Julieta Kalik, la dama del musical

En un año complejo, mantiene cuatro espectáculos en cartel. "No pensé que iba a estar tan difícil a esta altura", admite. La baja de público y el gancho de las promociones.

Está cayendo la tarde sobre la avenida Corrientes, la gente empieza a caminar más despacio y a disfrutar de la nueva fachada de este emblema de Buenos Aires cuando se abre la puerta del teatro Metropolitan. Por allí aparece Canela, una schnauzer gris, seguida por su dueña: Julieta Kalik, o bien podría decirse la "dama de los musicales". Pero, ¿quién es Julieta Kalik? Es la cabeza detrás de muchas de las comedias musicales que hemos visto en los últimos tiempos. Sin ir más lejos ahora tiene en cartel cuatro: "Camarera" y "Una vez en la vida", en el Met, y "La dama de las rosas" y "Los fantástickos", en el Cultural San Martín.

Apasionada por su trabajo -de otra manera no se explica su nivel de compromiso- y amante del género musical, decidió hace diez años dejar sus tareas en la empresa de su familia para incursionar en la producción de obras de teatro.

LOS COMIENZOS
Ya cansada de hacer algo que no le gustaba, aprovechó su amistad con Juan Rodó y le propuso producir una obra juntos. Eligieron hacer "Nine", pero finalmente nunca pudieron concretarla. Rodó fue llamado por Pepe Cibrián y Angel Mahler, y debieron postergar el proyecto. Pero ella no se dio por vencida y al insistirle a su amigo, él le contó que sus jefes estaban buscando nuevos productores. Así fue como se metió en el detrás de escena de los musicales y dio sus primeros pasos con el estreno de "Excalibur". A esta mágica historia le siguieron piezas como "Lord, el musical", "Jekyll and Hyde" y "El violinista en el tejado", entre otras tantas.

-¿Cómo es producir cuatro obras al mismo tiempo en un momento tan complejo del país?
-La verdad es que amo el musical. Es por eso que hice tantas este año. Se dio la oportunidad. Mi idea era hacerlas en la primera parte del año previendo que la segunda iba a ser un poco más compleja, pero esa complejidad se adelantó varios meses, con lo cual estrenamos en un momento bastante crítico del país. Obviamente, este riesgo tiene una producción de tanto tiempo, que uno no sabe cómo van a estar las cosas; uno lo supone, pero no pensamos que iban a estar tan difícil a esta altura.
-¿Cómo maneja la inversión?
-Compenso entre las obras que me va bien y las que me va mal. En el musical es más difícil que te vaya bien, que en otros espectáculos. Muchas veces tenés que buscar esponsors que acompañen. Son puestas con mucha gente. Los derechos normalmente los podés recuperar si tenés una obra que sea un semi éxito, pero te tiene que ir medianamente bien. El costo más grande en un musical está en la preproducción, sobre todo si vas a hacer monstruos del estilo de "Camarera", "Una vez en la vida" o "El violinista en el tejado", que en el día a día son difíciles porque son elencos muy grandes, tienen una base mínima de 40 o 50 personas todos los días en el teatro. En el musical hay que buscar esponsors, eso es lo primero, y después tratar de que el público venga. Cuando la gente te acompaña y tenés una cantidad de esponsors que te dan un pequeño colchón, ahí todo funciona mejor.
-Y desde la producción, ¿cómo hacen para que la gente vaya al teatro?
-Hace unos días, cuando estrenamos "Camarera", mi socio Pablo (del Campo) dijo algo importante: "La Argentina puede estar en crisis muchas veces, pero nunca en crisis de talento". Porque la verdad es que lo que vemos todos los días acá es increíble. Pero bueno, en una crisis lo primero que la gente hace es dejar el lujo, y venir al teatro es un lujo hoy en día.

PASAPORTE MUSICAL
-¿Cuesta apelar a las promociones?
-No soy muy fanática de las promociones, pero llega un momento en que no te queda otra. Para mí sirve más poner un precio de entrada más bajo y que la gente venga a ese precio. Pero la Argentina se acostumbró mucho a las palabras "descuento" y "promoción". Eso no está bueno porque tenés que poner un precio para poder bajar después. El año pasado no lo hice, sostuve el valor de la entrada todo el año con "El violinista...", que era barata para ser un musical, pero alta -tal vez- para una obra de teatro. Y el público acompañó. Este año, en el Metropolitan hemos puesto un Pasaporte musical porque en este teatro está también "A Chorus Line" y fijamos un precio para que puedan ver las tres obras.
-¿Cuánto mayor es la inversión en un musical que en una obra de texto?
-Te diría que es tres o cuatro veces más, si no me quedo corta, dependiendo de qué musical u obra se trate.

ABRIRSE PASO
-Siendo mujer, ¿le costó más meterte en este mundo?

-No, no me costó. Todo lo contrario. En general, es aplaudido el hecho de que una mujer, habiendo empezado a mi edad (32), hiciera musicales. Tal vez no me costó en este mundo, sí un poquito más en el de los sindicatos, que son con los que tengo que lidiar al hacer un musical. Ahí sí es más complejo que seas mujer. Piensan que te pueden pasar por arriba, pero ojo, no puedo generalizar porque hay algunos que son geniales.
-¿Participa del proceso creativo?
-Sí, me gusta participar y me meto mucho. Estoy en muchas decisiones creativas.
-¿Y es de hacer cambios?
-Sugiero, hablo con los directores o con los responsables de cada área. No es que hago los cambio directamente, pero si considero que algo debería ser cambiado lo propongo con más vehemencia (risas).
-¿Sueña con hacer alguna obra en particular?
-"Una vez en la vida" era un sueño y lo logré. Tengo un montón que me encantarían y que sé que no se van a poder hacer nunca en este país por el costo. Hay obras que me gustarían pero son muy difíciles de lograr porque tienen muchos niños y eso triplica el costo ya que dependiendo de la cantidad de funciones que hacés tenés que tener más niños contratados.
-¿Qué proyectos tiene para el año que viene?
-Todavía nada, con el país como está no sé si van a ser para el año que viene o para el otro. Tengo los derechos de "Nine" y quiero ver si la podemos hacer con Juan Rodó. También estoy pensando en alguna obra de texto, para mezclar un poquito.