"Volvimos a entrar al radar de los Fondos de Inversión"

Las principales razones por las cuales Argentina ascendió a mercado emergente. Ocho acciones de empresas locales que cotizan en Wall Street fueron incluidas en el menú del MSCI. Habría un derrame sobre el resto de los activos. La medida puede ser revertida si se aplica un control de capitales, advierte Diego Martínez Burzaco, director de MB Inversiones.

La noticia, tanto tiempo esperada, llegó en un momento insólito. Morgan Stanley Capital International (MSCI) decidió incluir a la Argentina en su índice de Mercados Emergentes, dejando atrás el lugar marginal que ocupaba como Mercado de Frontera. Una recalificación que le permitirá a muchos Fondos de Inversión anidar en el país pese a la volatilidad del escenario actual, signado por la agenda electoral y un puñado de problemas macroeconómicos que son de temer.

"Haciendo un paralelismo con el fútbol, estábamos en la Primera C, una liga de tercera categoría como era ser Mercado de Frontera, y ahora ascendimos. Pasamos a la Primera B. En el mundo hay un montón de fondos de inversión que tienen en sus estatutos la posibilidad de invertir en determinados países que tienen categoría de mercado. Por ejemplo, fondos creados ad hoc para invertir en mercados de frontera, emergentes o desarrollados", explica Diego Martínez Burzado, director de MB Inversiones.

Y agrega: "El mercado de Frontera es el de más baja categoría, el más volátil, el más riesgoso. Es el que está asociado con cambios permanentes de reglas de juego. El hecho de que Argentina haya pasado a Emergente es un buen reconocimiento a la calidad del mercado argentino, porque los emergentes tienden a tener reglas de juego más estables, no hay control de capitales, el inversor local e internacional puede entrar y salir rápidamente. Entonces todos esos estándares de calidad juegan a favor de que muchos fondos ahora puedan elegir dentro del menú aquellas acciones argentinas que fueron catalogadas como emergentes".

-Son fondos que tienden a quedarse más tiempo en el país.

-Son fondos menos volátiles. Son fondos de pensión que cuando deciden invertir lo hacen de mediano y largo plazo, o compañías de seguros. No son tantos fondos especulativos, como sí hay muchos en el mercado de Frontera. Entonces eso es positivo. Ahora, Argentina entró con una parte muy pequeña de ponderación dentro de este índice emergente: el 0,26%. Hace un año atrás se estimaba el doble de la participación. Pero como esto se ajusta por la capitalización bursátil de las empresas, y como el mercado argentino bajó mucho en dólares, bajó también la ponderación de las empresas elegidas. Dentro de este menú están los activos argentinos para ser elegidos, pero no necesariamente tienen que ser incorporados. Cada fondo tiene cierta discrecionalidad de alejarse de lo que es la cartera modelo del índice MSCI. Intentan ganarle a la performance que tiene el índice. Entonces en lugar de poner el 0,26%, le tienen fe al país y ponen el 0,40%. Como primera instancia es un buen paso como para que Argentina entre nuevamente en el radar de estos fondos. Luego veremos si se concreta la llegada de esos capitales.

LAS ELEGIDAS

-Las empresas elegidas son ocho: Telecom, YPF, Banco Galicia, Globant, Banco Francés, TGS, Pampa Energía y Banco Macro. ¿Cuáles son los beneficios financieros para estas compañías?

-El principal beneficio financiero tiene que ver con que pueden recibir más liquidez, más compras, y eso hace recuperar parte de su capitalización bursátil. Reciben más notoriedad y empiezan a tener más trascendencia. Si sube su precio y hay un derrame sobre el resto de los activos argentinos, puede haber muy en el margen una mejora en los bonos argentinos y con eso menor riesgo país.

-¿Cómo impacta desde el lado de la economía real?

-Tarda, no hay una relación directa. Eliminemos la incertidumbre de que estamos en un año electoral, que eso condiciona mucho. Supongamos que es un año normal, entonces entrar al mercado Emergente implica que existe la potencialidad de recibir más flujo de capitales. Si se reciben más capitales generalmente eso tiende a mejorar el precio de los activos y a hacer más estable la volatilidad financiera. 

