De qué se habla hoy

Cinco senadoras y un esperpento

Un esperpéntico proyecto que lleva como identificación el número S-3435/19 llegó a la comisión de Justicia y Asuntos Penales de la Cámara de Senadores, a finales de enero.

En las últimas horas, el contenido del mismo tomó estado público produciendo una ola de indignación y asombro entre los ciudadanos honestos de nuestro país. El proyecto de ley pergeñado por cinco senadoras (sí, aunque usted no lo crea querido lector, las autoras de semejante mamarracho ocupan una banca en el Senado de la Nación), a las que alguien les ha dado letra y en imaginable ignorancia han elaborado semejante grosería legal. 

No han de quedar en el anonimato las señoras senadoras, cuatro de ellas, Ana María Ianni, Nancy González, Ana Claudia Almirón y María Pilatti Vergara integraban el bloque armado por Cristina Fernández y la quinta, María Eugenia Catalfamo, se sumó al kirchnerismo tiempo después.

La "gran idea" es la aprobación de una ley que elimine la prisión preventiva en los casos de corrupción, limite la actividad de los medios de comunicación y de los colegios profesionales. 

En sus argumentos las legisladoras aseguran que los procesos judiciales en los casos de corrupción son auténticos "linchamientos mediáticos" y justifican la propuesta afirmando que ""Las publicaciones en los medios que pudieran haber afectado la percepción pública respecto del principio de inocencia sobre el afectado es un motivo suficiente para anular la prisión preventiva"".

Sí, leyó bien, si esta ley hubiera estado vigente, Julio De Vido, Roberto Baratta, Luis D"Elía, Fernando Esteche, César Milani, Amado Boudou, Milagro Sala y José López no hubieran estado detenidos en forma preventiva, aunque los últimos tres ya tienen sentencia firme.

Muy rápido desde el Instituto Patria salieron a asegurar que esta idea no fue una iniciativa de la vicepresidenta y que no tiene su apoyo explícito. Curioso es además que pidan esta medida sólo para los políticos corruptos y no para todos los presos sin condena que en muchos casos sufren prisiones preventivas que duran años y sus historias fueron publicadas en los medios. Algunos célebres violadores y asesinos, populares motochorros o narcos deberían quedar automáticamente libres cuando sus nombres aparecen en un medio de comunicación.

Para más barbarismo legal, el proyecto propone que no puedan apelarse aquellas resoluciones que anulen las prisiones preventivas. Por el contrario el juez de instrucción deberá aceptar las apelaciones que reciba si se le ocurre rechazar el pedido de los acusados. Si así lo hiciere, esa decisión deberá ser resuelta en el mismo tiempo que un habeas corpus.

La idea general es que ningún acusado por delitos de corrupción quede preso jamás.

Las señoras senadoras aún no han dado la cara pero seguramente lo harán por estas horas e intentarán explicar lo inexplicable. ¿Dirán acaso de quién fue la idea generadora de este disparate jurídico que además tiene argumentos anticonstitucionales? Seguro que no, nunca lo harán, como nunca lo hicieron en otros casos parecidos.

Sabemos que al kirchnerismo le producen fobia los medios de comunicación, pero intentar limitar su misión principal que es justamente la de motivar la percepción pública para investigar, informar, alertar, advertir o desenmascarar, entre otras, parece exagerado.

Es casi seguro que este proyecto de ley número S-3435/19 acabe en el cesto de la basura, salvo que el gobierno de Alberto Fernández haya entregado definitivamente la lapicera del Poder, cosa que los argentinos de bien no queremos ni deseamos. Si así fuera, una vez más el país caería en los tiempos de enfrentamientos y sospechas, ya que si esta ley se aprueba, únicamente se enterarían los socios, cómplices y amigos de los corruptos de sus actos delictivos, pero el pueblo ya no tendrá derecho a saber nada, no sea cosa que le dé por opinar o se dé cuenta.

Seamos serios, Argentina necesita más que nunca de un esfuerzo conjunto, no de tareas costosas que sólo sirvan para proteger a los ladrones, los de ayer, los de hoy y los de mañana, sino de ponernos a pensar un pías mejor, sin sombras, con libertad de Poderes, con futuro. 

Hoy no tenemos nada de eso y que nuestros senadores se ocupen como amanuenses de oficio en generar disparates, no es un lujo que podamos permitirnos y por otro lado, es una vergüenza para quienes les dieron su voto.

V. CORDERO