DE QUE SE HABLA HOY

Siempre el silencio a tiempo será mejor que hacer el ridículo

 

Los tiempos electorales producen en muchos personajes lo que podríamos definir como "ligereza de boca", o sea decir cualquier cosa sin pensar, sin tener en cuenta ni lo que se dijo ni las repercusiones de lo que se dijo. Nuestra Argentina no ofrece límites al respecto y aunque no nos sorprenda hay cosas que nos ofenden y nos molestan.

La diputada por Cambiemos, Elisa Carrió viajó a Córdoba para apoyar al candidato de la coalición Mariol Negri que está en plena campaña como aspirante a gobernador provincial.
Horas antes de viajar la líder de la Coalición Cívica había dedicado una dura acusación contra el candidato socialista a la gobernación de Santa Fe, Antonio Bonfatti. "Si alguien quiere votar por la banda de narcotraficantes Los Monos, que vote a Bonfatti", disparó Carrió como si nada. 
"Mentirosa y destructora serial" fueron las palabras de defensa que usó el socialista para descalificar lo dicho por la legisladora.

El punto de mayor impacto de su estilo violento y agresivo, lo utilizó a su llegada a Córdoba y con un exabrupto sin medida dijo: "Gracias a Dios se murió de la Sota", en referencia al ex gobernador cordobés fallecido el año pasado. Fue en un acto en Cruz del Eje y después de esa frase insistió en acusar al fallecido líder político: "lo que todo Córdoba tiene que plantearse es quién maneja la droga a partir de ahora".

Esta es la misma mujer que dice ser cristiana, que habla de Jesús, de la piedad y asegura que es amiga del Papa Francisco. 

Horas más tarde pidió una suerte de disculpa ante la indignación de la familia De la Sota, pero no alcanza señora Carrió, la herida ya estaba causada y usted bien que sabe de eso. Haga campaña, pero no le tire piedras a la memoria de los muertos.

Otro que abrió la boca para sumar sandeces y en todo caso confesar el verdadero espíritu político que lo mueve, fue el ex secretario de Comercio kirchnerista, Guillermo Moreno.

En un acto militante en Laferrere, partido de La Matanza, enardecido como siempre, el ex funcionario cometió lo que bien podría calificarse de sincericidio cuando afirmó a los gritos: "Si algún muchacho quiere vivir de lo ajeno, bueno, vive de lo ajeno, pero con códigos".
Sí leyó bien querido lector y lo dijo sin que se le temblara el bigote. Además amplió su pensamiento asegurando que "No me robes la billetera y me dejés a la señora tirada con una fractura de cadera para que tiene 60 años y cuando se recupere tiene 85 ¿Cuál es la gracia de eso?".

O sea que Moreno acepta que se robe, que haya motochorros, entraderas, asaltos a mano armada, pero eso sí, sin lastimar a las víctimas.
La primera de las frases puede aplicarse a una especie de perdón a casi todo el gabinete de Cristina Fernández que está preso o procesado incluida la ex presidente, pero esto último de justificar el robo, es muy fuerte, demasiado fuerte.

Como dato curioso, detrás de un tipo que tiene esta moral social, el "predicador" Guillermo Moreno terminó su función en Laferrere pidiendo a los escasos presentes que pregonen los conceptos de "misericordia, solidaridad y perdón, tres principios ordenadores", como lo pide el Papa.

Del delito al consejo espiritual. Una farsa, una verdadera puesta en escena para "la gilada".
Es usted un inmoral amigo Moreno, y busque la definición antes de enojarse. Como si con los políticos no alcanzara, debemos sumar a esta lista de bocones al ex convicto de Rafael Di Zeo, que fue deportado desde Colombia cuando intentaba asistir al partido de Boca con Deportes de Tolima en aquel país por la Copa Libertadores.

El jefe de la barrabrava xeneixe, llegó a Ezeiza encapuchado, con gorra y buzo que apenas dejaban al descubierto su boca. "No me pueden violar las garantías constitucionales" dijo para empezar. "Cuando llegué a Colombia saltó una alerta roja como si fuera un terrorista" aseguró indignado.
Tal vez su escasa capacidad intelectual no le permitan saber al señor Di Zeo que sí es un terrorista, porque este término define a quienes dominan mediante el uso del terror y eso fue lo que él hizo siendo jefe de la Doce durante muchos años y aun hoy muchas de sus víctimas se niegan a hablar por miedo.

Después de estos ejemplos sería conveniente que estos personajes cierren la boca porque es mejor el silencio que el ridículo.

V. CORDERO