprendido a negocios familiares, como el taller mecánico de un padre, demostrando la inmediata aplicabilidad laboral de los conocimientos.
A pesar del protagonismo de la tecnología, Farina fue contundente al afirmar que el rol del docente no solo no desaparece, sino que se vuelve más crucial en la clase. "Lo que nos dimos cuenta es que sin tutorización del profe real, no hay un aprendizaje efectivo", señaló la directiva.
Así, el docente se transformó en "un tutor, un mentor, una persona que los estaba incentivando todo el tiempo". Cuando los adolescentes se sentían abrumados o bloqueados por las preguntas de ZOE, era el profesor quien intervenía, moviéndose de un banco a otro ya que cumplía el rol de “ser un puente hacia el conocimiento".
La experiencia fue un proyecto de aprendizaje basado en proyectos (AVP) que involucró a toda la institución. Durante las mañanas dedicadas a ZOE, los profesores de geografía, matemática, lengua o música se sumaron a la dinámica. De esta forma, simultáneamente a sus alumnos, los profesores hicieron también el curso lo que convirtió al cuerpo docente en una "comunidad de aprendizaje" que analizaba la herramienta en tiempo real.
DESAFIOS
La implementación de la prueba piloto encontró los primeros desafíos por superar antes de comenzar su implementación. No fue la capacitación docente, sino algo más básico como dotar a la escuela de una conexión a internet estable. Los padres cumplieron un rol importante para solucionar este primer escollo.
Asimismo, las sorpresas positivas que surgieron de la experiencia fueron inmediatas y una de ellas fue el lenguaje formal y cortés utilizado por la IA durante el curso. "Zoe es súper correcta cuando chatea con una persona", explicó Farina que fue testigo de la sorpresa que esto generaba en los alumnos cuando la IA los saludara cada vez que iniciaban una conversación.
La situación planteó un próximo tema para un curso para realizar con Zoe. "Nos hizo pensar en lo de la oratoria", comentó la directora que ve cotidianamente las expresiones de los alumnos cerca de la informalidad y la descortesía urbana.
EXPERIENCIA
Otra revelación fue la autonomía de los alumnos frente al uso de la IA. En un punto de la instrucción, cuando se les pidió buscar conceptos en los videos del curso, en lugar de volver a verlos, "los preguntaba directamente al chat", una solución intuitiva que los adultos no habían previsto.
En tanto, La Prensa pudo consultar a varios alumnos los beneficios y dificultades que se les presentaron en el momento de interactuar con Zoe. “Lo que más me gustó y lo que menos me gustó fue lo mismo, que la guía me respondía todo en instante. Era buenísimo porque no tenía que esperar ni quedarme con la duda, pero al mismo tiempo era malo porque a veces eran demasiadas las preguntas que me mandaba”, explicó Camila, de cuarto año de la orientación de Arte de Audiovisuales.
Una visión similar tuvo Josefina, del mismo año, que respondió que “nuestro profesor estuvo siempre presente en todo momento. Eso fue clave porque si no entendíamos bien la pregunta que nos realizaba Zoe, el profesor nos ayudaba enseguida. La inteligencia artificial fue como un apoyo útil para practicar y resolver las dudas rápidas, pero nunca fue para reemplazar al profesor. Siempre vimos como un complemento, no como un reemplazo a los docentes”.
EVALUACIONES
La evaluación del aprendizaje se integró a las materias curriculares. La presentación final de los sitios web se ligó a materias como Transformación digital, Robótica o Lenguajes audiovisuales, según el año.
Para Farina, la experiencia de trabajar con ZOE demostró que la IA es un nuevo y potente "soporte del conocimiento, como también lo fue la Enciclopedia, como Encarta y como es Wikipedia".
Al ser consultada sobre si la Inteligencia Artificial reemplazará al docente en la clase, Farina fue determinante al señalar que "El que ve si desayunó ese día, si el chico tiene frío porque se olvidó una campera. Eso somos nosotros, los docentes, nadie más".
La experiencia, perfectible y agotadora por ser un piloto, demostró que el futuro requiere una profunda reforma en la formación docente, ya que "en los profesorados no existe nada que tenga que ver la inteligencia artificial dedicada a la educación".