Mirador político

Un gobierno de imágenes

El Gobierno hizo callar a sus voceros y ahora se comunica por imágenes. A principio de mes Cristina Kirchner difundió una de ella y Sergio Massa en el Senado. Declaraba de manera no verbal que lo ponía a cargo de la gestión en lugar de Alberto Fernández.­

La siguiente imagen fue la difundida por Massa. Lo mostraba rodeado por su equipo del área de Energía. Estaba también el secretario saliente, puesto ahí por Cristina Kirchner. En esa foto no estaba la vice, pero era otro mensaje de ella. Decía: a mí no me miren; Massa tiene el control total. Aunque también debería avisarle a Alberto Fernández que quiere convocar a empresarios y sindicalistas mientras Massa está en otra cosa.­

La vice gobernará mal, pero comunica bien. Las imágenes son más forma que contenido. Hubo una cesión temporal del poder, pero no se sabe cuánto, ni hasta cuándo. Se conocen las intenciones de Massa, pero no su plan. No se sabe si habrá un cambio real del desastroso rumbo económico o uno gatopardesco.­

Solo para la militancia que está cada vez más devaluada hay mensajes explícitos como el del camporista Larroque que dijo: "Sin Cristina no hay peronismo y sin peronismo no hay país". Una consigna menos verosímil que las promesas anticorrupción de Massa. Puro ruido lingüístico.­

De allí la cautela de los mercados y de las corporaciones. No sólo de los empresarios, sino de los sindicalistas que prometen marchar y de los piqueteros, que ya marcharon. Hasta la Iglesia muestra desconfianza, la misma desconfianza que vocifera Grabois. Es decir la de Bergoglio. Nadie ignora que el flamante ministro, como cualquier lobbista, tiene amigos y enemigos cambiantes, sólo intereses permanentes.­

Se ha dicho que Massa no tiene programa sino parches. Se ha dicho menos, en cambio, que promete enfrentar la crisis, pero sin erradicar los abusos, prebendas y corruptelas que alimentan el aparato electoral peronista. La situación fiscal es insostenible, pero no difundió números concretos de cuánto recortará ni a qué sector.­

Los números del descontrol de los últimos dos años y medio son imponentes. Según IDESA, entre el primer semestre de 2019 y el de 2022 el gasto público creció 20% más que la inflación. Pero no creció parejo. Las jubilaciones perdieron el 3%, mientras que las asignaciones familiares crecieron un 10% y los planes asistenciales lo hicieron en un 297%. La clientela electoral del kirchnerismo está en los planeros y no en las clases medias pauperizadas por Alberto Fernández. Al asumir Fernández suspendió la actualización de las jubilaciones por ley y la reemplazó por aumentos discrecionales. Resultado: pérdida de ingresos para los jubilados, las organizaciones piqueteras con cajas monumentales y Mirta Tundis insultada por la calle.­

¿Cortará Massa ese negocio electoral? Muy improbable. No habrá foto de Massa diciéndole a los piqueteros que a ellos también les llegó el ajuste. Más que foto sería un espejismo, porque el único "programa" del gobierno consiste en llegar como pueda a las elecciones y retener los votos alquilados.­