Del relato a la realidad

POR DANIEL ARTANA *

Diferentes referentes del gobierno nacional han marcado a lo largo del tiempo sus prioridades en diversos temas. Transcurrido algo más de un año y medio desde diciembre de 2019 se pueden revisar los resultados en varias áreas.

Salud y economía: la pandemia ha generado en el mundo una gran pérdida de vidas humanas y un daño económico. Es posible aproximar ambos para cada país, aunque en forma imperfecta a partir de los registros de cantidad de fallecidos por Covid 19 y de la caída del PIB.

La información sobre muertos por millón de habitantes se conoce en tiempo real pero en el caso del PIB, no todos los países tienen aproximaciones de esta variable con frecuencia mensual. Por lo tanto, los últimos datos que se consideran a continuación corresponden al primer trimestre del año en curso.
Además, para medir la pérdida de actividad económica es mejor acumular las caídas de cada trimestre respecto del nivel de finales de 2019, de modo tal de captar lo ocurrido en el tiempo y no sólo la foto a comienzos de este año.

El gráfico adjunto muestra la cantidad acumulada de muertos por Covid 19 hasta finales de junio de 2021 y la pérdida acumulada de actividad, sumando la diferencia entre el PIB observado en cada trimestre, ajustado por estacionalidad, respecto del IV trimestre de 2019. Los países de mejor desempeño se ubican arriba a la izquierda y los de peor desempeño abajo a la derecha.

Se puede ver que el desempeño relativo de la Argentina (punto celeste) fue malo. Hay sólo dos de 48 países (Italia y Perú) con peores datos que la Argentina en ambas dimensiones. No pudo acotarse la pérdida de vidas humanas (más de 2.000 muertos por millón de habitantes) a pesar de los casi 40 puntos de pérdida acumulada del PIB.

Reestructuración de la deuda: el gobierno asumió con un diagnóstico no bien fundado acerca de la insostenibilidad de la deuda pública. Finalmente, la deuda en moneda extranjera con acreedores privados se reprogramó, supuestamente para que sea sostenible.

Una reestructuración exitosa requiere que al cabo de un tiempo el país deudor pueda acceder a financiamiento nuevo para poder cancelar los vencimientos de capital que existen. Eso no se ha logrado todavía para la deuda en moneda extranjera; sí se ha podido empezar a renovar la deuda a corto plazo en moneda local en un mercado cautivo por la represión financiera, pero que no tiene el volumen suficiente para poder reemplazar deuda que vence con organismos multilaterales, primero, y luego, con acreedores privados.

Habrá que ver si eso se logra después de las elecciones de medio término, lo que requiere un acuerdo con el FMI seguido de una baja sustancial en el riesgo país. Hay tiempo para lograrlo (tres años) pero las inconsistencias en las decisiones económicas del gobierno han mostrado un retroceso respecto de lo observado el día después de la reestructuración.

Inflación: la tasa de inflación mensual promedio de los últimos seis meses ha sido de 4% (casi 60% anual). La imaginación del gobierno para encontrar culpables parece inagotable: empresarios, precios internacionales de los alimentos e incluso las proyecciones de economistas en el REM. El hecho es que, en casi todos los países, hay empresarios que pretenden maximizar ganancias, también sufren los mayores precios internacionales de los alimentos y hay encuestas de proyecciones de inflación, y casi ninguno ha mostrado un desempeño tan malo en materia inflacionaria.

Es curioso, además, que quienes históricamente sostienen la inflación cost-push no parecen preocuparse de los aumentos salariales crecientes impulsados por el mismo gobierno. Y quienes adhieren a la idea de no atrasar el tipo de cambio no parecen preocuparse por la fuerte desaceleración del ritmo de devaluación mensual, sin que ello venga acompañado de un programa fiscal y monetario consistente con ese cambio.

Exportaciones: en el diagnóstico oficial se enfatiza la necesidad de lograr un aumento en las exportaciones que permita aliviar la restricción externa y no restringir el crecimiento del PIB, que requiere de mayores importaciones de insumos y bienes de capital. Las exportaciones han recuperado en valor por el aumento en el precio de las commodities pero han caído en volumen. Y, para adelante, las medidas que adopta el gobierno hacen cada vez más difícil alcanzar el objetivo.

A los aumentos en las retenciones o bajas discrecionales, brecha cambiaria, y restricciones cuantitativas como las que se pusieron a las ventas al exterior de carne se suma ahora la estatización de la hidrovía. Curiosamente, no hay quejas de los productores que usan esta vía sobre el costo o la calidad del servicio prestado por el concesionario privado ni tampoco se perciben externalidades que puedan afectar a terceros.
Si la estatización resulta en un deterioro en la calidad o en una mayor tarifa tendrá un efecto similar a un aumento adicional de retenciones y un nuevo contratiempo para lograr el tan ansiado salto exportador.

En conclusión, la épica del relato oficial choca con la realidad. Parafraseando a un ex presidente, el problema no es sólo lo que dicen, sino que pasa a ser cada vez más importante lo que hacen.

* Economista de FIEL.