Siete días de política
La alianza oficialista colapsó en su segunda prueba electoral
La derrota devolvió al peronismo al estado de naturaleza. La despiadada ofensiva que lanzó CFK sobre Fernández demolió la autoridad presidencial que ningún gabinete podrá ya restaurar.
“Cry «Havoc!», and let slip the dogs of war”
Shakespeare, Julius Cesar, III, 1, 273
Cuando el miércoles pasado Cristina Kirchner resolvió retirar a varios de sus subordinados del Gabinete soltó los perros de la guerra en el interior del gobierno con efectos demoledores sobre Alberto Fernández y la alianza gobernante.
Después de un penoso tironeo que tuvo en vilo al país Fernández
Se entiende así la furia del ataque y las gruesas descalificaciones (`mequetrefe', `ocupa') contra el Presidente de
La batalla se libró a todo o nada, sin medir consecuencias y ante el estupor de una sociedad que tiene una capacidad inagotable para asombrarse de la violencia fáctica o simbólica que está en los genes del peronismo. Si vamos a ser llevados al matadero en noviembre, razonó la vice, no será dejando pasivamente que un Presidente obnubilado y chambón nos arrastre.
Vallejos describió al Presidente poco menos que como un parásito del poder. Destruyó su política económica y sanitaria con más efectividad que cualquier opositor. Y con más saña.
Por su parte,
NUEVO GABINETE
Pero la guerra no termina ahí. En su carta abierta la vice acusó al gobierno de `ajustador'. Exhortó al Presidente a aumentar el déficit y el gasto electoral: la misma letra de Vallejos.
Fernández no entregó inicialmente al equipo económico. Innecesario señalar que esa decisión detonaría la frágil situación monetaria como se lo hicieron saber los mercados anteayer. El viernes el Banco Central debió vender 140 millones de dólares. En septiembre lleva vendidos 556 millones y desde el 26 de agosto, 905 millones. Las reservas perdidas son 972 millones. La devaluación parece cada vez más cercana e inevitable.
El peronismo suele repetir una tautología:
La diatriba de Vallejos fue pedagógica en varios sentidos, pero se destaca el tramo en el que demuele la coalición oficialista calificándola de Frankenstein. Opinó sobre los gobiernos de coalición: ``Un compañero me dijo el domingo siempre que se han hecho ensayos de laboratorios, estos engendros terminan resultando un monstruo; bueno este Frankenstein nos está devorando, pero bueno los gobiernos de coalición frente a fracasos como este cuando pierden la mayoría qué hacen: se van antes o dan de nuevo. Y acá había que armar un gobierno nuevo y tenía que ocurrir el lunes, pero bueno como no hay ningún tipo de previsión ni planificación, no te digo estratégica ni táctica, nada de eso ocurrió''.
La repulsa a lo que fue en verdad una idea de su jefa política considerada en 2019 como `genial' anticipa el futuro.