"Allí donde va Brasil, va el Mercosur"

A 30 años de la creación del bloque comercial, el balance es positivo, asegura Jorge Castro. Hay expectativa por el curso de la gestión Bolsonaro. La República Popular China se ha convertido en el gran cliente. El acuerdo con la Unión Europea puede potenciar las exportaciones regionales.

Los números redondos siempre ejercen cierto influjo que invita al balance. Los 30 años de la firma del Tratado de Asunción, que le dio vida al Mercosur, es un puntapié ideal, una buena excusa para analizar qué frutos generó el bloque durante tres décadas y cuánto falta todavía por mejorar hasta volverlo un sistema propulsor de exportaciones.

Ha pasado mucha agua bajo el puente desde aquel día en que Carlos Menem, presidente de la Argentina; Fernando Collor de Mello, mandatario de Brasil; Luis Lacalle, jefe de Estado uruguayo; y Andrés Rodríguez, presidente de Paraguay, rubricaron el documento fundacional. De alguna manera los expertos coinciden en que la alianza no tiene un funcionamiento ideal pero que, sin embargo, su existencia ha servido para aceitar el comercio exterior de sus miembros.

Queda claro que el bloque, por esas cosas de la política económica de cada país, por el ADN más o menos proteccionista de sus integrantes, terminó siendo un sistema donde primó el flujo comercial entre socios, en lugar de consolidarse como un cuerpo común que pudiera competir, allende las fronteras, con otros mercados.

En su trajinar, el Mercosur logró en 2019 dar un paso extraordinario que podría cambiarle para siempre su destino casi barrial. Firmó el acuerdo comercial con la Unión Europea, pacto que de confirmarse podría convertirse en un verdadero catalizador de las exportaciones regionales.

BALANCE

En la década del "90 el proceso transformador de la Argentina iniciado por el gobierno de Carlos Menem encontró al analista internacional Jorge Castro como uno de sus principales estandartes. Fue funcionario y, además, un convencido de los beneficios que acarrearían la apertura de la economía y su internacionalización.

Le tocó, también, ser uno de los testigos de la firma del Tratado de Asunción. Su experiencia le permite sopesar las alternativas que ha tenido que atravesar el bloque. Con el paso del tiempo, lo proyectado mutó y surgió un actor inesperado por entonces: China, ahora principal cliente del Mercosur.

-¿Cuál es su balance acerca de los 30 años del Mercosur?

-Dos cosas: en primer lugar, el Mercosur, es decir la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, se ha convertido en la principal plataforma de producción de proteínas del sistema mundial. Esto significa que esos cuatro países que integran el bloque tienen dos rasgos estructurales en común. Uno es que todos ellos son grandes productores y exportadores agroalimentarios. Y el segundo es que el principal mercado para sus exportaciones agroalimentarias es la República Popular China.

-¿Identifica en esta situación una dependencia peligrosa?

-No, nada de eso. Esto significa que el Mercosur se ha convertido en el principal sistema productor y exportador que garantiza la seguridad alimentaria de la República Popular, que es la segunda economía del mundo después de los Estados Unidos.

-¿Cuál es el segundo punto de su balance?

-El segundo punto que quiero subrayar del Mercosur es que se fundamenta políticamente en la alianza estratégica entre Brasil y la Argentina. Esto significa que para la Argentina la relación con Brasil es más importante que el vínculo con Estados Unidos o con China.

-Habiéndose transformado el bloque en un proveedor de alimentos, básicamente exportaciones primarias, ¿queda postergada su etapa de industrialización?

-No, en absoluto. La condición de la industrialización de los países del Mercosur, Brasil y la Argentina en primer lugar, reside precisamente en la atracción de inversiones de la República Popular en materia industrial.

LOS INICIOS

-Me gustaría retrotraerlo a tres décadas atrás, cuando se puso la piedra fundamental del bloque. ¿Qué pensaba Usted por entonces? ¿Cuál era su proyección?

-Cuando se firmó el Tratado de Asunción, hace 30 años, fue la principal iniciativa de política exterior de la Argentina en el siglo XX.

-¿Cree que el bloque cumplió con su objetivo?

-Absolutamente. Se multiplicaron las exportaciones argentinas a Brasil. No sólo la producción agrícolas de las zonas centrales, las zonas núcleo, sino también la producción láctea.

-¿Detecta alguna falla, 30 años después? ¿Qué pudo haberse hecho mejor?

-El problema es que allí adonde va Brasil, va el Mercosur. Por el hecho de que Brasil es el 72% del PBI regional. Y Brasil ha comenzado en los últimos dos años un camino de trasnacionalización y de búsqueda de la inversión directa de las empresas trasnacionales de extraordinaria importancia, sobre todo en la relación con los Estados Unidos.

-¿Uno de los puntos que más ha costado es armonizar el vínculo entre economías de calibre tan diferente intra bloque?

