Neumonía: por qué se vacunan menos adultos que los que deberían

A pesar de tratarse de una enfermedad respiratoria con una tasa significativa de mortalidad, el porcentaje de cobertura de vacunación para prevenirla aún es deficitario. Un especialista detalla cuáles son los obstáculos que hay que sortear.

La muerte de la legendaria artista Doris Day, producto de una neumonía a los 97 años, quizás haya alertado a algunos sobre la gravedad que puede revestir esta afección respiratoria. "Day estaba en excelente condición física para su edad hasta que, recientemente, contrajo una neumonía que resultó en su muerte", indicó un comunicado de la Doris Day Animal Foundation, dando cuenta de la letalidad de la enfermedad.

Sin embargo, en la Argentina la cantidad de adultos que se aplican las vacunas para prevenir la neumonía es aún deficitaria, según informó la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). Los motivos van desde una falta de conciencia sobre la gravedad que reviste la afección y la errática recomendación de inmunizarse que los médicos hacen a sus pacientes hasta los obstáculos impuestos por los sistemas privados de atención sanitaria.

Esta enfermedad respiratoria se caracteriza por una infección en los pulmones. Si bien puede ser producida por virus y hongos, generalmente es causada por bacterias, entre las cuales la más común es el neumococo (Streptococcus pneumoniae). Los síntomas más frecuentes son tos (con o sin expectoración), fiebre, escalofríos, dificultad para respirar y frecuencia cardíaca aumentada.

"El neumococo es responsable de una importante carga de enfermedad en la población adulta", explicó el doctor Gustavo Lopardo, médico infectólogo y ex presidente de la SADI.

En la actualidad existen dos vacunas para prevenir la neumonía por neumococo y sus complicaciones: la conjugada de 13 serotipos (VCN13) y la polisacárida de 23 serotipos (VPN23).

Desde 2012, la vacuna VCN13 está incluida en el Calendario Nacional gratuito y obligatorio para todos los menores de dos años. Y, desde 2017, se está llevando adelante una campaña nacional de vacunación gratuita con esquema secuencial (primero VCN13 y, un año después, VPN23) para personas con factores de riesgo y mayores de 65 años.

Consultado sobre las razones que llevan a que se vacunen contra la neumonía menos adultos que los que deberían, Lopardo expresó: "Hay varios motivos. Históricamente existe el concepto social de que las vacunas son para los chicos. Los pediatras son expertos en vacunación, la mayoría de los adultos se ocupa de hacer vacunar a sus hijos y a sus nietos pero no incorporaron el concepto actual -que ya tiene unos cuantos años- de que las vacunas son para todas las edades de la vida: niños, adolescentes, embarazadas y -muy especialmente- los adultos mayores". 

"La mayor fragilidad frente a las enfermedades infecciosas se da en los dos extremos de la vida", enfatizó el especialista.

En segundo lugar, Lopardo apuntó a la falta de conciencia sobre ciertas enfermedades, lo que lleva a no poder jerarquizar la importancia que tiene su prevención. "Por ejemplo, si habla con mi mamá -que tiene 90 años- ella le diría que la vacuna contra la polio salvó al mundo porque cuando era chica y había epidemia de polio se la llevaban al campo. Pero si habla con una mujer de 30 años sobre la polio, quizás ella haya leído que Roosevelt tuvo polio o conoce a alguna persona mayor que tiene alguna secuela de polio, pero nunca vio un caso de poliomielitis porque afortunadamente hace muchos años que en la Argentina ya no hay casos de la enfermedad. Por lo tanto, se debe generar conciencia de que existe la enfermedad", graficó.

En ese sentido, Lopardo hizo referencia a un estudio realizado en la ciudad de General Roca, en Río Negro, y publicado en la revista científica "BMJ": "El trabajo mostró que siete de cada 1.000 adultos tienen neumonía cada año y que entre los adultos mayores la cifra trepa a 30 de cada 1.000. Es decir que el 3% de la población mayor a 65 años tiene anualmente esta enfermedad".

El mismo estudio comprobó que entre los adultos mayores la mortalidad a los 14 días era del 19% y al año del 38%. "Por lo tanto, se trata de una enfermedad con alta frecuencia y alta mortalidad", subrayó Lopardo, autor principal de la investigación.

