Buena Data en La Prensa

La lengua española nos incluye a todos

                      


 

 

 


La vicepresidenta del gobierno español, Carmen Calvo, reiteró el pedido que hiciera a la Real Academia Española (RAE) para incorporar el lenguaje de género en la Constitución Española. Los miembros de la RAE respondieron con un dictamen por unanimidad: la Carta Magna está bien redactada y no aportaría nada una corrección de "duplicaciones inclusivas". Además, dejó en claro que son innecesarias todas la variables de género (todos y todas, todxs, todes o tod@s). Fuentes de la Real Academia aclararon que no se trata de una perspectiva machista. De hecho, en los últimos años ha incorporado al diccionario términos como feminicidio y sororidad.
Dicho sea de paso según el Diccionario Panhispánico de Dudas (RAE) aunque "presidente" puede usarse como común en cuanto al género ("el/la presidente"), es preferible hoy usar el femenino "presidenta", documentado en español desde el siglo XV y registrado en el diccionario académico desde 1803.
Siguiendo con el dictamen de la RAE, Carmen Calvo retrucó que "no está en manos de nadie parar el avance del lenguaje inclusivo" y que el lenguaje transforma la realidad.
Bien se sabe que en los últimos tiempos, los gobiernos de izquierda-como en este caso el español- aprovechan el poder para imponer su ideología utilizando un discurso edulcorado valiéndose de causas nobles como la tolerancia y la igualdad, imponiendo intereses sectarios y menoscabando la identidad nacional.

¿Y POR CASA COMO ANDAMOS?
En los últimos años en nuestro país la clase política y dirigencial ha ido incorporando en su discurso el uso del masculino y el femenino a la vez (argentinos y argentinas, todos y todas, etc.) mostrando rebeldía, ideología, ignorancia o indiferencia a la correcta utilización de nuestro idioma y su principio de economía.
Esta semana el nuevo gobierno de la Provincia de Buenos Aires ha dicho que está trabajando en una guía de lenguaje inclusivo que se implementará en toda la administración pública provincial.
Además algunas instituciones educativas -entre ellas el Colegio Mariano Acosta, la Universidad de Río Negro, la Universidad San Juan Bosco de Chubut, las facultades de Psicología de Rosario y de Sociales de la UBA- hacen caso omiso de las reglas del español. Justamente es en las casas de estudio, donde más debiera preservarse su pureza. Los medios, no se quedan atrás. Clarín e Infobae, entre otros, han incorporado desde el año pasado en sus redacciones a editoras de género.

IMPOSICIONES GLOBALISTAS
Desde 1987 la ONU recomienda a los Estados miembros que fomenten el empleo de un lenguaje que refleje el principio de igualdad entre hombre y mujer. Se publicaron numerosas guías de lenguaje no sexista, la mayor parte sin dar participación a los lingüistas. Inicialmente estas acciones se fundamentaron en la idea de que el idioma invisibiliza a la mujer. Ahora se está manifestando en su sentido más radical: instalar la naturalización de los colectivos LGTBIQ+ (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales, Queers y otros).
La lengua es signo de la cosmovisión. "Trasplantando" la palabra se va modificando la visión del mundo.
Quienes pretenden un cambio cultural saben bien que en cierto sentido, el pensamiento depende de la lengua en que se piensa. Organizamos el mundo y reaccionamos influidos por el sistema lingüístico presente en nuestra mente. Cambiando las palabras, se cambia el pensamiento.

FORMAS DE PENETRACION SOCIAL
Algunos cambios de los últimos tiempos, relacionados con la agenda totalitaria de género, han ido penetrando en la sociedad a través de distintos medios. En algunos casos se apeló a la tolerancia, en otros a la emocionalidad y en otros al humor. De este modo, ciertas aberraciones se nos fueron haciendo cotidianas y aún hasta simpáticas.
Ser inclusivo siempre es bien visto. Quien incluye no discrimina, acoge, ampara. Denominar así a un tipo de lenguaje, lo hace parecer amigable y contenedor. Hacer humoradas con él, lo convierte en cotidiano y accesible.

DINAMISMO
La lengua es lo más democrático. Las lenguas vivas están sujetas potencialmente al cambio lingüístico. Dependen de los hablantes.
Dice Alex Grijelmo en "Defensa apasionada del idioma español" que "el español ha aceptado en su historia muchas reformas, pero nunca una ruptura con lo inmediatamente anterior. Y siempre decididas por los propios hablantes (...) Las lenguas han evolucionado por decisión de sus propios dueños, sin interferencias unilaterales de los poderes; aún más: en un principio han impuesto su lengua a los poderes". Y continúa diciendo que "el individuo por sí solo puede influir en el lenguaje de la comunidad del mismo modo que puede influir en unas elecciones por sufragio universal: captándose adhesiones".
Decía Carmen Calvo que parar esta forma de lenguaje "no está en manos de nadie". No es cierto. Frenarlo está en las manos del pueblo hablante. Quien no concuerde con la agenda totalitaria de género que le da origen, tiene el poder de invisibilizarlo. No denominarlo con términos "amigables" ni utilizarlo. Ni siquiera como broma.

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