Carta a un joven kirchnerista­

Ojalá que perseveres en estudiar y en trabajar, que no creas que todo te lo dará papá Estado. Poque te aseguro que no te lo dará.­

POR ALEJANDRO POLI GONZALO *

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­Yo también fui joven, lleno de ideales y de deseos de cambiar la realidad. Como vos, para quien escribo estas líneas. Los jóvenes, por fortuna, son críticos naturales del mundo de sus mayores y apenas el lento transcurrir de los años les enseña, nos enseñó, dónde está la verdad y dónde los mitos. Nos cuesta reconocerlo pero con el paso del tiempo nos damos cuenta que crecer significa pensar por nosotros mismos y que sólo aprendemos de nuestros errores en carne propia. Una vivencia marcó a fuego mis años adolescentes, pero como vos seguramente no tuviste la oportunidad de vivir experiencias tan intensas, me decidí a escribir esta carta. Es una pequeñísima contribución para que por un instante no repitas un discurso de barricada y en la intimidad de tu cuarto reflexiones a solas. Nada más que eso.­

El 25 de mayo de 1973, Héctor Cámpora asumía la presidencia y finalizaba el ciclo militar iniciado por el golpe de Onganía en 1966. En la Plaza de Mayo, una multitud dominada por la militancia montonera lo saluda. En mi casa, observo por televisión el espectáculo de las masas aclamando a un líder de papel, de apariencia poco inteligente, dueño de una sonrisa tonta que oculta sus dientes, con una voz impropia para un presidente, que estaba ahí por el dedo de Perón, pero eso no es lo importante. Lo importante es cómo me conmovía la visión del pueblo festejando en la histórica plaza y copando los balcones y muros de la Casa Rosada. Es la primera vez que era testigo de una manifestación peronista. Estaba en la secundaria y desde hacía un par de años estaba fanatizado leyendo historia argentina. Que a tono con la época, me llevó a convertirme al rosismo y a ser un rudo defensor del revisionismo. Papá, a mi lado, observa en silencio. En un momento le comento lo lindo que es ver la alegría del pueblo en estado puro. Nunca olvidaré su respuesta: "No te engañes Alejandro, yo conozco como terminan estas manifestaciones: nos volverán a llevar al desastre"

Esa misma tarde comenzó mi aprendizaje: la "juventud maravillosa" copaba la cárcel de Devoto y liberaba a los presos políticos. Los años de plomo se habían iniciado con el secuestro y muerte de Aramburu pero ahora pasarían a una escala trágica de violencia guerrillera en tiempos de democracia y, más tarde, de represión ilegal durante la dictadura de Videla

Ese día recibí una lección de política que me haría dejar atrás al revisionismo y al populismo para abrazar la democracia liberal y republicana como único camino para el desarrollo y la conviencia entre argentinos.­

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LECCIONES MAS VALIOSAS­

En mi casa había aprendido otras lecciones más valiosas. Criado en un hogar de inmigrantes de la extraordinaria clase media argentina, el ejemplo del trabajo de mis padres me enseñó que en la vida todo cuesta trabajo y que cuando las cosas se consiguen con esfuerzo tienen un valor superior, que nos alegra el corazón y nos llena de orgullo. No había lugar para el facilismo en casa. Ni para echarle la culpa al otro por nuestros problemas. Papá trabajaba de sol a sombra para que no nos faltara nada y mamá para que tuviéramos un hogar cálido y generoso con el prójimo

Tuve la dicha de estudiar en la universidad pública en una época terrible, de vivir en Río Gallegos la traumática experiencia de la guerra de Malvinas y luego aportar mi granito de arena en la recuperación de la democracia. Quizá creas que todo esto es muy ajeno a tu experiencia, al igual que la hiperinflación de 1989 e incluso la crisis del 2001. Pero justamente ese es el mensaje que quiero dejarte

Te tocó vivir en una época de demagogia y autoritarismo, de un irresponsable populismo financiado por la supersoja y como rebote lógico de la depresión del 2002. El facilismo como única receta para ganar elecciones. Todo pensado para el corto plazo y para acumular poder y riqueza. Si hasta apareció La Cámpora, heredera vergonzante de aquellos fanáticos y violentos que aclamaron al títere de Perón, para conquistar el alma de la juventud, tu alma. El relato te sedujo porque representaba una sociedad de buenos y malos, una grieta a medida de los ideales de un joven soñador de mundos mejores. Quizá te sorprendió que grandes multitudes salieran a la calle para rechazar al kirchnerismo. ¿Cómo era posible que los mayores no valoraran a Cristina, que es pura sonrisa y sensibilidad para los pobres? Te indignaron las noticias de los juicios por vastísimos hechos de corrupción; pero no por las pruebas irrefutables sino porque se atrevían a poner en duda la honestidad de tus ídolos políticos.­

Si era posible, te fanatizaste más, compraste sin preguntar el paquete completo del relato y marchaste innumerables veces a la plaza, a aquella misma plaza que me enseñó los peligros de los intolerantes, de los que creen que primero hay que destruir para después construir el paraíso de una patria socialista, similar a Venezuela.­

En Venezuela están logrando destruir una nación, aunque a tu espíritu rebelde le cueste admitirlo.­

En Argentina no lo lograron porque nuestra sociedad tiene anticuerpos para enfrentar a los iluminados. Porque tenemos una pesada carga de fracasos en nuestra mochila, a quienes no somos jóvenes no nos pueden engañar.­

A vos te seducen el fervor de los actos, la palabra encendida de Cristina, las proclamas antiimperialistas. No importan los hechos, importan las frases. No importa saber que en el mundo progresan las naciones que hacen las cosas que Argentina nunca hizo en las últimas décadas, importa seguir hablando de nacionalismo económico en la era del 5G y la inteligencia artificial. Comparada con aquellas trágicas disputas, la democracia te puede paraecer aburrida.­

¿De que sirve mi voto en una sociedad de millones que votan, te preguntarás? Te aseguro que sirve y mucho. En las próximas elecciones tenés la oportunidad de seguir apoyando a quienes contaron entre sus filas a tíos, isabelitas, brujos, turcos, pingüinos, furias y hoy suman salvajes, cuervos y aspirantes a reinas. Una familia muy normal. Si no sabés a quienes me refiero, tratá de averiguarlo por vos mismo. Ojalá que perseveres en estudiar y en trabajar, que no creas que todo te lo dará papá Estado. Poque te aseguro que no te lo dará. Yo se que estas palabras no cambiarán tu voto, pero te pido que las guardes por si en octubre triunfa el pasado. Entonces será tarde, pero habrás comprobado en carne propia que el acné juvenil no te permitió apostar por el futuro.­

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* Miembro del Club Político Argentino.­