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El caballo de Troya

"Liberemos la marihuana'', dicen. Una situación que ya está en desarrollo como meta cultural.

Gramsci, en sus escritos, enseñó que la meta central era cambiar las bases de la civilización surgida del judeocristianismo, del pensamiento griego y de la sociedad moderna. Ya no era importante la lucha de clases, sino implantar una nueva cultura que hiciera caer como un castillo de naipes todo lo anterior, y para ello solo era necesario modificar el sentido común: "El cambio de sentido común debe ser lento y gradual, no una guerra abierta; una de las estrategias capitales son los rodeos e insinuaciones'', decía Gramsci.­

La política de drogas y su liberación forma parte del nuevo credo de la `progresía', más allá de los daños evidentes que esto causa (por supuesto que sucede en países a conquistar, no en el resto de los ya dominados).­

El caballo de Troya alude al dicho popular: dejarle a alguien un presente griego como aquello que encubre un engaño y una trampa. Surge en `La odisea', de Homero, y en `La eneida', de Virgilio, en donde para tomar militarmente Troya, como resultaba imposible atravesar las fortificaciones, se les regala a los troyanos un presente que era un caballo de madera, luego recordado como el caballo de Troya lleno de soldados que, una vez introducidos en la ciudad, la toman. Durante la noche los guerreros salieron del enorme caballo, mataron a los centinelas y permitieron la entrada del ejército griego provocando así la caída definitiva de Troya. Los troyanos eran muy creyentes y los que lo engañaban le decían que el caballo era un regalo de los dioses y cayeron en el engaño.­

Haré notas sobre la marihuana, ya que de alguna manera si no despejamos ciertas confusiones provocadas adrede, debido a los enormes intereses económicos y geoestratégicos que están en juego, esta droga de efectos euforizantes y alucinatorios es nuestro `caballo de Troya'. Es más, creo que ya entró en la sociedad con toda fuerza, porque ha cambiado el sentido común de la noción clásica. Con la evidencia científica de que las drogas dañan se ha pasado a la implantación de la cultura de la aceptación de las drogas. Ya estamos frente a una epidemia de consumo de drogas en general (con la marihuana y el alcohol como ejes) y ciertas actitudes e incluso ciertas vacilaciones conceptuales en personas con poder de decisión son verdaderamente preocupantes.­

La normalización del consumo de drogas pasa por la liberalización de la marihuana minimizando sus efectos, la crítica a todo programa preventivo y a todos los sistemas asistenciales, y el cambio por una supuesta `educación' sobre el uso racional de drogas. No se habla de los padecimientos que estas traen y se repudia los estudios cerebrales sobre el daño que generan; así se va armando el caballo de Troya sobre la base de grandes intereses económicos e ideológicos.­

Todos estos movimientos tienen financiadores y fundaciones que los avalan. Cuando en los '80 estudiaba en los Estados Unidos, las grandes empresas ayudaban en programas preventivos. Hoy son financiadoras de todas estas campañas e incluso participan en la producción de drogas, en la comercialización de alimentos y cosméticos con drogas, en negocios de venta de plantas, etc. Al mismo tiempo se observa desde círculos científicos y de la salud los costos que esto está trayendo en las vidas: hay patologías psiquiátricas y daños familiares.­

La propia Nora Volkow (máxima autoridad en los Estados Unidos en el campo de la salud pública) dijo en su último trabajo: "A dónde vamos con todo este experimento social''.­

Un grupo de padres, científicos, operadores y profesionales en el campo de la adicción han realizado para `Rusia Today' un video impactante de las consecuencias de lo que se llamó "experimento social''. Hablan padres con hijos que se suicidaron; otros en donde se desató un brote esquizofrénico. Se buscaba bajar la venta ilegal y sucedió todo lo contrario. Surgieron dos mercados al mismo tiempo: el ilegal y el legal. Esto se expandió a varios estados. Hoy California lo sufre, Washington, Nueva York y tantos otros. Aumentaron progresivamente la potencia de los principios psicoactivos (tetrahidrocannabinol o THC).­

1- Desde la década de '60 hasta la de '80, el contenido de THC en las flores o en capullos era inferior al 2 por ciento.­

2- En la década de 1990, el porcentaje aumentó al 4 por ciento. Para 2017, el rango promedio fue del 17 por ciento al 28 por ciento para las cepas más populares. En los alimentos, cosméticos y resinas llega al 95 por ciento y en la mezcla con la cocaína se la vende al 85 por ciento.­

Los médicos de Colorado hablan de la maduración cerebral dañada por el uso de drogas, ya que hasta los 25 años no hay un desarrollo completo (déficits de control y regulación emocional, síndrome amotivacional, accidentes de tráfico, autolesiones, etc). Por cada dólar que ganan en impuestos por la venta, se gastan cuatro dólares por las consecuencias (psiquiátricas, sociales, daños sociales, etc.), observan desde el Departamento de Salud de Colorado.­

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SEMBRAR CONFUSION­

El Dante en la `La divina comedia' enseñaba que "la confusión es el principio del mal de las ciudades''. Hoy la confusión se implanta como estrategia para lograr ciertos fines. Por ejemplo: el uso de determinados componentes, que se deben aislar en un laboratorio y deben ser manejados por especialistas médicos para el tratamiento de ciertas enfermedades (epilepsias refractarias, por ejemplo), se derivan a la producción casera de productos autorizando autocultivos; que cada vecino tenga plantas de marihuana en su casa.­

De ahí, se salta al consumo popular de esta droga como un derecho olvidando el derecho a la vida y a la salud como ejes de cualquier decisión que tenga que ver con la salud pública y el bien común. ­

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NO OLVIDAR LOS DAÑOS ­

A modo de introducción diremos que la marihuana interesa y agrede a todos los órganos, pero fundamentalmente agrede al `órgano blanco', el cerebro. Las experiencias psicóticas, la pérdida de la capacidad cognitiva (memoria, pensamiento, atención) y fundamentalmente la motivación (apatía, abulia, desgano, abandono de la escolarización) son claves cuando el consumo se hace dependiente.­

La marihuana -digámoslo sin temores- es adictiva, ya que altera distintos circuitos cerebrales tanto químicos como eléctricos del sistema nervioso. El uso temprano (hoy este fenómeno es habitual) es mucho más dañino. Los que trabajamos en los tratamientos sabemos que hay una transmisión generacional del consumo (de padres a hijos) e incluso peleas por la posesión de las plantas.­

Esto no nos pasa solamente a nosotros, en los Estados Unidos (Colorado, Washington, Nueva York, Washington, Oregon y Alaska) se ha liberado la `marihuana recreativa'. El objetivo era reducir el narcotráfico y se ha logrado precisamente lo contrario, ya que se vende en tiendas, pero además se ha duplicado el comercio ilegal que ofrece precios más bajos y no pagan impuestos. La legalización en estos estados no impidió el mercado negro, sino que lo ha promovido. Los carteles de la droga no se sienten intimidados por la legalización, sino que la esperan. En Uruguay está pasando lo mismo.­

La tarea central se ha logrado, como es la de trivializar el consumo y la de banalizar los daños. Lo demás viene solo. Hoy en los Estados Unidos la marihuana después del alcohol es la primera droga de elección y de consulta, ya que es imposible abandonarla.­