TECNOLOGIA

Científico valida al humedal como alternativa en pueblos rurales sin cloacas

Alejandro Mariñelarena, investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), dependiente del ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, validó la habilitación del humedal artificial como alternativa con base científica para el tratamiento de residuos cloacales en pequeñas poblaciones del interior o muy alejadas de la red, sobre todo en zonas rurales.

Mariñelarena -científico del Instituto de Limnología "Dr. Raúl A. Ringuelet" (ILPLA), asociado entre la CIC, el CONICET y la UNLP - señaló que "venimos trabajando hace años con tecnologías blandas para el tratamiento de aguas residuales domiciliarias, desde una casa hasta pequeñas comunidades".
El entrevistado, quien es doctor en bacteriología clínica y especialista en limnología (disciplina que estudia contextos biológicos del agua dulce), detalló que "apuntamos a utilizar nuestro conocimiento de biología acuática para desarrollar un pequeño ecosistema donde ocurran las mismas cosas que se producen en la naturaleza pero confinadas".

"En esos ecosistemas -describió- se desarrolla una comunidad microbiana que aprovecha lo que trae el agua residual, se nutre de esos desechos y los deshace; entonces el agua deja sus contaminantes adentro de ese recinto, y cuando sale y vuelve al río ya está limpia".

ALTERNATIVA CIENTIFICA: LOS HUMEDALES

En localidades rurales pequeñas y alejadas de la red, por ejemplo de doscientos habitantes, la posibilidad de contar con un sistema cloacal es difícil porque "es muy caro de construir y de operar", dijo.
Asimismo, aseguró que "para estos casos nosotros aplicamos la tecnología que llamamos "humedales"; un humedal es una pileta cavada en el terreno, impermeabilizada, rellena con un material poroso y plantado con plantas acuáticas".

"Por una punta de esa pileta -explicó- entra el agua servida que viene del pueblo, pasa entre el relleno y toda la microbiología que se desarrolló allí absorbe todos los contaminantes y el agua sale limpia".

Por último, aclaró que esta es una tecnología que está muy impuesta en gran parte del mundo pero aquí es muy difícil lograr el cambio cultural que permita comenzar a utilizarla en mayor medida. Sostuvo que "de todas formas, el concepto de daño ambiental está más introducido en la sociedad".

El investigador indicó que trabaja él con un equipo de investigadores en este tipo de alternativas para solucionar problemas donde no hay soluciones centralizadas. "Una persona que compra un terreno en una zona donde no hay servicios de cloacas no sabe qué hacer con sus afluentes y termina construyendo un pozo ciego y tirando el agua ahí", sintetizó.

"Esa agua -prosiguió- corre a través del terreno hasta llegar al primer acuífero. El problema es que en nuestra zona el primer acuífero está bastante alto, muchas veces al nivel del fondo del pozo. La idea es que la tierra filtre el agua, pero si el fondo del pozo está a nivel del acuífero no hay filtración alguna".

POCOS RECURSOS

Además, Mariñelarena afirmó que otro problema muy serio es que muchas casas de barrios de pocos recursos el pozo ciego se construye mal, no se le pone una cámara séptica previa, por lo que no se retienen los residuos sólidos. "Así puede ocurrir que el vecino de al lado tengo un bombeador y termine consumiendo el agua de esa misma napa. Esto es una contaminación cruzada, que es un problema sanitario muy serio", advirtió.

El científico explicó que hace 25 años que comenzó a trabajar está problemática y desde ese momento existían en los ríos y lagunas de la provincia indicios de contaminación fecal. "Son efluentes de casas o pueblos que vuelcan directamente en el arroyo", dijo para luego finalizar: "en la provincia de Buenos Aires hay muchos pueblos de 200 personas y el problema en estos casos es que los sistemas de tratamiento convencional no son rentables".