La Resistencia Final: El último día de la Guerra en Malvinas

Para el 14 de junio la situación de la Agrupación Puerto Argentino, responsable de la defensa de la capital de las islas Malvinas, era crítica. Luego del desembarco en San Carlos, tres semanas antes, las fuerzas británicas habían construido una posición sólida en Malvinas; dando inicio a la fase terrestre de la campaña. Las pérdidas que causadas por la Aviación Naval y por la Fuerza Aérea Argentina eran importantes, pero ninguna de ellas les impedía continuar con las operaciones. Habían marchado hacia Darwin, derrotando a las fuerzas argentinas en el Combate de Pradera del Ganso.

Desde allí y desde Caleta Trullo, donde llegaron marchando desde San Carlos a través de terreno escabroso para establecer una de sus bases logísticas avanzadas, avanzaron para atacar la principal posición defensiva argentina.

En los sucesivos combates librados a partir del 11 de junio las posiciones argentinas fueron cayendo una por una. Los combates no habían sido fáciles para los británicos, las posiciones argentinas resistieron los ataques y pelearon tenazmente antes de caer. Con el amanecer del 14 más de la mitad del sector defensivo argentino estaba en manos británicas. Con el control efectivo de esas posiciones, los ingleses podían ubicar su artillería para batir la localidad y el aeropuerto, todavía en manos argentinas.

Durante las primeras horas de 14 de junio el Ejército Argentino llevó a cabo contraataques locales para aliviar la situación de las posiciones en Monte Tumbledown y Wireless Ridge, sin éxito. Las unidades que combatían allí y en Monte William resistieron el avance británico a fuerza de coraje pero se fueron retirando hacia el Este. El Grupo de Artillería Aerotransportado 4, cuyas posiciones de fuego se encontraban al oeste de la localidad y que apoyaba principalmente las acciones en el Monte Longdon y luego en Tumbledown y Wireless Ridge, continuó tirando hasta que quedó inutilizada el último cañón, con las tropas enemigas a 400 metros de distancia.

No todo estaba perdido en las filas argentinas. Los elementos de conducción estaban intactos. A pesar de los fuertes combates librados sucesivamente durante las últimas sesenta horas, todavía quedaban unidades en condiciones de operar, si bien estaban reducidas en personal. Pero el apoyo de fuego estaba severamente reducido, con el Aerotransportado 4 fuera de juego, sólo quedaba el Grupo de Artillería 3. Esta unidad había apoyado la defensa del Cerro Dos Hermanas y de Monte Harriet y luego los combates de Tumbledown y William, pero para esta fecha sólo la mitad de las piezas del Grupo estaban en condiciones, y sólo tenían munición para un día más de combate.La situación logística era crítica; las unidades que se habían replegado necesitaban por lo menos 48 horas para descansar y reorganizarse, pero habían perdido todo su equipo pesado, hecho que limitaba seriamente cualquier empleo futuro. El espíritu argentino no había sido quebrado, pero estaban cercados y sin posibilidad de ser abastecidos desde el continente o desde la isla Gran Malvina, donde dos regimientos habían sido apostados para desalentar un ataque inglés, pero que una vez iniciadas las operaciones terrestres quedaron aislados e incapaces de ayudar en la pelea.

A las 10:30 los británicos decidieron hacer un alto el fuego para reorganizar sus fuerzas y, de ser necesario, continuar su avance. Las fuerzas argentinas se replegaron ordenadamente hacia la ciudad. Los ingleses iniciaron las comunicaciones para lograr un alto el fuego normal. El General Mario Benjamín Menéndez, gobernador militar de las islas Malvinas y Comandante Conjunto, decidió rendir la plaza consciente que toda otra acción militar sólo ocasionaría más bajas y no cambiaría el resultado de la batalla. Tres integrantes del BIM 5 fallecieron a las 14:30, las últimas bajas de la guerra. El cese del fuego fue formalizado por ambas partes a las 16:00.

El acta de rendición firmada por los generales Menéndez y Moore está fechada 14 de junio a las 23:59 (20:59 hora local). Se rindieron las fuerzas destacadas en las islas Malvinas. La rendición no alcanzó a las otras fuerzas que integraban el Teatro de Operaciones Atlántico Sur, que comandaba el Almirante Lombardo desde Bahía Blanca y de las que formaba parte la Guarnición Militar Malvinas. La Fuerza Aérea Sur, que operaba desde el continente en forma independiente del TOAS y que estaba comandada por el Brigadier Crespo, tampoco estuvo entre las fuerzas rendidas. Pero en la práctica ese día cesaron todas las operaciones militares argentinas.

En Malvinas, los últimos soldados argentinos se rindieron días más tarde. Una sección del Regimiento de Infantería 7 había sido destacada a la zona del Monte Low, siete kilómetros al norte de Puerto Argentino. Tenía la misión de proporcionar seguridad un puesto de la Red de Observadores Aéreos, parte de la red de alerta de incursiones aéreas inglesas y todavía se encontraba cumpliendo su tarea. El 15 por la tarde, un helicóptero del Ejército Argentino transportó a un oficial británico hasta la posición. El joven oficial argentino, luego de hablar con el comandante de aeronave, finalmente acató el cese del fuego y fue replegado junto con sus hombres.

A 38 años de aquella jornada y habiendo descartado el uso de la fuerza, el reclamo por nuestra soberanía continua con la misma firmeza por la vía diplomática ante los organismos internacionales.