A 150 años de LA PRENSA

Mágicos teatros líricos

 

Por cierto que el gran hito que marcó la inauguración del Teatro Colón actual en la historia lírica y musical de Buenos Aires, con su imponente arquitectura, tras una duración de dos decenios de construcción donde se alternaron los arquitectos italianos Francesco Tamburini, Vittorio Meano y el belga Julio Dormal para finalizarlo en 1908, significó la consolidación de una trayectoria que ya venía desarrollándose desde la tercera década del siglo XIX, convirtiéndose en nuestra vidriera -valga el símil- desde el punto de vista internacional.

Desde 1825, para ser más exacto, cuando la representación en el precario teatro Coliseo primitivo (que estaba situado en la esquina de Reconquista y Cangallo, hoy Perón) permitió que la compañía del español Pablo Rosquellas, a la vez empresario y tenor, diera a la luz en nuestro medio al género operístico mediante una ópera consagrada en Italia y ya vigente en el mundo lirico: "El barbero de Sevilla", de Gioacchino Rossini.

Este fue el primer jalón de una trayectoria lírica no solo en lo que atañe a nuestro país sino a Sudamérica toda. Estamos a ciento noventa y cuatro años de ese acontecimiento pionero, y tomamos en cuenta un vínculo permanente con La Prensa, fundada por José C. Paz el 18 de octubre de 1869. Queda resumido y testimoniado, desde entonces, un siglo y medio de todo ese quehacer.

Estas páginas fueron pues vigía y testigo de todo ese gran movimiento, en su etapa más activa y desarrollista. Como por ejemplo, hechos vinculados al Teatro de la Victoria, el segundo en habilitarse, en 1838, de modesta arquitectura también y ubicado en la calle Hipólito Yrigoyen actual (entonces llamada De la Victoria) al 954, que fue testigo de estrenos de óperas del romanticismo italiano.

Pero a poco sobrevendría el gran hito de nuestra cultura lírico-musical que fue la inauguración del primitivo Colón en 1857. Con frente a la Plaza de Mayo, por entonces De la Victoria, ocupando la esquina de Rivadavia y Reconquista (en un predio abandonado), era el momento en que la ciudad sentía estar representada en la órbita teatral y lírica por una importante arquitectura proyectada por el ingeniero Carlos Pellegrini (padre del presidente homónimo) y con un estilo ya comparable a los teatros europeos.

FIEL TESTIGO
La noche inaugural con "La Traviata", de Verdi, fue un acontecimiento memorable, trayéndose un elenco de lujo donde el tenor Enrico Tamberlick (un preferido de Verdi) cantó en la ocasión. Fueron tres décadas de vida que las ediciones de La Prensa empezaron a registrar con sus críticas que se encuentran atesoradas en la profusa biblioteca del diario que, además, ya llevaba tres años cuando en 1872 Buenos Aires inaugura otro hito teatral, en la entonces Corrientes angosta: el Teatro de la Opera.

Con proyecto de Emilio Landois, aportó un fin de siglo de estrenos y rivalidad con el viejo Colón, remodelándose inclusive en la llamada belle epoque por parte de Julio Dormal (el arquitecto que concluyó el actual Colón) logrando desplazar de las preferencias de los porteños al primitivo Colón, razón por la cual se lo vendió al Banco de la Nación como sede central (tras su reciclaje) y con lo recaudado acometer la magnífica y ambiciosa obra arquitectónica del Colón actual.

Cabe señalar el aporte de esta sala de la calle Corrientes, en el mismo solar que hoy ocupa el cine teatro Opera, a partir de los años "30. Aquella vieja Opera porteña fue cuna de estrenos operísticos, de presencia de grandes divos (el afamado tenor Enrico Caruso debutó allí para más adelante volver al Colón actual; lo mismo que el gran director italiano Arturo Toscanini, quien produjo numerosos estrenos ampliando y enriqueciendo el repertorio operístico).

