El rincón del historiador

Yapeyú, la cuna del Libertador

Se cumplieron 243 años del nacimiento del general San Martín en Yapeyú. El sabio don Félix de Azara meticuloso al máximo en sus trabajos cuando escribió la Descripción e Historia del Paraguay y del Río de la Plata que vio la luz por primera vez en Madrid en 1847, y que visitó el lugar que describió en 1790 deja este testimonio: "La fundaron los padres mencionados de la Compañía de Jesús donde está con los indios guaranís de la comarca al Poniente, pegado al Río Uruguay. Fue el más numeroso, pues le dejaron los jesuitas con 8.510 almas''.­

Otro hombre de ciencia Martín de Moussy, en su Descripción geográfica y estadística de la Confederación Argentina que llegó a ese lugar en 1856, a fuerza de machetazos ya que sólo quedaban las ruinas rodeadas de frondosa vegetación escribió: "Aprovechando la lucha de Artigas contra el gobierno argentino, y con el pretexto de salvar la Banda Oriental de la anarquía, los portugueses invaden el país. Para oponerles resistencia, Artigas envía a su hijo adoptivo Andresito para efectuar levas de soldados en las Misiones occidentales e invadir la orilla izquierda del río Uruguay. El general portugués Chagas, quien había vendido a Andresito, atraviesa el Uruguay en enero de 1817, y destruye las Misiones. Saqueo e incendio de Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé y de los diez pueblos fundados por los jesuitas entre el Paraná y el Uruguay''. 

 

Justamente en los mismos días en que obtenía su primer triunfo la epopeya del Libertador en Chacabuco, las llamas consumían lo poco que quedaba de aquella espléndida Yapeyú, donde había nacido hacia 39 años.

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LA MAS APARTADA­

­El R.P. Guillermo Furlong S.J., recuerda su fecha inicial el 4 de febrero de 1627, y "tres son los hombres que aparecen en la fundación de Yapeyú: el padre provincial Nicolás Durán Mastrilli que era el superior general de todas las casas y reducciones rioplatenses desde 1623; el padre Roque González de Santa Cruz, superior de las misiones del Uruguay, desde 1619 y subordinado por su acción al padre Durán, y el padre Pedro Romero, que fue el primero cura de Yapeyú. Todos tres, participaron de la fundación, sin que sea fácil atribuir a uno, más que otro, el título de fundador. Quien más se empeñó en realizar esa fundación no fue Roque González, sino Durán Mastrilli, y quien quedó en el pueblo y cargó el sólo con toda la labor material, social y espiritual, tan grande y difícil, sobre todo en los comienzos, fue el padre Pedro Romero''.­

El Padre Diego de Boroa en su Carta Annua de 1637 dirigida a los superiores apuntó que era la reducción más apartada que tenía la Compañía de Jesús, rodeada de indios belicosos como los yarros y los charrúas, poblada por 300 familias de la que habían muerto 238 adultos y 68 niños por una terrible epidemia de viruela. 

Otro sacerdote el R.P. Nicolás del Techo afirmó "la peste arrebató en poco tiempo la tercera parte de los moradores de los Reyes; pero luego se establecieron allí otros indios nuevamente reducidos''. 

Los Reyes es porque el nombre completo era Nuestra Señora de los Reyes Magos de Yapeyú.­

Los guaraníes defendieron su lugar cuando fueron atacados en 1644 por los charrúas. La iglesia local fue elevada al rango de parroquia por el obispo porteño fray Cristóbal de la Mancha y Velasco, en diciembre de 1648. Al año siguiente el pueblo tenía 400 casas. ­

El padre José Cardiel que visitó Yapeyú en 1731, apuntó que más 1.700 familias residían entonces, y dejó una descripción muy interesante del pueblo cuya planta como en todos: "Es uniforme. Todas las calles están hechas a cordel y tienen de ancho diez y seos o diez y ocho varas. Todas las casas tienen soportales de tres varas de ancho o más, de manera que cuando llueve se puede andar por todas partes excepto al atravesar una calle a otra. Todas las casas de los indios son uniformes: ni hay una más alta que otra, ni más ancha o más larga; y cada casa consiste en un aposento de siete varas en cuadro como los de nuestros colegios, sin más alcoba, ni cocina, ni retrete. En él está el marido con la mujer y sus hijos: y alguna vez el hijo mozo con su mujer: acompañando a su padre. Todos duermen en hamaca. red de algodón de cuatro o cinco varas de largo, que cuelgan por las puntas de dos largas estacas, o pilares, o de los ángulos de la pared, levantada como tres cuartas o media vara de la tierra: y les sirve también en lugar de silla para sentarse o conservar. Y es cosa tan cómoda, que muchos españoles, aún de conveniencias, las usan. Nunca se pasean por el aposento. Siempre están sentados o en su hamaca o en una sillita (que siempre las hacen muy chicas), o en el suelo, que es lo ordinario, o en cuclillas. La casa del pueblo es de paredes de tres cuartas o de vara de ancho, de piedra o de adobes; y los pilares de los soportales también de piedra; y de una sola cada uno en muchas partes, y todas cubiertas de tejas''.

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RENACIMIENTO­

­En 1859 el gobernador de Corrientes don Juan Pujol visitó las ruinas del pueblo y decidió restablecerlo para lo que envió un mensaje a la Legislatura el 20 de agosto, donde destacaba el valor patrimonial de esos viejos muros: "El gobierno tan interesado como el que más en conservar la memoria de los hechos gloriosos como la de los monumentos que ilustran la historia de la provincia''.

Después de recordar que era la cuna del Libertador apuntaba: "Es quizás la más alta, más noble y más gloriosa figura que la historia de nuestra independencia pueda presentar sobre sus páginas y ningún homenaje más digno pudiéramos ofrecer a la memoria de tan ilustre compatriota, como el de levantar de nuevo el techo arruinado de su hogar doméstico e impedir que el casco de las bestias continúe profanando el lugar de su cuna''. 

Sin ánimo de sentar prioridades, podemos afirmar que este es uno de los primeros homenajes a San Martín esta iniciativa de Pujol en el suelo que lo viera nacer.­

Por ley del 13 de febrero de 1860 se le dio el nombre de San Martín al antiguo pueblo de Yapeyú. Se encargaba al ejecutivo distribuir gratuitamente suertes de tierra a los vecinos en "los primeros cinco años de su fundación''.

A fines del siglo XIX, se hizo esta descripción del lugar: "Yapeyú es hoy pueblo de la provincia de Corrientes con nombre de San Martín, a la orilla del Uruguay, exactamente en el paraje del antiguo pueblo y a distancia de legua y media de la estación nombrada de Yapeyú en el ferrocarril a Santo Tomé. Tiene 1330 habitantes según el censo de 1895. De las ruinas no queda resto alguno de consideración; sólo hay memoria del paraje en que estuvo la iglesia, en uno de los lados de la plaza, formando ángulo con la capilla actual. Entre los edificios particulares, subsisten las paredes de la casa en que nació el general D. José de San Martín de quien toma su nombre el pueblo. A poca distancia y ya en las afueras, hay rastros de una zanja que tal vez sirvió para defensa del pueblo contra las invasiones repentinas de los indios infieles; y a mayor distancia dentro del bosque, se ven señales de otra zanja que probablemente era de las que se abrían para retener el ganado en los rodeos''.

Esta es apenas bosquejada la visión de los visitantes en distintos tiempos de ese pedazo de tierra, tan caro sin duda al sentimiento de todos los argentinos, cuyo nombre desde la escuela primaria nos resulta familiar.­