Por Carlos Pérez *
Con una cuenta corriente cambiaria que hace doce meses se presenta en terreno negativo, se ponen de relieve dos necesidades clave. Por un lado, la de mejorar la productividad y disminuir el costo argentino. Por el otro, la importancia de conseguir mayores ingresos de dólares.
En este marco, resalta que el nivel de reservas continúa siendo escaso frente al óptimo que surge del análisis teórico para la economía argentina actual. En definitiva, a la espera de los abultados dólares que podrían entrar en los próximos años producto de las exportaciones mineras y energéticas y de las inversiones del RIGI, entre otros, el desafío es que en el corto plazo ingresen dólares que permitan abastecer la demanda de divisas, así como acumular mayores reservas, aunque cuantos más sean los dólares financieros mayor será el riesgo de volatilidad cambiaria.
A pesar de liquidaciones del agro en máximos históricos (u$s 11.700 millones en los primeros cinco meses, sólo superados por los años 2021 y 2022 en los cuales los precios internacionales eran muy superiores), la cuenta corriente cambiaria continúa presentando registros negativos desde junio del año pasado.
En el acumulado a abril ya presenta un déficit de u$s 4.800 millones, previéndose para 2025 que resulte en un rojo de u$s 15.000 millones. En primer lugar, esto se explica por un saldo comercial que se prevé más acotado (u$s 7.300 millones vs. u$s 18.700 millones en 2024), en función de la dinámica de las importaciones (23,1% i.a. estimado para 2025), más allá de exportaciones con una leve suba (1,6% i.a.).
En segundo lugar, la cuenta de servicios comenzó a verificar en los últimos meses un déficit más pronunciado (- u$s 4.200 millones enero-abril), en particular por mayores egresos netos en el rubro “viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta” (- u$s 3.600 millones), y acumularía un rojo de u$s 11.800 millones en todo el 2025.
Por su parte, el ingreso primario y secundario, donde destacan los pagos de intereses de deuda, se ubicó en torno a los u$s 2.700 millones en el acumulado en los primeros meses del año, previéndose que totalice u$s 10.500 millones en todo el año.
De este modo, el déficit de cuenta corriente cambiario previsto para el año 2025 podría alcanzar el 2% del PBI (u$s 15.000 millones), revirtiéndose respecto del equilibrio registrado en 2024 (u$s 1.700 millones, representando un 0,3% del PBI).
En términos comparativos, se ubica en línea con el resultado de cuenta corriente de algunos países de la región (como Chile: -1,5% del PBI y Colombia: -1,8% del PBI en 2024) y por debajo de otros (Brasil: -2,8% del PBI y Paraguay: -3,8% del PBI).
Esto implica que entre junio y diciembre deberían ingresar por la cuenta capital y financiera montos que equilibren este rojo en la cuenta corriente cambiaria. En detalle, contemplando la deuda de privados y del gobierno nacional, considerando el ingreso de u$s 1.000 millones del Bonte 2030 y una formación de activos externos (FAE) en torno a los u$s 750 millones mensuales, asumiendo el ingreso de los desembolsos del Fondo Monetario Internacional y organismos internacionales ya anunciados y un repo de u$s 2.000 millones, restarían unos u$s 4.000 millones de dólares financieros extras que permitan acotar tensiones cambiarias en los próximos meses.
En efecto, en un contexto de dolarización de portafolios en la previa electoral, los egresos por FAE podrían ser más elevados que los previstos (en abril registró -u$s 2.000 millones), pudiendo generarse una mayor volatilidad del tipo de cambio dentro de las bandas.
Vale realizar un paréntesis para destacar que la cuenta del Tesoro en moneda extranjera en el BCRA ya registra u$s 4.500 millones que le permiten enfrentar los próximos compromisos en moneda extranjera.
En el marco de una cuenta corriente cambiaria negativa, y a la espera del salto exponencial en las exportaciones de la minería y la energía (cuyos saldos comerciales podrían implicar un extra de u$s 25.000 millones anuales hacia 2030), las grandes inversiones producto del RIGI y otros, los ingresos de dólares resultan claves para generar una oferta que acompañe la demanda de divisas. Más allá de esta necesidad de mayor oferta en el mercado oficial de cambios hacia delante, y que las autoridades ya cuentan con los dólares para enfrentar los compromisos en moneda extranjera de estos meses, resulta igualmente fundamental acumular más reservas que permitan levantar las restricciones cambiarias aún pendientes.
A este respecto, si bien existe una libre flotación, el cepo cambiario sólo se liberó parcialmente para las personas. La mayor demanda de las personas físicas se cubrió con mayores liquidaciones del agro en el mercado oficial de cambios dada la eliminación del dólar blend. Sin embargo, el nivel de reservas no es suficiente para una liberación total, permaneciendo las empresas con restricciones para acceder libremente a adquirir divisas.
* Director Coordinador de la Fundación Capital.