Hipertensión arterial: el ejercicio físico ofrece resultados iguales o mejores que la medicación

La Sociedad Europea de Cardiología acaba de publicar la primera guía detallada en la que se establece cuál es el mejor tipo de actividad física para reducir la presión arterial de acuerdo con los niveles que presenta cada persona.

Desde hace tiempo se destacan los beneficios de la actividad física para la salud cardiovascular y la prevención de diversas enfermedades. Pero ahora, por primera vez, se han elaborado una serie de recomendaciones personalizadas sobre cuál es el tipo de ejercicio físico más efectivo para disminuir la presión arterial, que al encontrarse en niveles elevados a lo largo del tiempo produce la enfermedad crónica conocida como “hipertensión arterial”.

Las nuevas indicaciones fueron elaboradas por la Sociedad Europea de Cardiología -a partir del análisis de la mejor evidencia científica disponible- y publicadas el miércoles último en la revista “European Journal of Preventive Cardiology”.

En la Argentina se estima que más de 1 de cada 3 adultos padece hipertensión arterial, una afección que en general no provoca síntomas y que se produce por el aumento, sostenido en el tiempo, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Si no se diagnostica ni se trata, puede provocar complicaciones graves como infarto cardíaco, accidente cerebrovascular y daño renal. Las proyecciones indican que para 2025 alrededor del 60% de la población mundial sufrirá hipertensión.

Si bien se ha reconocido ampliamente que el ejercicio físico reduce la presión arterial, hasta ahora las recomendaciones se habían enfocado en la cantidad de ejercicio que había que realizar por semana para lograr esa meta, sin tener en cuenta el nivel inicial de presión arterial de cada persona.

Pero ahora, el flamante documento de la Sociedad Europea de Cardiología utilizó un análisis de la evidencia científica de mayor calidad para elaborar una guía detallada sobre cómo reducir la presión arterial en personas: con hipertensión, con presión arterial normal-alta, o con niveles normales de presión.

“El objetivo de las recomendaciones para cada uno de estos grupos es principalmente disminuir la presión arterial”, subrayó el profesor Henner Hanssen de la Universidad de Basilea, en Suiza, y primer autor del estudio.

“En última instancia, a través de la reducción de la presión arterial, podemos reducir el riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y muerte por enfermedad cardiovascular, pasando así más años de vida con buena salud", añadió.

Para cada uno de los tres grupos, el documento precisa cuál es el tipo de ejercicio físico prioritario para bajar la presión arterial, seguido por alternativas que también permiten lograr una reducción, pero en menor medida.

COMO UN MEDICAMENTO

En concreto, para aquellas personas que padecen hipertensión (es decir, presión arterial de al menos 140/90 mmHg), el método más efectivo fue el ejercicio aeróbico. Esto incluye actividades como caminar, correr, andar en bicicleta o nadar.

“En personas con hipertensión, la reducción de presión arterial que puede lograrse con ejercicio aeróbico es igual, o incluso un poco mayor, que cuando se toma un solo medicamento antihipertensivo”, aseguró Hanssen.

Para las personas con presión normal-alta (130-139/85-89 mmHg), el entrenamiento de resistencia dinámica es la primera opción aconsejada. Esto se refiere al entrenamiento de fuerza, que generalmente involucra al menos seis grupos de músculos grandes, donde la contracción muscular provoca movimiento, por ejemplo: levantamiento de pesas, sentadillas y flexiones de brazos.

En tanto, las personas con presión arterial normal (menos de 130/84 mmHg) obtienen el mayor beneficio mediante el entrenamiento de resistencia isométrico. Esto involucra la contracción estática de los músculos (por ejemplo, el ejercicio de agarre).

“Las personas con presión arterial normal, pero que están en alto riesgo de desarrollar hipertensión podrían estar particularmente motivadas para mantener bajos sus niveles”, remarcó el investigador.

A modo de ejemplo citó el caso de personas con obesidad, que son muy propensas a desarrollar hipertensión si el exceso de peso persiste durante años. Además mencionó que las personas sanas con un padre o madre que padecen hipertensión también están en riesgo de sufrir presión arterial elevada, al igual que aquellas mujeres que presentaron presión alta durante el embarazo (hipertensión gestacional). “Las personas que están en estos grupos pueden posponer o incluso prevenir la hipertensión mediante el ejercicio físico”, reiteró.

Otro aspecto que destacó Hanssen fue el hecho de que, para mantener los beneficios, el ejercicio físico se debe realizar de manera regular. “Para la mayoría de los ejercicios, el efecto reductor de la presión arterial dura cerca de 24 horas, como sucede con la medicación, por lo tanto lo mejor es mantenerse activos, en lo posible, todos los días”, finalizó.

Los autores del trabajo insistieron en que tanto el ejercicio aeróbico como el entrenamiento de resistencia son estrategias terapéuticas seguras y efectivas para la prevención primaria y secundaria de la hipertensión. “A pesar del inequívoco beneficio del ejercicio en hipertensión, aún es significativamente infrautilizado, en parte debido a la falta de conocimiento, por miedo, o por la inercia de los médicos”, evaluaron.

 Asimismo, los investigadores concluyeron que sería factible implementar el uso de ejercicio físico como estrategia de tratamiento antihipertensivo mediante el apoyo motivacional para mejorar la adherencia, la prescripción de ejercicio físico personalizado, y la guía de los profesionales de la salud.

Desde el punto de vista socio económico de la salud, consideraron que es un gran desafío desarrollar, promover e implementar programas de ejercicio físico personalizado para pacientes con hipertensión.