-El vínculo fundamental es el que existe entre Brasil y la Argentina. Con posterioridad se sumaron, a iniciativa de la Argentina, Uruguay y Paraguay. Pero el Mercosur nació a través del acuerdo entre argentinos y brasileños.

-Muchos economistas describen al Mercosur como un bloque cerrado, muy proteccionista. ¿Coincide con ese análisis?

-Está en directa relación con el hecho de que Brasil ha sido, hasta los últimos dos años, el país más proteccionista del mundo. El arancel externo común hacia terceros países, que junto con la zona de libre comercio es lo que caracteriza al Mercosur, fue una exigencia de Brasil. De modo que la apertura de la economía brasileña que tiene lugar durante los últimos dos años es un cambio fenomenal en toda la estructura del Mercosur.

UNION EUROPEA

-¿Habría que incorporar nuevos actores?

-En realidad desde el punto de vista geopolítico el Mercosur es una zona de libre comercio con arancel externo común prácticamente aislada del comercio internacional. En este sentido una iniciativa de extraordinaria importancia ha sido la firma del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea hace poco más de un año. Ese acuerdo puede considerarse una iniciativa de similar relevancia histórica o mayor que la propia fundación del Mercosur.

-¿En qué estado están las negociaciones actualmente?

-Ha sido firmado y sellado el acuerdo entre los cuatro países del Mercosur y la Unión Europea. Es un acuerdo que tiene un aspecto referido exclusivamente a la producción agrícola que entra en la fase ejecutiva una vez aprobado por los congresos de los cuatro países del Mercosur, cada uno de ellos. Y del lado europeo lo que exige es exclusivamente el respaldo del Parlamento europeo, sin necesidad de intervención de los 27 parlamentos nacionales.

-¿En los últimos años el Mercosur ha tenido un cariz más político que económico?

-No, el Mercosur ha seguido la suerte de lo que ocurre en Brasil. Veamos lo que ha sucedido allí en los últimos diez años. Una vez que ha sido removida a través de un juicio político una presidenta constitucional como Dilma Rousseff. Y al mismo tiempo Brasil experimentó durante los últimos diez años la recesión más profunda de su historia desde la década del "30.

-¿La alianza con bloques similares como la Alianza del Pacífico, con el fin de acentuar el intercambio comercial, es clave?

-Lo fundamental es el vínculo con la República Popular China. China hace tres años le ha propuesto al Mercosur la creación de una zona de libre comercio entre Pekín y los cuatro países del bloque sudamericano. Todavía los países del Mercosur no han dado una respuesta a la iniciativa china.

Deben consolidarse los procesos de integración

* Por Eduardo L. Fracchia

América Latina empieza a recorrer una nueva década: ¿esta vez será ganada?

La región cuenta con más de 600 millones de personas y la población va envejeciendo, cada vez con menor tasa de natalidad. Disponemos de energía abundante en cuanto a hidrocarburos, recursos renovables, minerales y productos agropecuarios, pero aún nos falta más y mejor infraestructura, institucionalidad y competitividad.

Tenemos disponibilidad valiosa de agua potable y no hay conflictos de guerrilla que fueron tan extendidos en su momento, particularmente en los "70. Las economías en general sin inflación, todavía muy primarizadas en relación al comercio exterior, es decir, muy dependientes de materias primas, con la excepción de México y Brasil que disponen de estructuras más industriales.

A su vez, aún existe una visión endogámica y provinciana, no salimos al mundo como otros países. Nos situamos muy atrás del sudeste asiático en este sentido, con quien competimos por alcanzar el desarrollo desde los "50.

La región corrió por derecha en los "90, por izquierda en los 2000 y, en la década que se inició en 2010, se repartieron los espacios políticos. Esta última década no fue buena en cuanto a crecimiento, varias economías se estancaron. En el decenio que comienza parece que hay variedad de signos partidarios y de ideologías, quizás con cierto predominio de gobiernos de izquierda. Concretamente, estamos en un año electoral y se van a ir revelando posiciones.

Tenemos una interna muy fuerte entre Bolsonaro y Lula. Un PT desprestigiado impulsado a la vez por la persona de mayor carisma de Brasil que es Lula. Bolsonaro se ha consolidado y, a pesar del desastre sanitario y de las dificultades con la economía, aspira a la reelección. Los sondeos preliminares le dan 50% a Lula y 40% al actual presidente.

La región tiene un buen contexto externo expresado en bajas tasas de interés y buenos precios de materias primas. Es una situación interesante para crecer. En los 2000 se aprovechó la existencia de recursos económicos para apuntalar, a su vez, a los gobiernos populistas de izquierda.

En un repaso rápido, México avanza a ritmo lento y muy dependiente de Estados Unidos. El nuevo NAFTA se presenta consolidado. Siguen los problemas de inseguridad, narcotráfico y violencia política. Cuestiones estructurales como las pérdidas de la empresa estatal Pemex siguen presentes.

