Cultura
HOMENAJE AL NOVELISTA Y ACADÉMICO EN EL INSTITUTO DE CULTURA DEL CUDES

Abel Posse, un escritor insoslayable


El novelista y ensayista Abel Posse, fallecido hace poco más de dos años, fue homenajeado días atrás en el Instituto de Cultura del Centro Universitario de Estudios (Cudes), con la presencia de especialistas que trabajaron a partir de borradores originales en la edición póstuma de Los heraldos negros, novela que cierra la tetralogía del Descubrimiento y Conquista de América, con la que el autor, al decir de uno de ellos, "alcanzó la cima de su arte".

El acto, que contó con la presencia de numerosas personalidades de la cultura, embajadores, políticos, periodistas y académicos, comenzó con la proyección de una larga entrevista que le hiciera a Posse el poeta, narrador y periodista Antonio Requeni, siguió con una secuencia de fotos de la vida del homenajeado, y luego hablaron por turnos la profesora María Elena Vigliani, de la Universidad Austral; el doctor Roberto Esposto, de la Universidad de Queensland (Australia) y el doctor Romain Magras, de la Université du Littoral Cote d'Opale (Francia).

Vigliani destacó la vigencia de la obra de Posse (1934-2023), un escritor, humanista y diplomático que es "crecientemente reconocido y estudiado en el mundo entero", al que poco menos que consideró insoslayable para reflexionar sobre el presente.

Posse es, para la profesora, como el “tábano que aguijonea el lomo de un noble pero perezoso corcel, y por eso es necesaria la lectura de su obra. Leerlo supone enfrentar el método socrático que impone el examen de la propia vida".

"Con sus indagaciones, estimula el pensamiento crítico, nos prepara para la comprensión e interpretación de nuestro mundo multirracial y multicultural; nos induce a mirar al diferente, con ojos y palabras comprensivas", señaló.

En especial señaló cómo opera en sus libros "el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad". Porque el escritor "invita a recuperar la originaria fuerza y voluntad de existir de los argentinos" y porque en sus obras hay "una esperanzada insistencia que agita conciencias sobre el mejoramiento en la educación, el cultivo de los valores, la probidad política. Nos previene sobre el peligro de la mediocridad, la falta de orgullo, de espíritu de grandeza, de fantasía creadora".

El profesor Esposto se refirió a Posse como un escritor que "exige un considerable esfuerzo intelectual de sus lectores", porque la suya no es una simple literatura de entretenimiento sino "una escritura que ambiciona abarcar lo histórico, lo filosófico, lo cultural, lo poético y lo profundamente existencial de la experiencia humana en América y el mundo". Pero, a cambio, destacó que se trata de "una literatura capaz de despertar la imaginación y el asombro".

Señaló que en todas las novelas de esta tetralogía está presente ese "desmesurado cometido de querer contarlo todo: los orígenes de la identidad americana, el encontronazo de cosmovisiones de los mundos americanos y europeos, politeísmos originarios y monoteísmo judeocristiano, el catolicismo imperial, el auge y ocaso de la modernidad occidental, las heridas del colonialismo, y el viaje como odisea exterior e interior".

La tetralogía está compuesta por Los perros del paraíso (1983), donde aparece un místico Cristóbal Colón en busca del Edén; Daimón (1978), en la que deambula por casi quinientos años el conquistador Lope de Aguirre convertido en un fantasma, hecho un zeitgeist de la historia de América; El largo atardecer del caminante (1992), que son las memorias secretas del náufrago Álvar Núñez Cabeza de Vaca, quien emprendió una descomunal caminata en cuero, sin espada ni cruz, desde las costas de Florida por el suroeste estadounidense hasta México, y Los heraldos negros, que es la aventura alucinada de un grupo de jesuitas en la selva de Bolivia para crear la representación de la ciudad de Dios en la Tierra.

En opinión de Esposto, las cuatro obras representan "un sacudón al género de la novela histórica tradicional", ya que en ellas el autor sustituye la recreación detallada de la época por la representación de ideas filosóficas, a la vez que propicia la "distorsión consciente de la historia mediante exageraciones y anacronismos".

"Cargadas de ironía, humor y sarcasmo, exageraciones y anacronismos, en estas novelas Abel Posse incita al lector a meditar sobre las secuelas del pasado en nuestro presente", sostuvo Esposto, quien aseguró que con esta tetralogía el escritor "logró alcanzar la cima de su arte".

LA EDICION

Romain Magras, a su turno, se refirió a la larga gestación de Los heraldos negros, cuya escritura se extendió por cuatro décadas, y al “apasionante” trabajo de arqueología literaria que supuso para él y para Esposto la preparación de esta edición póstuma, realizada con ayuda de la viuda de Posse, Sabine, a partir de los diferentes manuscritos encontrados tras la muerte del escritor.

Una aventura que exigió reunir y ordenar mucho material “disperso en diferentes lugares”, y que obligó a “hacer múltiples verificaciones y comparación de versiones”. En su exposición, Magras enumeró diversas razones por las cuales Abel Posse demoró la escritura de esta novela, como la expectativa que había suscitado la obra, y señaló que en ella decidió enfocarse explícitamente en el tema que vertebra, en filigrana, toda su obra poética y novelesca: la cuestión de la religiosidad, del Mal y de la culpa en la fe judeocristiana, y la búsqueda de respuestas a las aporías de la condición humana”.

A juicio del especialista, Los heraldos negros brinda nuevas nuevas claves de aproximación a la “tetralogía del descubrimiento y de la conquista” y confirma, si cabía, a Abel Posse como uno de los más brillantes escritores latinoamericanos”.

Hacia el final del acto, el director académico del Cudes, Roberto Bosca, mantuvo una amable entrevista con Sabine Posse-Langenheim, viuda del escritor, quien contó anécdotas de la vida de Posse y de sus encuentros con otras grandes plumas de su época, como Borges o Mujica Lainez.