"Un hecho político que hizo ciencia''­

La Prensa dialogó con el autor del libro `Huellas en la Luna' sobre la histórica misión Apolo 11­. Periodista especializado en astronáutica, Diego Córdova aclara varias de las dudas sobre uno de los mayores acontecimientos de la humanidad. Además, desmitifica las versiones de conspiración y asegura que las fotos de la huella y de la bandera no son de Armstrong, sino de Aldrin. ­

­Ya han pasado cinco décadas de la llegada del hombre a la Luna y aún hoy el logro sigue maravillando al mundo, más teniendo en cuenta que la tecnología utilizada era menor que la de un Smartphone de la actualidad. ­

Sin embargo, mucha gente descree del alunizaje o ignora los detalles más importantes de la misión, que no fue la única ni tampoco la que mejor trabajó sobre la superficie selenita. Así lo deja entrever Diego Córdova, periodista especializado en astronáutica y autor del reciente libro Huellas en la Luna, un sólida investigación sobre los programas espaciales. ­

"Apolo 11 fue un avance de la humanidad en un terreno desconocido, casi comparado con Cristóbal Colón. En su momento, descubrió un nuevo mundo en todo sentido de la palabra, porque la civilización europea no tenía idea de la existencia de lo que hoy es América. Neil Armstrong, al poner un pie en un lugar totalmente virgen como la Luna, concretó una empresa comparable" señala a La Prensa el comunicador. ­

-En su libro señala que el golpe más certero para el programa espacial fue el asesinato de Kennedy. Pese a ello el plan continuó. ¿Quién o quiénes fueron los impulsores?­

-El principal responsable de continuar el programa espacial fue su sucesor, Lyndon Johnson, que era el vicepresidente. El entendió la urgencia de proseguir el camino de JFK. Sin embargo hay algo que quiero rescatar de la sociedad norteamericana: su política de Estado esté quien esté. Ambos eran demócratas, pero en el momento del alunizaje el presidente era Richard Nixon, republicano. No por ser de otra facción política iba a tirar atrás el programa porque se sabía que era de prioridad nacional. ­

-¿Podría haberse llegado al satélite en las presidencias anteriores?­

-Sí, claro. El programa tuvo un retraso de dos años a raíz del incendio en el Apolo 1, que fue una misión que ni siquiera había llegado a volar y donde murieron sus tres tripulantes. Esa tragedia motivó una revisión total de la nave y se hizo una nueva, pero si no hubiese existido ese contratiempo, seguramente el hombre hubiera llegado al satélite con Johnson en la Casa Blanca.­

-La gente tiende a creer que solamente hubo una misión a la Luna...­

-Eso pasó porque el público fue perdiendo entusiasmo luego de que se concretara la hazaña. El periodismo de ese entonces percibía en la calle (inclusive acá en Buenos Aires) que la gente estaba muy informada: sabía de qué se trataba la misión, que de los tres astronautas sólo dos iban a bajar, que Armstrong iba a ser el primero y Aldrin el segundo, que Collins estaría aguardando en órbita lunar... Luego del 20 de julio ya lo veía como algo rutinario y pensó que un vuelo era igual al otro. En cambio, Apolo 13 reavivó el interés por lo que ocurrió con la nave y mantuvo en vilo a todo el mundo. ­

-¿Por qué le dieron la comandancia a Armstrong para el vuelo más trascendental de la historia?­

-Hay varios motivos. Primero, pertenecía al grupo 2 de los famosos 'Max Peck' (NdR: así se identificaron todos los astronautas en un hotel cuando fueron convocados por la NASA, para guardar el secreto) y tenía una cualidad especial para ser comandante desde el primer vuelo. Armstrong había sido piloto de prueba de los aviones supersónicos X-15 y siempre se valoró la sangre fría que tuvo en la misión de Gemini 8, que había empezado a dar tumbos en el espacio y pudo nivelarla y descender. Todo eso le permitió ser reconocido, porque por esta última maniobra se puede decir que salvó el programa espacial de Estados Unidos. ­

-En esa época ya había televisión a color y buenas fotografías de las expediciones, ¿por qué la filmación del momento en que baja Armstrong se ve tan borrosa?­

