Covid-19: vaivenes de la política pública para el sometimiento

Cuando se retrocede en una restricción, como con el uso del barbijo en la vía pública, se triplican desatinos como el pasaporte verde y la promoción de compuestos insuficientemente probados y mucho más caros para tratar el covid-19.
El pasaporte será indispensable para entrar en EE.UU. Curioso, porque no lo requiere para la circulación de sus habitantes ¿Será que los amenaza el ingreso de una población mayor que la propia? ¿O quieren proteger a los inmigrantes?
Otros interrogantes suscitan las estrategias sanitarias que pretenden implementar con los niños, pese a que tienen una inmunidad natural muy alta contra el virus y una mortalidad tan baja como el 0,002 por ciento, o sea, el 2 por 10 mil. Y, lo más grave es que en la Argentina la Sociedad Argentina de Pediatría avala tales estrategias. 
Tampoco es posible responder por qué se han empecinado en desacreditar medicamentos de fuentes naturales. Así ocurrió con cinco líneas de tratamientos eficaces contra alguna fase del covid-19: ivermectina, ibuprofeno, hidroxicloroquina, melatonina, colchicina. Son todas de origen natural, con patentes vencidas y por estas razones a costos módicos. En caso de complicaciones, se sumarán medicamentos baratos por su antigua data, como los corticoides. En Francia, la hidroxicloroquina quedó limitada a Marsella, luego de que su mentor, el infectólogo Didier Raoult, debió aceptar una negociación con el Gobierno que actuó a instancias de los laboratorios. Además, Bolivia autorizó el uso del CDS (dióxido de cloro) y en la Argentina ya hay un ensayo clínico en marcha. 
En nuestro país también hubo una movida similar, primero con el lopinavir y luego con el remdesivir, al punto que se incluyeron por un tiempo en los protocolos oficiales, con éste último a USD 5.000 por enfermo en el medio privado y a USD 2.500 en el hospital público. Genera aún más duda por qué el remdesivir se produce en un solo laboratorio, Gilead, propiedad del Ministro de defensa de George Bush, Donald Rumsfeld, del que compramos Tamiflú para una epidemia de gripe aviar en 2009 que en Argentina no fue tal…
Como los pilares de la actual política pública contra la pandemia no pueden sostenerse en su versión conspirativa contra la ciencia, se sostienen, recrean y rehacen permanentemente, como el Ave Fénix: 
• La Comisión Europea del Parlamento Europeo propone tratar el covid-19 con cinco medicamentos nuevos, sintéticos, patentables y por tanto de mucho mayor costo, aún no utilizados en la atención médica.
• Se agita en la Argentina la cepa delta, como un nuevo vagón del tren fantasma que aterroriza y somete a la población. ¿Por qué lo decimos? Porque en la India, origen de esa cepa, la tasa de mortalidad por millón de habitantes es nueve veces menor que la de Argentina.
• En el presupuesto para la Administración Pública Nacional se puede gastar hasta la ridícula suma de $4,5 por habitante y año para prevenir y controlar 15 enfermedades zoonóticas en todo el 2021, incluyendo enfermedades de la dimensión del Chagas, Paludismo y Dengue.
• La Comisión de Expertos en Argentina sigue careciendo de Epidemiólogos, Inmunólogos, Genetistas, Cientistas Sociales y Veterinarios en salud pública, pese a que todas las epidemias de este siglo fueron zoonosis antropogénicas.
Estas transgresiones y atropellos sobrepasan a los organismos de control nacionales e internacionales, como se ejemplifica:
• En los años 90, se disolvió el Organismo de Evaluación de Tecnología (OTA, por sus siglas en inglés) que controlaba a la industria de medicamentos, vacunas y aparatos desde el Senado de EE.UU. David Banta, su Presidente, denunció que renunciaba porque las corporaciones y lobbies de capital privado impedían su accionar. 
• En la Argentina, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) llevó a cabo un experimento prohibido en el mundo cuando fusionó virus de rabia y viruela en 1984. Utilizó las instalaciones de su Centro Panamericano de Zoonosis (CEPANZO) en Azul, Pcia. de Buenos Aires. Recién trascendió cuando se produjo un accidente que contaminó a los empleados, con la consiguiente denuncia penal hasta su ocultamiento y extinción. 
Como en la milonga del poncho, el virus del covid-19 no aparece, según las respuestas negativas de gobiernos de Canadá, Irlanda y Uruguay, cuando se les pregunta si fue aislado y purificado. Tal como en Argentina, se respondió oficialmente a la médica Ana Davérede. 
Tantos absurdos y ocultamientos pueden ser casuales o responder a un plan. Esta duda se resuelve si encontramos fenómenos coincidentes con la llamada pandemia. Como, por ejemplo, la desigualdad, que aumentó como nunca en un año: en 2020 hubo una transferencia del 30% de los ingresos desde el 10% más pobre al 1% más rico. Así lo confirman la Agencia Bloomberg, el instituto de Estadística y Censos de nuestro país (INDEC) y el discurso del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, al inaugurar en estos días su Asamblea General. 
Demasiadas preguntas para una situación sanitaria que necesitaba despejar tantos conflictos de intereses e insensateces antes de comenzar. 

Dres. Mario Borini 
y Ramiro Salazar