Padre: un rol central y único aunque digan lo contrario

A pesar de que la figura del hombre en la sociedad es desdeñada por muchas mujeres al punto de intentar invisibilizar su papel en la procreación y crianza de los hijos, lo cierto es que la ciencia ha comprobado los múltiples y exclusivos "efectos" de la figura paterna.

La participación de los padres en la crianza de sus hijos tiene consecuencias importantes para el bienestar del niño. Ellos influyen de manera directa sobre distintos aspectos como la alimentación, los hábitos de ejercicio físico, de juego y de conductas tales como la lectura y la disciplina. Así lo subrayan los autores de un estudio publicado en la revista "Pediatrics" (2016) en el que se revisaron los resultados de 150 investigaciones en torno a la figura paterna y su influencia sobre los hijos.

Bajo el título "Los roles de los padres en el cuidado y desarrollo de sus hijos: el rol de los pediatras", los doctores Michael Yogman y Craig Garfield, del Comité de Aspectos Psicosociales de la Salud del Niño y la Familia de la Academia Americana de Pediatría, evalúan cómo impacta el involucramiento del padre en la crianza a lo largo de las distintas fases del desarrollo de los niños, poniendo especial foco en la infancia y la influencia que ejercen sobre la salud mental y física de los hijos. Además, el informe brinda una serie de recomendaciones dirigidas a los pediatras con el objetivo de que éstos fomenten y apoyen la participación activa de los padres en materia de cuidado de sus descendientes.

Yogman y Garfield -ambos pediatras- ponen de manifiesto que si bien las madres continúan siendo las principales encargadas de la atención de los niños, los padres están más involucrados que nunca. En ese sentido, apuntan que diversos factores contribuyeron a este cambio de paradigma, que van desde la mayor profesionalización de las mujeres y el impacto de la recesión de 2008 en Estados Unidos sobre la situación laboral de muchos hombres, hasta cuestiones de políticas públicas como la extensión de la licencia por paternidad en algunos lugares. El fenómeno, aseguran, ha sido acompañado por un creciente número de estudios al respecto.

"Basándose en importantes contribuciones de disciplinas como la salud mental infantil, la sociología y la psicología, esta literatura científica ofrece una evaluación crítica del papel central y único de los padres en la salud de sus hijos, su influencia en el bienestar materno y sus interacciones con el sistema sanitario", subrayan los autores, quienes aclaran que los trabajos han tenido en cuenta tanto a los padres que conviven con sus hijos como los que no.

Asimismo, reconocen que persisten barreras que dificultan la participación de los padres -por ejemplo, en las consultas al pediatra-, vinculadas con los horarios laborales, la falta de tiempo libre, así como problemas personales, especialmente la calidad de la relación con su pareja o expareja y la habitual "toma de control" que hacen las madres, muchas veces por falta de confianza en el desempeño de los padres.

Resaltan que el campo de la pediatría sigue siendo lento para incorporar en la práctica los hallazgos sobre las ventajas del involucramiento de los padres y en la conceptualización de la atención centrada en la familia. "Sesgos culturales y estructurales entran en juego: los pediatras aún ven en las consultas una mayoría de madres y, por lo tanto, muchos no han reestructurado su consultorio para que sea más "amigable con la familia" en términos de horarios de atención, comodidad en la interacción con los hombres, y el abordaje de las preocupaciones específicas de los padres relativas a sus hijos", argumentan Yogman y Garfield.

"Los padres generalmente tienen que afrontar sus responsabilidades en el lugar de trabajo en detrimento de sus responsabilidades domésticas en una etapa muy temprana de la transición a la paternidad. Los pediatras son a menudo los primeros miembros del equipo del sistema sanitario en involucrar a los padres en su nuevo rol durante esta transición y una falla en hacer esta conexión puede resultar en un peor involucramiento y compromiso de ellos", opinan los autores del informe, quienes insisten en que los cambios en el estereotipo del padre en su rol exclusivo de sostén económico, ofrecen una oportunidad a los pediatras para lograr una mayor influencia sobre la salud del niño y la familia al apoyar e impulsar la participación activa de los padres.

A continuación, un resumen de los hallazgos que enumeran los autores sobre el modo en que impacta la participación de los padres sobre la vida de los niños desde su concepción hasta la adolescencia.

PERIODO PERINATAL Y NEONATAL

* La participación del padre durante el periodo prenatal y su residencia en el hogar al momento del nacimiento fueron lo principales predictores de involucramiento en la crianza de los hijos para cuando éstos tienen cinco años.

