Buena Data en La Prensa

La muerte vip y el proyecto Vilma

 

 

Estamos como en el Titanic, aquella trágica noche de 1912. Un gran país con pésimos conductores, que no ven la realidad que los circunda -o lo que es peor- ante el peligro inminente no saben o no quieren cambiar el rumbo.

Después de soportar más de 8 meses de aislamiento, el país se ubicó entre los que lograron los peores resultados a nivel mundial. Además de la gran cantidad de víctimas y del desastre económico, miles no pudieron regresar a sus hogares por el cierre de las fronteras y por la decisión de los gobiernos provinciales, mientras tanto, altos funcionarios podían asistir a festejos colectivos.

Otros, no pudieron despedirse de sus seres queridos por la prohibición de los velatorios y concurrencia a los entierros. ¿Qué habrá sentido, después de los sucesos en Casa Rosada, el que perdió un ser querido y no pudo velarlo ni asistir a su sepelio? Lo que ya se vislumbraba quedó totalmente develado: no todos somos iguales ante la ley. Hay muertes comunes y muertes VIP.

“Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros”, decía Orwell en Rebelión en la granja La desigualdad, en esta rara democracia, comienza desde el vientre. También hay hijos deseados y “fenómenos” descartables.

EL DEBATE SOBRE ABORTO

Como si fuera un evocación de 2018 en apretadísima síntesis, se iniciaron las sesiones informativas sobre el Proyecto de legalización del aborto, en el Plenario de las Comisiones de Legislación General, de Legislación Penal, de Mujeres y Diversidad y de Acción Social y Salud Pública, de la Cámara de Diputados.

El proyecto, impulsado por el Poder Ejecutivo, tiene entre sus autoras y destacada defensora a Vilma Ibarra, secretaria Legal y Técnica de la Nación. Bien merece que le llamemos Proyecto Vilma.

Al decir del Presidente ya no hay cuarentena, pero un tema tan trascendental para nuestro país se afronta en sesiones virtuales ¿no podrían haber prestado a los ponentes y diputados “el Patio de las Palmeras” aparentemente inmunizado contra el COVID?

Seguramente, para evitar los golpes bajos y exposiciones que daban vergüenza ajena (en 2018 hubo quien levantó al aire una bombacha para mostrar que el aborto legal era una lucha de las mujeres, y quien disertó con un ramito de perejil en la mano) esta vez las ponencias se restringieron a cuatro ejes temáticos: derecho, ciencia, religión y filosofía. Aun así, varias de ellas no lograron un mínimo nivel de argumentación académica.

LOS TRES MITOS

La socióloga María Elena Critto desmitificó con datos concretos aportados por el Ministerio de Salud de la Nación, tres afirmaciones frecuentes. Este debería ser uno de los puntos de partida de todo debate serio.

Mito 1: Que la muerte por aborto es una prioridad de salud pública. “El aborto representa el 0,2% de las defunciones femeninas en edad fértil, ocupando el puesto 58 en el ranking de causas y el puesto 72 del total de defunciones femeninas”.

Mito 2: Que hay un gran número de hospitalizaciones por abortos clandestinos. “Los egresos hospitalarios por aborto incluyen todo tipo de abortos. Son el 10% del total de hospitalizaciones por maternidad y vienen disminuyendo. Un gran porcentaje de ellas es por aborto espontáneo”.

Mito 3: Que la legalización del aborto permite reducir la mortalidad materna. “…la legalización del aborto no tiene efecto causal en la disminución de la mortalidad materna” Esta disminuye “trabajando en el aumento de la educación de la mujer, en el acceso y en la información para la prevención y control de la propia fertilidad” (Koch, 2014). “…sin aborto legalizado, Argentina tiene una de las tasas de mortalidad por aborto de las más bajas del mundo, 5 muertes por aborto cada 100.000 nacidos vivos”

INSULTOS A LA INTELIGENCIA

Algunas afirmaciones fueron verdaderos insultos a la inteligencia: “si se aprueba esta ley podremos disminuir la cantidad de abortos” (¿existe alguna razón mágica por la cual una práctica cara, peligrosa y clandestina disminuiría cuando si se hace gratis, “segura” y legal?), “El aborto inseguro es la principal causa de muerte materna en nuestro país” (¿dónde figura ese dato?) “El proyecto garantiza la objeción de conciencia” (¿desde cuándo permitir no ejecutar, pero obligar a ser cómplice salvaguarda la conciencia?) y un largo etcétera.

El pastor evangélico O. Carnival calificó al aborto como un “asesinato”. Al término de su exposición, le aclararon que la Cámara había acordado no aceptar esa palabra.

El nuevo tabú del siglo XXI: se mata a un niño por nacer pero no se puede decir, se pretende habilitar legalmente una acción, que no se puede mostrar. Silencio, oscuridad. ¿Quién es medieval?

Y COMO SI ESTO FUERA POCO…

Nuestro Ministro de Salud dijo que en el embarazo hay una sola vida, “no hay dos vidas. Si así fuera sería un genocidio universal”.

Hace años, la Academia Nacional de Medicina se expidió diciendo que “La vida humana comienza con la fecundación, esto es un hecho científico con demostración experimental; no se trata de un argumento metafísico o de una hipótesis teológica”. O sea, que en un embarazo, hay dos vidas.

A confesión de partes, relevo de pruebas.

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