Si hay estabilidad financiera termina impactando a largo plazo en un riesgo de crédito menor. Y si esto es menor, por ende el costo de financiamiento será menor y habrá mayor disponibilidad de crédito para el ciudadano de a pie. Ahora vamos hacia un déficit primario cero. Pero supongamos que sigamos en déficit, además de un déficit fiscal consolidado que obliga a tomar fondos, tener más capital disponible quita volatilidad a la posibilidad de financiarse, evitando el stress.

-El MSCI también lanzó una advertencia: puede revertir este ascenso en caso de que se implemente un control de capitales.

-La advertencia nació desde abril del año pasado, cuando el organismo estaba analizando la situación argentina. La estaba estudiando en medio de la corrida financiera y bursátil. Lo dejó bien en claro. Argentina tiene una historia económica y de mercados financieros de poco respeto a las reglas de juego. Y dentro de eso hay una vital para el MSCI que es la no restricción al movimiento de capitales. Es decir que no haya cepo cambiario o cosas por el estilo. Justo estaban los candidatos de la oposición reclamando el control de capitales. Acá culpamos siempre a un tercero y no tratamos de entender la debilidad estructural de la Argentina. Primero les decimos a los ahorristas que vengan porque los necesitamos y después cuando quieren llevarse la plata porque les parece que Argentina no hizo bien las cosas, les ponemos las trabas. Una de dos: mantenemos las reglas claras o directamente no tengamos déficit, así no dependemos de ese ahorro para sostener a un Estado que parece ser tremendamente grande. Y que tiene como correlato un sector privado muy castigado en términos impositivos. La advertencia no es tanto para Cambiemos, sino para el caso de que Cambiemos no gane las elecciones.

-¿Temen un regreso de Cristina Fernández?

-Argentina había perdido la categoría de Emergente en 2009 cuando se habían estatizado en 2008 las AFJP y comenzaron todo tipo de restricciones y manipulación de los índices de pobreza e inflación. Este ascenso va con la idea de que Argentina pueda tener un mercado de capitales desarrollado que impulse el crecimiento y desarrollo del país. Lamentablemente aún no están dadas las condiciones. Hay que aclarar que la recategorización vino para ocho acciones, pero que cotizan afuera. Son los ADR argentinos. Ni siquiera son papeles que cotizan en la Bolsa local. Ese dinero no pasa por el mercado argentino, se queda allá.

UNA AYUDITA

-El ascenso fue algo muy esperado en los últimos años. ¿Por qué se da ahora si el escenario está lejos de haber mejorado?

-El MSCI lo aprobó el año pasado y dejó en suspenso la inclusión. De hecho en los meses previos hubo información difusa. En un momento dijeron que iban a hacer una transición, un ascenso por etapas. Querían formalizar todo en septiembre. Pero para esa fecha ya hubiéramos tenido las primarias adentro, y hubiese sido un condicionante importante si a Cambiemos no le iba bien. Evidentemente Argentina al ser un país excepcional, el proceso de ascenso a Emergente fue extraordinario también. Es una muestra más de que el mundo apuesta a la racionalidad de la seguridad jurídica y reglas de juego estables en un Cambiemos que también deja dudas. Es un apoyo que se complementa al del FMI y los Estados Unidos.

-Estados Unidos nos da su abierto apoyo, el FMI se muestra flexible con su programa de rescate y ahora se produce el ascenso. ¿Existe la intención de no soltarle la mano a la Argentina?

-Sin dudas. Si uno hace un paralelismo entre la relación del FMI y De La Rúa, y la del FMI con Macri, el contraste es muy grande. En aquel tiempo fueron rígidos y pragmáticos, había que cumplir hasta las comas del acuerdo. Es cierto que ahora hay mucha más flexibilidad y Estados Unidos juega un papel claro. Es una señal también para la región. Venimos de gobiernos muy populistas, anti mercados. Argentina fue punta de lanza con la elección de Macri e intentan sostener eso. La señal es clara pero no alcanza si la Argentina no está dispuesta a cambiar.

-¿La macro nos sigue jugando en contra?