* La participación del padre durante el embarazo se correlacionó con que las madres tienen 1,5 veces más probabilidades de recibir atención prenatal durante el primer trimestre de gestación y con reducciones en la prematurez y la mortalidad infantil.

* Entre las madres que fumaban, la participación del padre se asoció con una reducción del 36% en el hábito de fumar en comparación con las madres cuyas parejas no participaron activamente durante este periodo.

* La salud mental y la angustia psicológica de los padres durante el embarazo se han relacionado con problemas emocionales infantiles a los 36 meses de edad.

* En un estudio que comparó el cuidado de contacto piel con piel del padre versus el cuidado en cuna convencional durante las primeras dos horas después del nacimiento, los bebés recién nacidos en el grupo de contacto piel con piel del padre lloraron menos, se adormecieron antes y tuvieron menos succión y vigilia .

* Se ha demostrado que las intervenciones simples, como las demostraciones de baño en el período neonatal, tienen efectos duraderos en la mejora de la participación paterna, al igual que los grupos de apoyo paternos en una variedad de contextos.

* Los padres pueden jugar un papel crítico en el apoyo de la lactancia materna y, a la inversa, si se sienten excluidos o en competencia con el bebé, pueden socavarlo.

* Durante la infancia, se ha demostrado que los padres son competentes y capaces de interacciones exitosas con bebés pequeños y con experiencias psicológicas similares a las madres. Sin embargo, su relación no es redundante: es más probable que sea el padre el compañero de juego del bebé y que éste sea más estimulante y vigoroso. Estas interacciones de alta intensidad con los padres pueden fomentar la exploración y la independencia de los niños, mientras que las interacciones menos intensas con las madres brindan seguridad y equilibrio.

TEMPRANA INFANCIA

* La participación del padre en los primeros años de la infancia se asocia con resultados positivos de desarrollo y psicológicos a lo largo del tiempo. Por ejemplo, a los tres años de edad, la comunicación padre-hijo demostró ser un predictor significativo y único del desarrollo avanzado del lenguaje en el niño, mientras que la comunicación madre-hijo no lo fue. Las madres adaptan la selección de palabras al vocabulario conocido del niño, mientras que los padres son más propensos a introducir nuevas palabras.

* En un estudio prospectivo, cuando los padres estaban más involucrados (cuidando, jugando, comunicándose) en la infancia con sus hijos, los niños tenían menos sintomatología vinculada a problemas de salud mental a los nueve años de edad.

* El hecho de que los padres se involucraran en un juego más rudo y su participación en el juego con niños en edad preescolar actuaron como predictores de una disminución de los problemas de conducta y una mayor competencia social de los pequeños.

* La participación positiva del padre se asoció inversamente con las trayectorias del comportamiento infantil, de modo que una mayor participación estuvo acompañada por un menor comportamiento inadaptado del niño. Además, la influencia de los síntomas depresivos maternos en las conductas problemáticas de los niños varía según el nivel de participación positiva del padre: la influencia de los padres involucrados puede compensar el impacto negativo de la depresión materna, reduciendo así el riesgo de problemas de comportamiento y desarrollo infantil.

ADOLESCENCIA

* La participación del padre se asocia con una disminución en la probabilidad de conductas de riesgo de los adolescentes (incluso con mayor fuerza para los varones) y predice menos síntomas depresivos en los adolescentes para ambos sexos.

* El compromiso del padre en la crianza se correlacionó con un mayor desarrollo cognitivo, menos problemas de conducta en adolescentes varones, menos problemas psicológicos en adolescentes mujeres y una disminución de la delincuencia y de las desventajas económicas en familias de bajo nivel socioeconómico.

* El vínculo temprano del padre con las hijas se ha asociado con un menor riesgo de pubertad precoz, de experiencias sexuales tempranas y de embarazo adolescente.

* Los adolescentes cuyos padres que no viven en la misma casa están involucrados en la crianza tienen menos probabilidades de comenzar a fumar con regularidad.

* En general, la mayor participación de los padres se ha asociado con un mejor desarrollo cognitivo, capacidad de respuesta social, independencia y desarrollo de roles de género, especialmente en las mujeres.

"Ahora se puede ver que el rol de los padres se extiende mucho más allá de lo disciplinario y la figura masculina estereotipada de sostén económico para convertirse en proveedor de atención, acompañante, maestro, modelo a seguir para la crianza de los hijos y apoyo de la madre", sintetizan Yogman y Garfield, para luego concluir: "El papel único y complementario de los padres se empieza a entender".