Se cumplieron 243 años del nacimiento del general San Martín en Yapeyú.
Otro hombre de ciencia
LA MAS APARTADA
El R.P. Guillermo Furlong S.J., recuerda su fecha inicial el 4 de febrero de 1627, y "tres son los hombres que aparecen en la fundación de Yapeyú: el padre provincial Nicolás Durán Mastrilli que era el superior general de todas las casas y reducciones rioplatenses desde 1623; el padre Roque González de Santa Cruz, superior de las misiones del Uruguay, desde 1619 y subordinado por su acción al padre Durán, y el padre Pedro Romero, que fue el primero cura de Yapeyú. Todos tres, participaron de la fundación, sin que sea fácil atribuir a uno, más que otro, el título de fundador. Quien más se empeñó en realizar esa fundación no fue Roque González, sino Durán Mastrilli, y quien quedó en el pueblo y cargó el sólo con toda la labor material, social y espiritual, tan grande y difícil, sobre todo en los comienzos, fue el padre Pedro Romero''.
El Padre Diego de Boroa en su Carta Annua de 1637 dirigida a los superiores apuntó que era la reducción más apartada que tenía la Compañía de Jesús, rodeada de indios belicosos como los yarros y los charrúas,
Los
El padre José Cardiel que visitó Yapeyú en 1731, apuntó que más 1.700 familias residían entonces, y dejó una descripción muy interesante del pueblo cuya planta como en todos: "Es uniforme. Todas las calles están hechas a cordel y tienen de ancho diez y seos o diez y ocho varas. Todas las casas tienen soportales de tres varas de ancho o más, de manera que cuando llueve se puede andar por todas partes excepto al atravesar una calle a otra. Todas las casas de los indios son uniformes: ni hay una más alta que otra, ni más ancha o más larga; y cada casa consiste en un aposento de siete varas en cuadro como los de nuestros colegios, sin más alcoba, ni cocina, ni retrete. En él está el marido con la mujer y sus hijos: y alguna vez el hijo mozo con su mujer: acompañando a su padre. Todos duermen en hamaca. red de algodón de cuatro o cinco varas de largo, que cuelgan por las puntas de dos largas estacas, o pilares, o de los ángulos de la pared, levantada como tres cuartas o media vara de la tierra: y les sirve también en lugar de silla para sentarse o conservar. Y es cosa tan cómoda, que muchos españoles, aún de conveniencias, las usan. Nunca se pasean por el aposento. Siempre están sentados o en su hamaca o en una sillita (que siempre las hacen muy chicas), o en el suelo, que es lo ordinario, o en cuclillas. La casa del pueblo es de paredes de tres cuartas o de vara de ancho, de piedra o de adobes; y los pilares de los soportales también de piedra; y de una sola cada uno en muchas partes, y todas cubiertas de tejas''.
RENACIMIENTO
En 1859 el gobernador de Corrientes don Juan Pujol visitó las ruinas del pueblo y decidió restablecerlo para lo que envió un mensaje a la Legislatura el 20 de agosto, donde destacaba el valor patrimonial de esos viejos muros: "
Después de recordar que era la cuna del Libertador apuntaba: "Es quizás la más alta, más noble y más gloriosa figura que la historia de nuestra independencia pueda presentar sobre sus páginas y ningún homenaje más digno pudiéramos ofrecer a la memoria de tan ilustre compatriota, como el de levantar de nuevo el techo arruinado de su hogar doméstico e impedir que el casco de las bestias continúe profanando el lugar de su cuna''.
A fines del siglo XIX, se hizo esta descripción del lugar: "Yapeyú es hoy pueblo de la provincia de Corrientes con nombre de San Martín, a la orilla del Uruguay, exactamente en el paraje del antiguo pueblo y a distancia de legua y media de la estación nombrada de Yapeyú en el ferrocarril a Santo Tomé. Tiene 1330 habitantes según el censo de 1895. De las ruinas no queda resto alguno de consideración; sólo hay memoria del paraje en que estuvo la iglesia, en uno de los lados de la plaza, formando ángulo con la capilla actual. Entre los edificios particulares, subsisten las paredes de la casa en que nació el general D. José de San Martín de quien toma su nombre el pueblo. A poca distancia y ya en las afueras, hay rastros de una zanja que tal vez sirvió para defensa del pueblo contra las invasiones repentinas de los indios infieles; y a mayor distancia dentro del bosque, se ven señales de otra zanja que probablemente era de las que se abrían para retener el ganado en los rodeos''.