Claves de la ciencia

Divulgación: la fase obligada

Por Martín López Lastra *­

­­En un país con profundas desigualdades sociales y muy dependiente de los altibajos de un sistema globalizado salen a la luz las necesidades de cambio y de progreso para la realización humana, no sólo para superar décadas de penurias, sino para alcanzar dignidad y libertad en la cual ningún obstáculo impida alcanzar autonomía plena para definir sus propias condiciones de calidad de vida. En este contexto, surge como imperativo ético que se haga una devolución hacia muchos hombres y mujeres que con su esfuerzo laboral y económico contribuyen, por ejemplo, a un sistema universitario, pese a que no todos han recibido directamente los beneficios de una formación en ese ámbito.­

Así las cosas, la reforma universitaria argentina que ya ha cumplido sus primeros cien años ha consolidado un discurso con principios emblemáticos para integrar a la Universidad con la sociedad.­

Sobre la autonomía, cogobierno, cátedra libre y paralela y otros principios emanados de la reforma, interesa aquí uno de ellos que es el de la extensión universitaria o aquel mediante el cual directamente se transfiere a la comunidad el conocimiento y las experiencias validadas desde una perspectiva académica y científica. De allí que surjan con entusiasmo y dedicación muchísimos trabajos en los barrios, en las fábricas, en las escuelas y en todo ámbito donde puedan resultar útiles y necesarios. Esto implica muchas veces una riquísima tarea de organización comunitaria por demás dinamizadora desde lo social y cultural. Lo vemos a diario en la calle o por anécdotas que nos relatan vecinos y vecinas. Desde un consultorio jurídico gratuito, talleres de cultura, experiencias con servicios públicos en zonas con necesidades extremas y mucho más.­

Lo cierto es que las experiencias de extensión suelen ser de un alcance cuantitativo limitado y también suelen tener un sentido unidireccional desde una cátedra o área de extensión.­

Difícilmente se tenga toda la información sobre necesidades de conocimiento de muchos hombres y mujeres que, por determinadas razones, no han podido cursar alguna carrera, pero con placer escucharían a docentes y profesionales formados en una universidad.­

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SACIAR LA SED DE CONOCIMIENTO­

Una rama de la extensión universitaria bien podría pasar por una experiencia sistematizada y formalizada de divulgación que, según la definición de la Real Academia Española es: "Publicar, extender, poner al alcance del público algo". Ese "algo" para el gran público es el dar respuestas a necesidades de conocimiento, para incorporarlo o para perfeccionarlo en función de la vida cotidiana y laboral de cada uno de nosotros.­

Se trata de saciar sed de conocimiento en la sociedad, como una importante alternativa, para muchos hombres y mujeres que tal vez no desean o no tengan ya tiempo para otras vías formales, sino ámbitos de contención y horizontalidad con docentes, investigadores y productores de saber en general.­

Por ello, sería importante un modo de divulgación universitaria con dinámica bidireccional. En la cual no sólo la universidad salga a la calle, con experiencias en barrios, con medios y redes de comunicación propios, sino que también genere ámbitos para aceptar y contener a hombre y mujeres que requieran transferencia de conocimiento.­

Sería posible, en ese sentido, habilitar espacios digitales web y en redes, generar clases públicas de divulgación o conversatorios o dramatizaciones y ciclos de cines especialmente seleccionados. O eventos y congresos que respeten ese formato de poner y exponer a la producción académica y científica al alcance del público.­

Es conocido que en muchas universidades hay cátedras públicas que realizan una loable labor de vinculación social, pero tal vez se requiera a partir de esos espacios alguna estrategia conjunta para orientar y profundizar esa línea de acción.­

También es cierto que hay reconocidos trabajos cotidianos en los cuales se vuelcan, a través de la difusión, muchas experiencias universitarias, pero que se inscriben en estilos adaptados para reproducción mediática y en redes que no siempre pueden promover un alcance aún mayor en lo social.­

Hoy en día, en momentos en que se reclama que el estado hable en "lenguaje claro" y sin tecnicismos asoma la oportunidad de intervención de todo un sistema universitario para redondear una vinculación y una inserción con el amplio campo social. Por eso, el registro de lo que acontece puertas afuera de la universidad, a través de escuchar a la gente y sus necesidades, nos puede complementar esa bidireccionalidad necesaria para pensar y consolidar nuevas formas de divulgación. Sabemos que mucho se ha escrito al respecto, pero conviene reforzar, a modo de simple aporte, una idea fuerza que podría ponerse al servicio de un principio que es estratégico en la vinculación de la Universidad con la comunidad.­

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* Doctor en Comunicación (UNLP).­