Y otro hecho altamente recordable y ligado a La Prensa, cuando el ya célebre compositor toscano Giacomo Puccini fue invitado por el diario en 1905, acompañado de su esposa, y residió durante un mes en el Palacio de La Prensa, de Avenida de Mayo 575, en el departamento de huéspedes. Flamante y brillante edificio entonces, inaugurado hacia fines del siglo XIX, convertido hoy en la Casa de la Cultura de la Ciudad.

Estos acontecimientos fueron volcados en las páginas de este diario que ya se había convertido en guía y vigía permanente de la actividad del espectáculo en Buenos Aires, tanto de su quehacer teatral y musical y posteriormente del cinematográfico, ya avanzado el siglo XX, siguiendo este derrotero que hoy continua vigente en sus páginas.

PEQUEÑOS Y GRANDES
El Politeama Argentino, teatro ubicado en Corrientes y Paraná y demolido ya en el siglo pasado, y otros más modestos como el Nacional de la calle Florida al 146, o el San Martin de Esmeralda 247 y el Odeón (también en Esmeralda, desaparecido ya en nuestro tiempo), además del popular Marconi, de avenida Rivadavia 2330, fueron dando curso también a esa prolifica labor.

Pero fundamentalmente, como ejemplo señero de la activa primera década del siglo XX, para una Buenos Aires en progreso arquitectónico y cultural constante, cabe recordar al importante teatro Coliseo de la calle Charcas (Marcelo T. de Alvear 1225), proyectado por el arquitecto alemán Carlos Nordmann e inaugurado como circo (por el éxito del payaso Frank Brown en nuestra ciudad) y como teatro de ópera desde 1907 (readaptado arquitectónicamente) el año anterior a que lo hiciera el teatro Colón. Una batalla de empresarios parecía regir la actividad de entonces.

El Coliseo, que finalmente adquirió el Gobierno italiano y lo sostiene con su nuevo edifico desde 1961, fue vehículo de la memorable primera trasmisión radiofónica en 1920 con fragmentos de "Parsifal", de Wagner, cuando estaba en plena actividad operística, rivalizando con el Colón.

Fue, como decíamos, un contrincante del Colón actual durante muchos años en la época de los empresarios privados, hasta finalmente decaer cuando la municipalización del máximo teatro porteño y, por tanto, el cambio de los rumbos del espectáculo musical en nuestro medio creándose los cuerpos estables de ópera (coral y orquestal) y el ballet en una nueva estructura artística, laboral y administrativa.

CUNA DE ZARZUELA
No puede dejar de mencionarse que el mismo año 1908 de apertura del Colón actual (que se inauguró el 25 de mayo), pero el 3 de octubre abría en la tradicional Avenida de Mayo, al 1222, el teatro Avenida, en su versión original, con una obra de Lope de Vega, convirtiéndose enseguida en el centro de la zarzuela en la ciudad, con memorables compañías hispanas. Tras su incendio en 1979 se llevó a cabo una valiosa reconstrucción devolviendo el brillo de su arquitectura y su activa labor a partir de 1994 cuando el afamado tenor Plácido Domingo vino especialmente a reinaugurarlo, el 19 de junio de aquel año.

El tiempo siguió dando las pautas, con la labor acreditada y superlativa del Colón, no obstante lo cual también teatros de prosa brillantes de nuestra urbe (el Cervantes, el moderno teatro San Martin, por ejemplo) produjeron ocasionalmente espectáculos operísticos, musicales y de ballet. Y más recientemente, la apertura del gran Auditorio Nacional del CCK, con la excelencia de su sala sinfónica y la sala de cámara, o el reciclaje arquitectónico de la Usina del Arte, generaron una mayor infraestructura para conciertos con la aportación siempre valiosa en nuestro medio de las asociaciones privadas, multiplicando las actividades juntamente con los organismos oficiales.

En suma, el teatro cantado en su diversidad genérica, la música en sus variadas expresiones, y el ballet, han estado presentes en este siglo y medio de vida en estas páginas para bien de la cultura y la formación de los ciudadanos.

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