Asimismo, el ex presidente de la SADI afirmó que otra "barrera" que dificulta la adecuada vacunación contra la neumonía "a veces la encontramos en el personal de salud". Al respecto, el infectólogo aseveró: "Están muy claros tres puntos: cuando el médico le dice al paciente que debe vacunarse contra la gripe y el paciente está convencido de vacunarse, lo más probable es que el paciente se vacune. El médico lo recomendó y el paciente estaba convencido. Si el médico lo recomienda pero el paciente no está muy convencido, es probable que se vacune. Pero si el médico no lo recomienda o le transmite dudas sobre la conveniencia de la vacunación y el paciente tampoco está convencido, es muy baja la posibilidad de que el paciente se vacune". 

"De modo que está claro que el consejo médico tiene muchísimo impacto en la posibilidad de que la gente se vacune", agregó Lopardo, quien detalló que por este motivo la campaña "Evitemos la neumonía" lanzada por la SADI no sólo busca generar conciencia en la población general sobre la importancia de la vacunación sino también en la comunidad médica.

"Es clave la idea de que no haya oportunidades perdidas: cuando el paciente va al clínico, cardiólogo, neumonólogo o traumatólogo, no hay que perder oportunidades para la vacunación. Es algo que en cada consulta médica deberíamos tener presente. La ley de vacunas sin dudas va a promover todo esto", prosiguió.

COMO Y QUIENES

Según precisó Lopardo, hay 90 tipos de neumococo pero los que producen enfermedad en las personas son un grupo más reducido. "La vacuna de 13 serotipos protege más o menos contra el 60% de los neumococos que afectan a las personas. La de 23 contra el 85 a 90%. Algunos pensarán que es mejor la de 23. Pero sucede que la de 13 es una vacuna "conjugada", es decir que al polisacárido del neumococo se lo conjuga, esto es que se lo une con una proteína y eso hace que la vacuna sea mucho más eficaz, tenga anticuerpos en mayores niveles, evite la colonización de fauces, y que estos anticuerpos duren mucho más tiempo. Por eso empezamos aplicando la de 13 y, un año después, amplificamos la respuesta de 13 a 23 con la otra vacuna", puntualizó.

"Si doy primero la de 23 le quito potencia a la de 13", indicó el especialista, quien no obstante aclaró que si una persona se aplicó primero la de 23 puede dejar pasar un año y aplicarse la de 13 para completar el esquema. 

Respecto de quiénes deben vacunarse, Lopardo sentenció: "Todos los mayores de 65 años y las personas de entre 18 y 64 años que pertenezcan a grupos de riesgo, es decir personas con problemas respiratorios crónicos (Epoc, bronquitis crónica), con problemas cardiológicos crónicos (arritmias o infartos), diabéticos, personas con insuficiencia renales, y todos los que tengan alteraciones en el sistema inmunológico (inmunodeprimidos, inmunocomprometidos)". 

El infectólogo destacó además la relevancia de la vacuna antigripal como otra herramienta del prevención no solo de la gripe sino también de la neumonía y de medidas tales como abandonar el hábito del tabaco, la buena nutrición y el buen estado dentario.

"Las personas que se vacunaron por primera vez después de los 65 años con las dos vacunas (VCN13 y VPN23) nunca más necesitarán un refuerzo", dijo Lopardo, para luego añadir que las personas comprendidas en el grupo de entre 18 y 64 años con factores de riesgo -que hayan cumplido el esquema secuencial de vacunación- deberán aplicarse un refuerzo de la VPN23 al llegar a los 65 años y aclaró que siempre debe haber no menos de cinco años entre las dos aplicaciones de VPN23.

DISPONIBILIDAD

En relación a la disponibilidad de las vacunas contra la neumonía, el ex presidente de la SADI hizo hincapié en que en la Argentina hay 8.600 vacunatorios públicos donde cualquier persona de más de 65 años puede concurrir a aplicárselas de manera gratuita con solo presentar su DNI. En tanto, aquellas de entre 18 y 64 años con factores de riesgo deben presentar una orden médica.

En el ámbito privado, en cambio, se obstaculiza el acceso a la vacuna contra la neumonía, pues muchas de las prepagas exigen presentar una orden médica para aplicarlas -incluso cuando se trata de personas mayores de 65 años- y las cobran -con descuento-, con valores que oscilan entre los 1.100 y los 1.900 pesos.