El latido de la cultura

El poeta boxeador (I)

Arthur Cravan fue un personaje singular. Durante su breve paso por el mundo -había nacido a fines del siglo XIX en Lausana, Suiza-, se dedicó esencialmente a sus dos grandes pasiones: el boxeo y la poesía. Llevó además una vida viajera de bohemio. 

Llegado al mundo bajo el nombre de Fabien Avenarius Lloyd, decidió rebautizarse a sí mismo en homenaje a Arthur Rimbaud, su poeta preferido. 

Se definía a sí mismo como como embustero, provocador, descarado, ratero, sobrino de Oscar Wilde, viajero compulsivo, poeta, ladrón y ex campeón de boxeo en Francia. Ninguna de estas definiciones le es infiel a la verdad. Reivindicó el arrojo, el temperamento y la desfachatez como actitudes vitales tanto desde lo artístico como desde un sentido físico. Por ejemplo, en cierta ocasión anunció que se suicidaría en público, lo cual concentró un gran número de curiosos a los que, después de acusarlos de voyeuristas, ofreció una conferencia minuciosa sobre la el tema de la entropía. 

AHORA

Entre 1912 y 1915, en París, fue el editor y único redactor de la revista Maintenant (en español, Ahora) de la que publicó cinco números. En ella se unían a las críticas literarias y artísticas junto con excentricidades y provocaciones de todo tipo, prefigurando la aparición inminente de lo que sería el movimiento Dadá. En 1915, se va de Francia en plena Primera Guerra Mundial y atraviesa Europa con pasaportes falsos. En 1916, llega a Barcelona, en donde vuelve a ejercer como boxeador. Como pugilista, Cravan era lo que se dice un poeta ocasional.

El 26 de abril de 1916, alcanza a la misma vez la cumbre de su carrera artística y deportiva, al combatir en una Plaza Monumental colmada con el campeón del mundo Jack Johnson, que lo noqueó en el sexto asalto. Si bien lo tuvo a tiro desde el primer momento de la pelea, Johnson había cobrado dinero por la filmación del combate, estipulando una duración mínima del mismo, por lo que tuvo que esperar al sexto round para derribarlo. 

Hasta el sexto capítulo de la contienda, Cravan bailoteó con elegancia por todo el ring e indistintamente arrojó y recibió golpes. Tiempo después, en el Frontón Condal, se enfrentó al francés Franck Hoche. El combate solo duró un round ya que Cravan se presentó borracho y abandonó al cabo de doce minutos.
En Nueva York conoció a la poetisa Mina Loy, con la que vivió una intensa pero breve pasión. La entrada de Estados Unidos a la Guerra Mundial empuja a la pareja a marcharse a México, donde se casaron y vivieron un tiempo, siempre acuciados por las estrecheces económicas. Al quedar Loy embarazada, la pareja decidió abandonar México en busca de una nueva vida en Argentina. 

Arthur Cravan desapareció en 1918, en algún lugar del Golfo de México, durante su travesía por el Atlántico rumbo a la Argentina. Su cuerpo, de apenas treinta años de edad, nunca fue encontrado. Loy volvió a Europa para tener a la hija de ambos, que nació en abril de 1919.

Si bien Cravan no publicó ningún libro, en uno de los números de Maintenant se deja leer un poema de su autoría. Dice así: 

Mundano, químico, prostituta, borracho, músico, obrero, pintor, acróbata, actor;  Viejo, niño, estafador, granuja, ángel y juerguista, millonario, burgués, cactus, jirafa o cuervo; Cobarde, héroe, negro, mono, donjuán, rufián, lord, campesino, cazador, industrial; Fauna y flora: ¡Soy todas las cosas, todos los hombres y todos los animales!