Claves de la sociedad­

El adiós a `Roe vs Wade'­

POR MILAGROS BITTI *­

­Desde el 2018 hasta ahora, se ha intentado mostrar una juventud que quiere el aborto. Se ha utilizado específicamente la influencia de figuras públicas, actrices, cantantes, referentes que han salido con sus pañuelos verdes a pedir su legalización y a imponerlo como una moda entre los adolescentes.­

Se hablaba de una revolución joven. La de las hijas. Sin embargo, desde el 2020, cuando finalmente el presidente Alberto Fernández decidió convertir en ley el descarte de seres humanos, esta espuma de la "marea verde" empezó a bajar. La moda del aborto no encajaba ni con lo que los jóvenes necesitan, ni con lo que ellos mismos piden, sino que se usó para tapar la realidad de Argentina

Hace dos semanas el mundo volvió a mirar hacia esta realidad durísima del aborto; esta vez, con una noticia histórica de por medio: la caída del `Roe vs Wade' en Estados Unidos puso fin al aborto en ese país como un derecho constitucional.­

 

Desde los debates legislativos en nuestro país se ha insistido con esta idea de que "el aborto es progreso", que "es cosa de los jóvenes" y que "el mundo nos estaba mirando". Ahora bien, con el diario del viernes y el impacto que ocasiona para el mundo el gran retroceso del aborto en Estados Unidos pareciera quedar más evidenciado que nunca que nada de ello es así: una corte diversa que aportó el voto de una jueza mujer, y un juez de raza negra nos muestra que lo más progresista es proteger la vida de los niños por nacer y sus madres.­

En Argentina esta histórica decisión causó el fastidio de mujeres de la tercera edad que se manifestaron en la embajada de Estados Unidos; y también de políticos que en vez de preocuparse por nuestra educación, nuestra situación económica y las posibilidades cada vez más escasas que tenemos los jóvenes para desarrollarnos en nuestro país, pasaron más tiempo militando el aborto y no se privaron de "repudiar" el histórico fallo de la Suprema Corte estadounidense.­

A los jóvenes nos cansaron. Nos usaron como "promesa de progreso" con una política que solo elimina unas vidas y destruye otras. Nos quisieron poner en el medio de la grieta de los políticos que responden a intereses internacionales y el pueblo que viene reclamando soluciones reales para los problemas reales.­

Hoy la realidad está a la vista: el aborto es un reclamo minoritario y no responde a la agenda de la juventud. Y por si esto fuera poco, el mundo nos está mirando por el gran papelón que estamos haciendo. El aborto es el verdadero retroceso del siglo XXI y así lo ha dejado en claro la sentencia que llegó a cambiar la legislación estadounidense después de cincuenta años.­

La verdad sale a la luz. Y nuestra verdad es dura: mientras perdimos años debatiendo sobre la vida y la muerte de los más vulnerables, los jóvenes somos­ protagonistas de una crisis educativa y de una oferta de oportunidades que­ pareciera mostrarnos que la única salida está en Ezeiza.­ 

Sin embargo, el triunfo de la vida norteamericano nos demuestra que somos parte­ de esta generación. La que llega después del fracaso social del  aborto. Y somos­ miles los que a pesar del presente que nos toca vivir decidimos comprometernos­ por los abandonados por esos políticos que solo miraron al establishment y se­ dedicaron a instalar la cultura del descarte en nuestra legislación.­

La generación después del aborto. Somos los que acompañamos a esas mujeres en­ situación de vulnerabilidad a quienes hoy el Estado solamente les ofrece un aborto o un subsidio pero les sigue obstaculizando el acceso a la salud y cuidado de sus vidas y la de sus hijos. Somos los que nos comprometemos con esos niños, niñas y adolescentes que merecen aprender a leer y escribir antes que tener pizarrones llenos de ideologías.­

Somos nosotros. Los que con al menos tres décadas menos que esos que nos gobiernan, somos parte de la generación que viene después del aborto. La que­ entiende que esa no es una solución y la que trabaja en los problemas reales.­

Nosotros celebramos que el mundo esté hablando de esta forma: a favor de la vida, con leyes más justas y humanas y verdaderos derechos. Esos derechos son los que seguiremos defendiendo y protegiendo. Y ahora no nos detendremos. Lucharemos los años que hagan falta para que en Argentina también triunfe la verdad: no existe un derecho a abortar, porque no existe un derecho a descartar a otro.­

Vinimos a terminar con las dialécticas hipócritas del pasado. La vida vale. Y todas las vidas nos importan. Por esas mujeres condenadas al aborto y por esos niños condenados a morir, seguimos de pie y desde el norte hasta el sur del continente lo gritamos fuerte: ayer, hoy y siempre, el camino será el de cuidar y salvar las dos vidas.­

 

­* La autora es de Mendoza, directora nacional de "Derecho al futuro" en la Asociación Civil "Frente Joven". Diplomada en Derechos Humanos por la Universidad Austral.­