Cuando el crimen invita a comer

La mafia se sienta a la mesa
Por J. Kermoal y M. Bartolomei
Tusquets. 220 páginas

La Mafia, palabra que procede de la expresión "Mia Fida", que significa "Mi Fe", aquello en lo que creo, mi credo, y la gastronomía siciliana, están íntimamente unidas. No en vano se dice "cuscinare il delitto" ("cocinar el delito"), y se habla de los "pezzi da novanta" ("los que pesan noventa") para aludir a los jefes de la honorable sociedad.

Los mafiosos se reúnen a menudo alrededor de una mesa para festejar, planear o directamente ejecutar sus crímenes. Y desde luego, un capo que no sepa cocinar ni comer como Dios manda, no es respetado en una tierra en la que la comida es una ceremonia casi sagrada.

En este delicioso y apetitoso libro, La mafia se sienta a la mesa, aparecido en 1998 y que ahora reedita Tusquets, Jacques Kermoal y Martine Bartolomei, dos periodistas especializados en la Cosa Nostra, se unen para contar un puñado de historias auténticas de crímenes mafiosos y nos dan el menú y la receta de una comida o una cena relacionada con el hecho. 

Así se puede leer, entre otras, la comida -preparada por él mismo- que le ofreció Salvatore Giuliano al ministro Matarella; el almuerzo mortuorio de Don Calogero Vizzini, emperador mafioso de la isla, que reunió a cinco ministros, cincuenta y dos diputados, tres obispos, sesenta eclesiásticos y a todos los jefes de familia sicilianos; la comida a la que Luciano invitó a los Guerrini en su propio terreno, en el hotel Noailles de Marsella; o el ágape con el que Genco Russo agradeció a Frank Sinatra cuando fuera a presentarle sus respetos en 1963.

Un maravilloso libro de diez relatos, aderezado con sabores y olores suculentos de una de las cocinas más ricas y sabrosas, la inefable cocina siciliana.

Historias de grandes capítulos de la mafia en la que se intercalan las recetas incluidas en los menús de algunos de los más significativos -y a veces cruentos- banquetes con los que esa variante tan distintiva del crimen organizado marcó, o planeó, sus grandes golpes o celebraciones. 

Jacques Kermoal es un narrador hábil y seductor, mientras que Bartolomei describe las recetas con minuciosidad.

Matías Lucas