"En Monzón todo era muy visceral"

Jorge Román interpreta al excampeón de boxeo en su adultez, en la "biopic" que Space estrenó el lunes. De notable parecido físico, el actor de "El bonaerense" cuenta la vida del deportista desde su retiro hasta el trágico final. Mauricio Paniagua lo retrata en sus años de juventud.

Jorge Román pasó años enteros de su vida escuchando la misma frase: "Te parecés a Carlos Monzón". Es que la similitud física es indiscutible, tanto que hasta él se anima a bromear con eso: "Podía no acertar actoralmente, pero los productores de "Monzón" decían "dónde vamos a conseguir a alguien tan parecido como éste, aunque lo tengamos que coachear todo el tiempo", dice entre risas mientras se le escapa algo de su tonada formoseña.

Román llegó al casting alentado por su representante que le dijo: "Te tenés que presentar", y fue pasando audición tras audición hasta que finalmente quedó elegido para interpretar al exboxeador, desde su retiro hasta su trágico final, en la serie que mañana, a las 22, estrena Space.
En la nueva producción de Disney Latinoamérica y Pampa Films, el actor de "El bonaerense", de Pablo Trapero, compone a un Monzón adulto, que mantiene una relación con Alicia Muñiz, a quien termina asesinando el 14 de febrero de 1988. Mauricio Paniagua es el encargado de recrear los primeros años del excampeón mundial de boxeo en esta "biopic" dirigida por Jesús Braseras.

EL DESAFIO
-¿Cómo se preparó para encarar a Monzón?
-La preparación fue literalmente acelerada porque no había mucho tiempo. Los guiones están muy bien escritos, eran muy completos. Y después estaba todo el material fílmico de la vida de Monzón, las entrevistas, para ver. En mi caso era más interesante que yo me centrara en los reportajes que él daba en la cárcel, que era la parte que me tocaba. Y después fue apuntar al vivo en el set porque, si bien es una serie de televisión, los tiempos eran más bien cinematográficos. Nunca pasábamos de cinco o seis escenas diarias. Había un trabajo a fondo. También en el caso de Monzón no servía mucho ser muy analítico porque todo en él era muy visceral, todo era físico, emocional. En este caso había que ir llevando todo a fondo, cada vez más, hasta llegar al femicidio.
-¿Cuál fue el mayor desafío al interpretarlo?
-Fue justamente atravesar todo el tiempo la violencia. La violencia en sus vínculos, con Alicia, que estaba siempre a punto de, o explotaba. Siempre estaba ahí marcado, por lo menos el recorrido que hacemos en la ficción, entonces eso era demandante. No solamente para mí, para el equipo entero. Hubo días recreando la casa de Mar del Plata que yo veía al equipo técnico con fiebre, con dolor de estómago, gente que suele ser dura para batallar. Además, recreábamos el verano del "88 y estábamos en julio (risas).
-¿Es más complejo interpretar un personaje que existió en la realidad?
-Sí, pero además es una responsabilidad enorme porque hay que pensar que estamos entrando en la vida de un ser humano que tiene relaciones, hijos, familiares. Siempre va a ser una recreación porque, hasta qué punto podés saber todas las cosas que pasaron detrás. Hay una investigación exhaustiva de parte de los guionistas, pero todo el resto era creatividad pura de Jesús Braseras. Yo le decía hace un rato a uno de los productores que un acierto de esta serie es que convocaron a excelentes profesionales detrás y delante de cámara. La verdad en que eso potenció mucho el laburo. ¿Viste cuando internamente decís "che, no doy más", y ves que tus pares y el equipo en general están poniendo alma, corazón y vida, y decís "bueno, sigamos".

HACER TEVE
-¿Cómo fue la experiencia de hacer televisión por primera vez?
-Fue interesante porque la mayor parte de las escenas yo las tengo que vivir con Carla Quevedo, y encontré en ella a una señora actriz. Es chiquita, pero es una señora actriz. Literalmente, tenía que poner el cuerpo y dejarse llevar de acá para allá, y no de la manera más suave, y yo a veces la miraba y decía "menos mal que está Carla acá". Porque también había que hacer creíble ese vínculo.
-¿Cómo hizo para manejar el tema de la violencia sin ser violento?
-Ese es un dilema que uno nunca termina de resolver del todo. Nosotros teníamos asesores de efectos especiales que nos entrenaban, y Jesús tenía muy en claro detalles y coreografías que nos hacía repetir. Pero bueno, era inevitable que en algún momento nos golpeáramos.
-¿Cómo era su vínculo con Monzón previo a la serie?
-Seguí bastante su carrera deportiva porque era la época que seguía mucho el deporte, a Boca, a (Guillermo) Vilas, compraba El Gráfico, conocía la vida de Monzón. Pero después de que se retiró no supe más nada de él hasta que pasó lo de Mar del Plata.
-¿Cómo recuerda aquello?
-Yo, por naturaleza, no soy de meterme en esas cosas. Sí me acuerdo del momento en que conocí la noticia y el primer pensamiento que se me pasó fue "¿y ese niño?". Me acuerdo perfectamente que eso fue lo que pensé. Pero no entré en detalles, aunque era imposible no ver las portadas en los kioscos todo el tiempo.