Historias de un club del ascenso

Carceleros

Por Marcelo Izquierdo
Aguilar. 240 páginas

Está en Devoto. ¿Del lado de adentro o del lado de afuera? El chiste, como si no hubiera otra posibilidad al dirigirse al tradicional barrio capitalino, deja de serlo cuando se habla de General Lamadrid. El humilde club del ascenso no está ni de un lado ni del otro. Su cancha es famosa porque queda pegada a la cárcel, tan pegada, que los presos pueden seguir los partidos que juega Lama desde la altura de las ventanitas abarrotadas que tienen en sus celdas. Y gritarles los goles en contra. Sí, los que les hacen sus rivales, simplemente por maldad. Es que, los detenidos ya no le tienen cariño a Lamadrid como sí ocurría años atrás cuando, por ejemplo, colgaban trapos desde las rejitas apoyando al equipo de la Primera D los sábados.

Esa es la historia que cuenta con gracia, melancolía y dramatismo Marcelo Izquierdo en Carceleros. Lamadrid, el club y la prisión.. Una radiografía de la entidad que nació el 11 de mayo de 1950 y que se fundó frente al Penal de Villa Devoto. Y que, al día de hoy, sigue sin ser dueña de la escritura correspondiente y permanece en litigio con la cárcel, que siempre vio con buenos ojos los terrenos en donde creció tímidamente, y hasta le arrebató un pedazo para construir un depósito.

Izquierdo contó con una ventaja para escribir Carceleros: es fanático del equipo. Y, desde ese lugar de privilegio, rememora sus tiempos de infancia, cuando no se perdía ningún partido del equipo. A partir de sus recuerdos construye la biografía de Lamadrid, a la que va cruzando con historias de vida, como la del temible preso que, cuando salió, se hizo hincha del equipo y trabajó tanto en el club, que terminó siendo uno de los principales dirigentes. O la verdad sobre el General Lamadrid, tremendo caudillo argentino y el por qué de la elección de su nombre para la institución, en una verdadera clase de historia que regala en un par de capítulos imperdibles.