-Ante todo tenían una sola cámara Hasselblad de TV (que es la que se ve borrosa), luego otra cámara dentro del módulo lunar (que es la que toma los primeros pasos de Armstrong) y por último las Hasselblad de fotos que tenían adosadas a los trajes los astronautas. Muchos dicen que entre Armstrong y Aldrin había un acuerdo tácito entre ellos: como Neil sabía que iba a tener el privilegio de ser el primer hombre, la mayoría de las fotos que se ven de los astronautas son las que le sacó a Aldrin. Hay muy pocas fotos de Armstrong. De hecho, las fotos más icónicas de la hazaña no son de él: la huella es de Aldrin, porque se trata de un pie derecho y Armstrong bajó primero pisando con la pierna izquierda. Y la que está saludando a la bandera de Estados Unidos tampoco, es Neil sacándole a Buzz. ­

-Apolo 11 marcó un antes y un después en la carrera espacial. En el orden de importancia, ¿cuál fue la otra misión trascendental para el programa?­

-Apolo 8, sin dudas. La NASA tenía previsto hacer en ella una prueba con el módulo de mando y el lunar, a 5.000 kilómetros de la órbita terrestre, pero como no se llegaba a tiempo para tener listo el módulo lunar y había una amenaza real de que los soviéticos pusieran un vuelo tripulado, se decidió hacer un vuelo orbitando la Luna, y fueron los primeros seres humanos que pudieron verla (NdR: Jim Lovell, Frank Borman y William Anders). No sólo fue un golpe mediático sino tecnológico, porque permitió asegurarse la navegabilidad de la computadora de a bordo y realizar un mapeo del Mar de la Tranquilidad, el elegido para el descenso del año siguiente. Fue una misión que puso a prueba toda la tecnología del Apolo. ­

-¿Por qué se eligió esa zona?­

-Era una de las zonas lunares geológicamente más estables, sin grandes rocas ni cráteres, más bien llana, y era lo que se buscaba. Además estaba situada en el Ecuador lunar, lo que significa que si por algún motivo la nave se rompía o el motor no funcionaba, por el sólo hecho de estar en esa órbita podía regresar a la Tierra por las fuerzas gravitacionales. ­

-¿Qué pasó en el momento de realizar la maniobra de descenso?­

-Armstrong se pasa de ese lugar porque se encontró con rocas mucho más grandes de las esperadas. Se habían realizado estudios con muchísima anticipación, y el Apolo 10, que sacó las últimas fotos antes del alunizaje, se aproximó hasta 15 kilómetros del suelo. El comandante de esa misión, Tomas Stafford, le dijo a Armstrong que si se encontraba con rocas grandes no dudara en cancelar la operación o guiar al módulo lunar hacia otro lado, y eso fue lo que hizo Neil. ­

-Si hubiera pasado algo con el módulo lunar, ¿Collins que estaba en órbita los podría haber rescatado?­

-No, era imposible. Collins estaba a 100 kilómetros de altura en una nave que no estaba diseñada para bajar. De hecho, tenía la instrucción de regresar solo si había algún problema con sus compañeros. El tenía terror a que pasara eso, y lo confesó unos años después, diciendo que en los días previos al lanzamiento tenía pesadillas con esa posibilidad. ­

-¿Qué fue lo más importante de la misión Apolo 11?­

-Más allá de haber sido un hecho político y tecnológico, se pudo hacer ciencia, sobre todo en las misiones posteriores donde se trajo gran cantidad de roca lunar. Eso permitió deducir que hubo acontecimientos geológicos distintos en varias regiones, y demostró también lo que se preveía: vulcanismo y una lluvia de meteoritos durante su formación, lo cual indica que con la Tierra podrían haber tenido un origen en común e inclusive pertenecer al mismo cuerpo.

-¿Qué preponderancia tuvo el alemán Werner Von Braun en el proyecto espacial? ­

-Fue la piedra angular. El y sus ingenieros en Alabama fueron los que crearon el Saturno 5, y eso marcó la diferencia en la carrera espacial con los soviéticos. Pero también es cierto que nunca se hubiese llegado a la Luna sin la computadora de a bordo o los trajes espaciales. Todo tuvo su importancia. ­