En América Central no hay mayores novedades. Cuba de a poco se va flexibilizando pero el régimen castrista aún domina e influye incluso en un par ideológico como Venezuela. Es una isla pobre y atrasada con poco potencial de crecimiento. Si cambia el régimen castrista, se espera un shock de inversiones para recuperar terreno perdido en términos de riqueza.

Venezuela muy degradada con hiperinflación y violencia. No se ve la salida institucional. Colombia sigue creciendo y con buenas perspectivas. Perú mal en el frente político y sólido en economía. Aún con mucha pobreza. Hay que ver si se estabiliza con el nuevo presidente que se elige en breve.
Paraguay con turbulencias recientes relacionadas con la interna dentro del propio Partido Colorado. Los conflictos están influidos por la cuestión sanitaria. Uruguay está sólido con el Partido Nacional en el poder. Después de 25 años volvió a gobernar. Chile esperando la nueva constitución, con muy buen nivel de seguridad ciudadana. Seguramente venga un gobierno más afín a la centro-izquierda.

Bolivia está aprendiendo a funcionar sin Evo a cargo, la economía sigue estable y sólida pero la política complicada con el arresto de la última presidente. Ecuador con mucho riesgo país, seguramente vuelva a la influencia directa de Correa que colocó a su candidato en la elección presidencial en una segunda vuelta por dirimir.

Finalmente, no hay mayores novedades en cuanto a la estrategia de Biden para la región. Se espera mayor compromiso de la administración demócrata con América Latina. El aniversario del Mercosur es muy relevante y anima a consolidar los procesos de integración que quisieron los padres fundadores de América.

La región depende mucho de China que está presente en infraestructura, recursos naturales y energía. Cada vez un socio comercial más pleno, el primero en la mayoría de los países. Esta relación con China debe tratarse con prudencia para no perder los lazos comerciales y geopolíticos con Estados Unidos y Europa.

* Economista del IAE Business School de la Universidad Austral.

 

GUSTAVO SEGRE ES ENTUSIASTA CON RESPECTO AL FUTURO

Un bloque con mucho por mejorar

Desde hace años Gustavo Segré se ha transformado en un referente a la hora de tener que explicar la dinámica de la relación bilateral con Brasil. Director de la consultora CenterGroup con sede en San Pablo, el experto sopesa las alternativas de lo ocurrido durante las últimas tres décadas en un bloque que tiene por delante mucho por mejorar.

* "Son 30 años de la firma del tratado de Asunción en que apresuradamente se adelantaron los plazos para confluir en un mercado común entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Recordemos que Argentina y Brasil habían firmado el acuerdo de complementación económica número 14, se lo amplía al acuerdo número 18 con Paraguay y Uruguay, y a partir de ahí cambió todo en la región".

* "Al principio la especulación era que fuera un mercado que ampliara el comercio de la región con el resto del mundo. Lo cierto es que se observó un aumento en el comercio intrarregional, aumentaron mucho las exportaciones sobre todo entre Argentina y Brasil, pero sigue estando pendiente ese Made in Mercosur, aprovechar las ventajas comparativas".

* "El ejemplo que daban cuando comienza el Mercosur era un fabricante de bicicletas, que en lugar de hacer bicicletas en Brasil o bicicletas en la Argentina, uno se especializara en el cuadro y realizara la fabricación para todos los países y otro en las ruedas. Eso permitiría que el precio final de la bicicleta sea menor y que un producto Made in Mercosur pudiera exportarse hacia otros mercados. Esto no se consiguió, salvo en el tema automotriz, donde se fabrican elementos de las mismas compañías en diversos países".

* "Queda pendiente también el avance del Mercosur en relación a las cuestiones tributarias por un lado. No se está respetando el artículo VII del Tratado de Asunción que determina que un producto fabricado en uno de los Estados parte tendrá la misma colocación tributaria que cualquier otro colocado en otro país. Eso no ocurre. Brasil, sobre todo, coloca impuestos diferenciados para productos del exterior y el Mercosur no tiene ninguna ventaja en relación a eso".

* "Por otro lado lo que creo que es la asignatura pendiente del Mercosur son los registros de productos en un país y en el otro. Hoy un producto que requiera de una participación de algún organismo como puede ser Anmat o Anvisa (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria) en Brasil, en lugar de estar aprobado automáticamente al estar aprobado en uno de los países, tiene que hacer todo el trámite nuevamente para recibir la luz verde. Esto a 30 años de la firma del Tratado de Asunción deja mucho por desear".

* "De cualquier forma tener el Mercosur es mucho mejor que no tenerlo. Podemos estar mal si tenemos Mercosur, pero podemos estar peor si no lo tenemos. En función de eso sigo siendo muy optimista y entusiasta en relación con lo que pueda ocurrir en el futuro".

* "Va a depender de si los inquilinos del poder, tanto Bolsonaro como Alberto Fernández, se dan cuenta que son eso, inquilinos del poder, y que todo lo negociado entre los países tiene que estar por arriba de la situación ideológica".

G.G.