-Obviamente la macro, los argentinos y la propia dirigencia. Que el riesgo país esté en 1.000 puntos básicos tiene que ver con la posibilidad de que vuelva Cristina Fernández de Kirchner, pero también con el hecho de que Cambiemos no hizo bien las cosas. Hay poca autocrítica, perdieron mucho tiempo, el mercado les dio dos años de extrema confianza permitiendo financiarse en niveles record de deuda, y nunca llegaron los ajustes y las reformas estructurales. Hubo demasiadas señales contradictorias. Los inversores están totalmente despistados. Hay mucha desilusión.

-¿Puede haber algún cambio en un segundo mandato de Macri? ¿Sirve hacer lo mismo pero más rápido, como dijo el presidente?

-Entiendo que ahí juega la política. Si él mostrara todas sus cartas ahora se vería complicada su reelección. No tengo dudas de que Macri es el primero que debe haber aprendido la lección de no haber avanzado al ritmo que la situación exigía. Transcurrieron cuatro años, la gente siente que hubo cuatro años de retroceso y se resolvieron pocos problemas desde el punto de vista fundacional. En caso de ser reelecto irá más rápido, pero tendrá que negociar consensos. Nadie va a tener mayoría en el Congreso.

VOLATILIDAD

-¿El ruido político va de la mano de la volatilidad? ¿Es inevitable?

-En la Argentina los procesos eleccionarios son procesos de dolarización de portafolios. Y será mayor este año porque la elección será muy reñida. Hay muchas encuestas y un exceso de información. Este será un año no apto para cardíacos en términos de inversión. Si uno tiene aversión al riesgo, hay que conformar un portafolio con opciones dolarizadas y tratar de diversificar el riesgo argentino. No digo que no hay grandes oportunidades, pero el escenario es muy binario.

-Hace un par de semanas circuló un informe en el cual se le advertía al sector corporativo que el riesgo cambiario persistirá en 2020. ¿Las elecciones no serán el punto final de la volatilidad?

-No. ¿Cuál es el origen del riesgo cambiario en la Argentina? El origen de todo es la inflación. Es verdad que el dólar subió acá mucho más en términos nominales que en Brasil, Chile o Colombia, pero tenemos una inflación que es de 10 a 15 veces más. Creo que si gana Macri se disipa la incertidumbre política en términos de que los contratos que se firmaron se van a cumplir y no va a haber ninguna locura. ¿Implica que vamos a tener que hacer menos sacrificios? No. Para que el Gobierno pueda bajar la presión impositiva, el gasto público tiene que bajar más que proporcionalmente. Primero tenemos que bajar el gasto para equilibrar el déficit, y luego hay que bajar más el gasto para aliviar la presión fiscal.

-¿Hay margen para que la oposición haga locuras, con un escenario recesivo y atados al programa del FMI?

-Es cierto que el margen es menor porque estamos muy contra el límite. El FMI es el prestamista de última instancia. Es eso o nada. Eso o el default. Creo que ningún gobierno llega con la intención de defaultear, pero si el kirchnerismo carece de recursos para hacer políticas expansivas y ganarse a la sociedad, es muy probable que entre eso y no pagarle al Fondo, elija no pagarle al Fondo. Es cierta la posibilidad de que haya un default con el kirchnerismo. Con Cambiemos o un peronismo moderado en el gobierno, eso no lo veo. Puede haber sí renegociaciones, tanto de la deuda privada como de la deuda con el FMI. Pero el Fondo va a exigir que se hagan las reformas porque quiere cobrar el dinero que prestó. Es lógico que defienda sus intereses. Para ser un país viable de largo plazo no hay otra más que hacer reformas y bajar impuestos. Sino no les va a alcanzar a nadie.

LAS LELIQS SOCAVAN EL PLAN DE EMISION CERO

El inevitable apetito inversor por el dólar


-El programa del FMI se flexibilizó y ahora el Banco Central puede intervenir discrecionalmente en la plaza cambiaria. ¿Fue una medida acertada?

