3 de Diciembre de 1990: No fue un golpe

Sr. director:

Con motivo de haberse cumplido el 3 de diciembre pasado un aniversario más del pronunciamiento militar que protagonizara el Coronel Mohamed Alí Seineldin hace treinta años, fueron publicados sendos artículos en los principales medios de comunicación social nacionales, alusivos a los episodios ocurridos en aquellas jornadas de 1990.

Tales notas periodísticas tuvieron un enfoque común: calificar a la sublevación militar como “golpe de estado”; y alguna de ellas llegó, incluso, a especular con un “magnicidio”.

Nada de lo mencionado se ajusta a la verdad histórica. En principio, mencionemos que no se aplicó la Ley de Defensa de la Democracia, lo que desvirtúa cualquier intención golpista. El delito por el cual se condenó a los jefes militares y otros oficiales y suboficiales fue Motín, en concurso ideal con Rebelión, descartando la calificación que atribuyen los medios periodísticos.

Como demostración palmaria de lo expresado hasta aquí, transcribo los considerandos de quienes juzgaron a los “carapintadas” en aquella época.

Uno de los considerandos es el del Fiscal de las Fuerzas Armadas, General de Justicia Dr. Carlos Horacio Domínguez, cuando para los jefes rebeldes solicitara al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas la pena de muerte (fusilamiento) el 18 de diciembre de 1990. Sintetiza de alguna manera la situación política-militar de entonces. Sostuvo sin pelos en la lengua:

“…que si la dirigencia política nacional no comprende esta ofrenda de sangre requerida por la ley militar, si prosigue en su irracional hostilidad y rencor hacia sus Fuerzas Armadas, si continua sembrando la discordia interna en el ámbito castrense y si los propios mandos militares no modifican las graves intolerancias que signaron muchos de sus pasos, puedo asegurar al Tribunal que el inmenso dolor de estas muertes habrá sido inútil y el Ejército estará perdido para siempre”.

A la semana de este duro pero valiente dictamen, el General Domínguez fue pasado a retiro por orden del entonces Subjefe del Ejército, General Martín Balza. Seguramente se habrá incomodado por la honestidad intelectual, independencia de juicio y libertad de criterio del Fiscal Militar.

En el juicio civil a los “carapintadas”, la Excelentísima Cámara Federal en lo Penal al dictar sentencia encarando la calificación legal del hecho (Parte V) sostuvo a fojas 2842,en septiembre de 1991, lo siguiente:

“…no ha quedado acreditado así, que se pretendiese un golpe de estado, mediante el derrocamiento de alguno de los poderes públicos del gobierno nacional, ni mucho menos que se obrara con el fin de cambiar de modo permanente el sistema democrático de gobierno, extremos que no encuentran sustento alguno en las constancias fácticas de este juicio…”

Más adelante la Cámara Federal afirma a fojas 2871:

“…Debe tenerse en claro que las conductas juzgadas han respondido en la inmensa mayoría de los casos a motivaciones de carácter idealista…”

Continuando a fojas 2873:

“… Resta todavía destacar que en la conducta de los oficiales cuyas penalidades pueden ser mensuradas (…) no advierto motivaciones de ventaja personal. La mayoría exhibe foja de servicio destacada, con calificaciones de primera línea; varios han servido con mérito superlativo en combate y algunos tenían, al 3 de diciembre de 1990 la posibilidad relevante de ser ascendidos”

Finalmente, la Cámara Federal consideró lo previsto en el Código de Justicia Militar en el Art. 515. Inc. 6, que literalmente expresa:

“Haber obrado por sentimientos de elevado valor moral o social” (foja 2863-2868).

Como protagonista directo de aquellos acontecimientos que acompañó al Cnl Seineldin el 3 de diciembre de 1990 en el último pronunciamiento militar, sólo me queda lamentar que sus palabras admonitorias pronunciadas en el juicio que nos condenara se hayan, en general, cumplido, pero anhelando que la sentencia final del Fiscal Militar en el sentido de que el “Ejército Argentino se pueda perder para siempre” sea una remota o nula posibilidad.

 Lic. Jorge P. Mones Ruiz

Ex Mayor de Caballería del E.A.