Páginas de la historia

El Origen del Hombre

 “El hombre primitivo no necesitaba leyes...las sentía…”.

Siempre intrigó a los hombres el origen de la raza humana. Cuarenta millones de años, fueron necesarios para que el mono, se transformara en mono-hombre. Otros trescientos mil años, hicieron falta, para que esta especie animal que era el ser humano, aprendiera a sostenerse en sus dos pies y pudiera matar a su presa con instrumentos de piedra.

Cincuenta mil años después, se pudo descubrir el hierro. Entonces, sus métodos de matar fueron más eficaces. Quinientos años más tarde inventó la dinamita y varios siglos después, construyó su primer aeroplano.

Entonces su ingenio para matar a sus semejantes y otras criaturas, se perfeccionó. El hombre es en términos generales, una criatura muy poco inteligente y sus progresos han sido verdaderamente lentos, además su ascenso no ha sido continuo, más de una vez cayó a muy bajos niveles. Pensemos que hace 2400 años, los griegos estuvieron más civilizados, que las grandes multitudes de nuestros días. Destacándose especialmente, en el arte y la filosofía.

Y hace 1.900 años, Roma ya tenía un excelente sistema de desagües.

La corriente del progreso humano se caracteriza por la torpeza y la lentitud de su marcha. Porque el hombre, es un animal perezoso, que sólo avanza si un gran peligro o catástrofe, le hace temer por su vida. En tiempos prehistóricos, el clima era mucho más cálido que actualmente.

Nuestros antepasados recorrían las florestas, comían hierbas, raíces, frutos y carne cruda de otros animales. Eran glotones, musculosos y pequeños. No se cubrían el cuerpo, ni conocían el fuego. Se entendían por gruñidos y gritos entrecortados. Cuando se sentían hambrientos, se lanzaban a vagar solos o en grupos de dos o tres. Así vivieron los hombres primitivos hasta que después de un millón de generaciones, su existencia monótona se vio turbada.

PRIMER PERIODO GLACIAL

Una masa gris, apareció en la distancia. Avanzando lentamente como un monstruo inmenso, mientras el ambiente se tornó muy frío. Los hombres, estaban conociendo la angustia de un extraño dolor. El del frío intenso. El primer período glacial, estaba sobre ellos.

Muchos murieron. Los que se salvaron, buscaron refugio en cuevas profundas, donde ya había otros hombres. Tuvieron que vivir colectivamente para protegerse y buscar calor, de esta manera, nuestros primitivos antepasados comenzaron a vislumbrar, los primeros albores de la conciencia social, del acercamiento entre los seres humanos. Empezaba a formarse la humanidad. Obligados por la necesidad, siguieron atacando a otros animales, a quienes abatían para alimentarse y abrigarse con sus despojos.

Pasaron otros miles de años para aprender a producir fuego frotando dos pedazos de una madera especial.

El descubrimiento del fuego hace más de cincuenta mil años, por un acierto no menos ingenioso e importante, que el descubrimiento de la electricidad en el siglo 18. Junto con el vestido y el fuego, el hombre de la caverna, adquirió el uso del lenguaje hablado.

Los más inteligentes, se comunicaban parcialmente con pensamientos elementales, superando los gruñidos, con ciertas inflexiones de voz. Estaban naciendo las silabas del lenguaje humano. Y llegaron las herramientas –elementales, claro- pero ya con ellas superaban a los animales, en el arte que no lo es, de matar.

Y siglos más tarde, crearon la máquina de vapor y el dínamo eléctrico. 

¡Pensar que la humanidad necesitó mil siglos, para este progreso!

He mencionado, cómo el hombre primitivo, comenzó a agruparse, como llegó la Edad Glacial, que forzó al primitivo mono-hombre, a desarrollar un sentimiento de conciencia social, a descubrir el fuego, a inventar vestidos e instrumentos y a formar un lenguaje. También a matar para sobrevivir.
Aunque 10.000 años antes de nuestra era, los hombres poseían un conocimiento avanzado de la alfarería, de la canastería, del telar. Habían aprendido a domesticar perros, vacas, ovejas.

Dormían y comían en el suelo, porque no sabían hacer camas. No existían mesas ni sillas. Menos aún podían tener cucharas, cuchillos o tenedores.
Aunque nos duela, debemos decir que el hombre, en términos generales, es un retrasado alumno, en la escuela de la vida.

En antiguas épocas, la especie humana estaba dividida en 4 grupos principales: el blanco, el amarillo, el africano y el negro australiano. Ignoraban nuestros antiguos antepasados, algo que sería muy positivo, el no conocer la guerra, el matar a un semejante, sin que se jugase la supervivencia. Los hombres de estos siglos, en cambio, conocían -incluso perfeccionaron- el hecho de matar en las guerras, en el sentido actual, en las que solamente se mata y se muere y donde no necesariamente vence el bueno, sino el más fuerte, y en la que la crueldad es un deber. Y lo que muere primero, es la piedad. Donde los denominados vencedores, también pierden. Y los crímenes, se denominan hazañas. Donde los asesinatos, son legales. Y en las que también mueren, ilusiones.

Espero que el devenir de los tiempos, borre de la faz de la tierra las guerras y que los hombres comprendan, que solo se ganan, evitándolas. Y finalizo con un aforismo esperanzado: "Este mundo viejo sigue creando hombres nuevos".