-Lo que hay que entender es que desde la corrida que tuvimos el año pasado estamos en un plan de emergencia. Un plan que incluyó en la primera etapa ir al Fondo y asegurarse el dinero para no entrar en default, y la segunda empezar a ordenar la parte monetaria y fiscal. La pata monetaria fue un programa que arrancó el 1 de octubre, que fueron las bandas, que sirvió para calmar un poco las expectativas. Pero a los tres meses volvimos a tener la presión inflacionaria, la salida de capitales, y empezaron a hacer un programa de prueba y error. La última gran bala era esta, intervenir discrecionalmente como para frenar el dólar porque genera una segunda ronda de inercia inflacionaria. Fue difícil que el Fondo lo entienda. Como señal, cambiar el programa monetario cada tres o cuatro semanas no es lo ideal ni por casualidad, pero la coyuntura apremiaba y algo tenían que hacer. Se anunció el cambio y por ahora el Central no tuvo que intervenir en el mercado de contado, apenas algo en el de futuros. Se aplacaron las expectativas porque se sabe que el Banco Central está ahí y va a salir. La segunda pregunta para ver si el programa es exitoso o no es si alcanza lo que tiene el Central más la oferta privada para paliar esta sed de dolarización. La dolarización de portafolios es algo que va a ocurrir, en mayor o menor medida.

-También ayudó que es la etapa del año en la que el sector agroexportador liquida divisas.

-Si, pero se especulaba con ver hasta cuándo aguantaban los exportadores sentados sobre la soja. También creo que esta guerra comercial entre Estados Unidos y China tuvo que ver porque generó más incertidumbre y comenzó a caer el precio de la soja. Eso hace que el tipo que tiene la soja liquida ahora, no va a ser que luego tengan un precio internacional mucho más bajo. Es inevitable que el exportador se siente sobre los dólares lo más que pueda y que liquide los puchitos que necesita para financiar la próxima cosecha, el capital de trabajo, comprar alguna máquina agrícola.

-¿Habrá tasas altas por mucho tiempo?

-Soy consciente de que estos niveles de tasas de interés nominales son muy dañinos para la actividad, el crédito y el consumo. Pero si uno mira el dato de inflación, en términos interanuales fue de 54,7% en marzo, y un plazo fijo paga el 53 o 54%. Es decir que en términos reales es cero. Los argentinos decimos: "Uh, la tasa es del 70%". Pero esa es la tasa de los bancos, después lo que le pagan a la gente es del 55% anual.

-Hubo un apriete del Central para que los bancos actualizaran la tasa de los plazos fijos de los ahorristas.

-Hubo decisiones del Central que estimularon una suba de tasas. Cuando las tasas comenzaron a subir nuevamente desde el 65%, la de los plazos fijos se había quedado en 40%. La brecha era muy grande. Lo que hizo el Central fue decirle a los bancos que podían integrar todos los encajes con Leliqs. Estimularon así a los bancos a buscar fondeo. Luego se fomentó la competencia al permitir que si uno no es cliente del Banco Nación, igual puede hacer un plazo fijo allí. Entonces todos los bancos privados comenzaron a subir las tasas, porque el Nación era el que picaba en punta. La conclusión de todo esto es que la competencia en cualquier mercado trae beneficios para la oferta y para la demanda.

-¿Qué opina del manejo de las Leliqs?

-La Leliq es conspirativa contra el programa de Base Monetaria cero. Hay ahí un pasivo del Central que crece al 70% anual, que en tasa efectiva estamos arriba del 100%, y eso es emisión futura y de corto plazo. Muchos tienden a comparar la bola de Lebacs con las Leliq, pero cuando se compara el monto de plata, en poder adquisitivo y dólares, es una bolita. Es manejable, pero el problema es que está calzado 100% en los plazos fijos. Si hay una corrida bancaria por salida de depósitos a plazo fijo, al Banco Central se le va a hacer difícil decirle voluntariamente a los bancos que renueven las Leliqs.

-La palabra clave es "voluntariamente". No es lo mismo negociar con el tenedor de Lebacs, que era un vecino, que con el de Leliqs, que son los banqueros. El Central los puede invitar a renovar.

-Obviamente que no soy partidario de eso ni mucho menos, pero la historia argentina muestra que muchas veces el voluntarismo tiende a estar en duda cuando se acota el margen de maniobra.