Buena Data en La Prensa

El mundo está loco, loco, loco

La vida política de la primera potencia mundial está pasando uno de los momentos más agitados de las últimas décadas. Las víctimas del covid-19, el Black Lives Matter -BLM-, el sospechoso resultado de las elecciones presidenciales con el presidente Trump recurriendo al recuento de votos y a la justicia, las redes sociales mostrando sitios de internet en el que figuran personas nacidas en los años 1900 y 1902 que solicitaron el voto y cargas de datos de 140.000 votos para el candidato demócrata contra cero para el actual presidente, generan dudas. 

Pese a todo esto, las agencias de noticias y las grandes cadenas de televisión anunciaron el triunfo de Joe Biden sin un reconocimiento oficial. Se está mostrando al mundo que la democracia más poderosa del planeta tiene un sistema electoral que deja bastante que desear.

No es la primera vez que sucede algo así en las elecciones en Estados Unidos. Como detalladamente señala Karina Mariani en su columna del domingo pasado en este diario, se conocieron importantes irregularidades en los comicios de 1876, 1888, 1960 y más recientemente en el 2000.

Biden, las cadenas de TV y las agencias de noticias por un lado, el presidente Trump con las redes sociales y páginas web informando irregularidades en varios estados, por el otro. ¡A quién creerle!

Al parecer, a varios gobiernos del mundo, les cayó muy bien la noticia del triunfo demócrata y felicitaron rápidamente al que los medios declararon ganador de la contienda. El hasta ahora derrotado afectó algunos intereses que responden a las élites globalistas.

Algunos afirman que el Estado profundo utilizando su poder de fuego, fue el que está detrás de la derrota del presidente Trump, mientras que los medios tradicionales que mayoritariamente nunca digirieron al presidente, afirman que este perdió y que la gente lo castigó por el mal manejo de la pandemia y por lo que está pasando con el movimiento BLM. Todo muy llamativo en un año electoral en que si no hubiera sido por la pandemia, la economía hubiera seguido creciendo durante la actual administración. También el Primer Mandatario está a punto de lograr algo que ningún presidente había realizado desde que Jimmy Carter dejó la presidencia el 20 de enero de 1981: no comenzó ninguna guerra dentro de su primer mandato.

LA NUEVA OLA

Con la llegada del otoño al continente europeo, varios países vuelven a informar una nueva oleada de contagios del covid-19 y están sometiendo a confinamientos parciales o totales a su población. Es así que España, Reino Unido, Francia, Portugal, Italia y República Checa -estos dos últimos con toque de queda- son algunos de los estados del viejo continente que han tomado medidas para frenar el incremento de los infectados.

Por estas latitudes, el gobierno nacional dio por terminado el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio - ASPO- en el AMBA , pasando ahora al Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio -DISPO-, después de casi ocho meses de encierro con cerca de 1.300.000 infectados y más de 34.000 muertos -754 muertos por millón de habitantes- por covid-19 según cifras oficiales.

Y como si esto fuera poco. Rememorando la famosa frase de los vendedores ambulantes en los medios de transporte, la Secretaria Legal y Técnica de la Presidencia de la Nación, Vilma Ibarra, anunció esta semana en un programa de televisión, que el Poder Ejecutivo va a enviar el proyecto de ley de legalización del aborto al Congreso de la Nación, durante el mes de noviembre y que va a ser incorporado en el temario de las sesiones extraordinarias.

Es llamativo que el anuncio se haga justo con la llegada de la delegación del FMI. ¿Será otra exigencia del organismo de crédito?...

Ahora nuestro gobierno está concentrado en comprar aceleradamente millones de dosis de vacunas que están todavía en etapa de experimentación. Una funcionaria viajó en secreto a Rusia y a su regreso manifestó que iba a ser obligatoria su aplicación, mientras que el Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires expresó que iba a ser voluntaria. 

Al día siguiente la funcionaria aclaró que ninguna vacuna del covid-19 va a ser obligatoria. Así andamos. Que sí, que no. ¡A quién creerle! Y como si esto fuera poco, el Congreso votó una ley por abrumadora mayoría de protección a los laboratorios que elaboren la vacuna y que los exime de declarar los componentes de la misma.

Viendo todo este panorama, parece que se avecina un fin de 2020 convulsionado tanto a nivel internacional como nacional, después de padecer uno de los peores años para la salud, la libertad y la economía mundial.

En lo que va del siglo XXI, ya varias veces, nuestro país ha soportado un mes de diciembre caótico, con crisis políticas que provocaron grandes manifestaciones en las calles con la secuela de víctimas y daños materiales, acompañados de ajustes económicos, con el agregado de las altas temperaturas y cortes de luz. 

Todo parece presagiar sombras, pero los argentinos tenemos una gran ventaja: nuestro país es impredecible y siempre encierra la posibilidad de algo que nunca hubiéramos imaginado.

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