Murió Braian Toledo, el pibe de los sueños grandes y los brazos poderosos

Soñaba con tener el mundo en sus manos. Sus poderosos brazos impulsaban esa pretensión. Pero el destino se ensañó con él. Braian Toledo, una de las grandes esperanzas del atletismo argentino, falleció anoche, alrededor de las 23. Un traicionero lomo de burro sobre la ruta 40, a la altura de la avenida Buenos Aires de su Marcos Paz natal, hizo volar por los aires la moto BMW 650 de este muchacho de apenas 26 años y le provocó la muerte en forma casi instantánea.

Toledo iba a buscar a su novia que volvía de la Ciudad de Buenos Aires y, en dirección a Merlo y a una considerable velocidad, se encontró con una de las nuevas lomas de burro que se instalaron en los últimos tiempos y que se transformó en una suerte de rampa que lo hizo impactar contra el cordón de la vereda, mientras que la moto arrancó una palmera ubicada en el boulevard que divide esa arteria conocida hasta no hace mucho como ruta 200.

El joven lanzador de jabalina usaba casco, pero la fuerza del golpe fue fatal. No bien se produjo el accidente fue conducido al hospital de Marcos Paz, donde intentaron infructuosamente salvar su vida.

Su deceso provocó una conmoción generalizada. El mundo del deporte perdió a uno de sus representantes más destacados y con una proyección de futuro sin techo.  La desazón también invadió a su tierra, esa ciudad ubicada a casi 50 kilómetros de la Capital Federal que estaba orgullosa de este muchacho de buen corazón, educado, que no dudaba en atender cuanto llamado se le hiciera para ir a dar charlas a las escuelas del distrito y colaborar con merenderos y comedores de su pueblo. Su presencia era recurrente en el Colegio San José ´-uno de los más tradicionales de Marcos Paz- y allí deslumbraba a los niños con sus historias de superación, con la pasión que abrazaba a un deporte poco común en la Argentina, pero que a él le había permitido dejar atrás una vida de privaciones y sacrificios para alumbrar un dorado porvenir.

Desde su irrupción había asombrado por su fuerza y sus condiciones técnicas, pulidas por el profesor Gustavo Osorio.  Nacido el 8 de septiembre de 1993, ya a los 12 años había asombrado en los Juegos Deportivos Bonaerenses con marcas superiores a los 35 metros con jabalinas de 400 y 600 gramos (los mayores usan las de 800).  En 2006 ya lanzaba más de 37 metros y comenzaba a hablarse de él luego de que en el Sudamericano de Coquimbo se luciera con 47,64 metros. Entonces fue cuando la Secretaría de Deportes de la Nación reparó en él y le dio el apoyo que tanto necesitaba.

Con apenas 15 años, en 2009 su nombre se hizo conocido para el gran público con un tercer puesto (registro de 73,44 metros con una jabalina de 700 gramos) en el Mundial de Menores de la Federación Internacional de Atletismo Amateur (IAAF, por su sigla en inglés). Entonces se supo de origen humilde, que por su altura la cama le quedaba chica, que para la familia hasta poner la comida en la mesa era un desafío mayúsculo…

El Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) se convirtió en su segundo hogar. El 13 de febrero de 2010 batió el récord mundial Sub 18 con 84,85 metros y lo elevó un mes después a 89,34, un registro aún vigente.

Su progreso adquirió un ritmo descomunal. En Singapur 2012 se colgó del cuello una medalla dorada en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Un año antes, ya compitiendo con mayores, fue bronce en los Panamericanos de Guadalajara y obtuvo un segundo puesto en el Campeonato Mundial Junior de Barcelona.  Muy pronto llegó su debut en los Juegos Olímpicos, en Londres 2012, donde fue 28º con una marca de 76,86 y cuatro años más tarde, en Río de Janeiro, fue finalista, producto de una destacada labor que lo catapultó a ser el décimo mejor lanzador del mundo con 79,81 metros, sólo 19 centímetros menos de los que entraron en la puja por las medallas.

Hace poco más de tres años se había instalado en Finlandia, donde entrenado por Kari Ihalainen perseguía la excelencia. Aspiraba a llegar a los Juegos de Tokio 2020. Para eso tuvo que dejar atrás varios problemas físicos que lo obligaron a someterse a una intervención quirúrgica por una rotura de ligamentos del tobillo derecho. Ese fue un precio alto que debió pagar por una carrera muy exigente, pues participó en más torneos de los recomendables en su afán por mejorar día a día.

Desde el  24 de agosto de 2015 era dueño del récord nacional de lanzamiento de jabalina con 83,32 metros. Le faltaban apenas 90 centímetros para ser plusmarquista sudamericano. Era un abanderado de lujo del atletismo nacional. Pero en su camino se cruzó uno de los lomos de burro instalados hace apenas una semana por la Municipalidad de Marcos Paz. Los vecinos del lugar se quejan de que, si bien contribuyen a que los vehículos reduzcan la velocidad, son demasiado pronunciados y peligrosos.  Tan pronunciados y peligrosos que se cobraron la vida de un pibe de 26 años que soñaba con tener el mundo en sus manos y que ponía el alma para que sus poderosos brazos le permitieran hacer realidad ese sueño.