"Zugzwang"

Mirador político - Hay pesimismo sobre el futuro de la economía con el actual gobierno y nerviosismo porque un nuevo gobierno peronista repita la receta de 2001: default, megadevaluación y "corralón"

­Las encuestas muestran que un alto porcentaje de votantes tiene expectativas malas o muy malas sobre el futuro económico. También que cuestiona la gestión de Mauricio Macri y que Cristina Kirchner es la favorita para ganar en octubre. Pero esto último paradójicamente no cambia las expectativas negativas ni mucho menos calma a los mercados, sino que los vuelve más volátiles. En pocas palabras, la continuidad del actual gobierno es desesperanzadora, pero su reemplazo por el peronismo está lejos de generar optimismo.­

El ajedrez tiene una palabra para describir esta situación: `zugzwang'. El jugador está `zugzwang' cuando no tiene salida, cuando cualquier movida que intente empeora su situación. En el escenario local esto ocurre, en primer lugar, porque la inflación superó los límites tolerables y, en segundo, porque el electorado perdió la confianza en que el gobierno pueda controlarla.­

Y por último, pero no menos importante, porque la principal candidata de la oposición, Cristina Kirchner, no dice qué hará si llega al poder.­

En torno de su vuelta, de la de la Cámpora, de De Vido, de Kicillof, de Aníbal, etcétera, se tejen las fantasías más variadas, pero ninguna tranquilizadora.­

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MALAS EXPECTATIVAS­

Sin embargo, no es únicamente el silencio de la ex presidenta lo que añade malas expectativas a un panorama económico complejo, sino sus antecedentes y, en particular, los del peronismo. En ese sentido el término de comparación más cercano es el de 2001. Después de desplazar a Fernando de la Rúa y de instalarse tumultuosamente en la Casa de Gobierno el peronismo hizo entonces lo que el presidente radical se había negado a hacer: defaulteó la deuda, devaluó 200% y expropió los ahorros de los ciudadanos (corralón). Una salvaje transferencia de recursos como pocas veces se vio en la turbulenta historia financiera del país.­

El problema, en consecuencia, parece radicar no sólo en que las recetas de Macri fracasen, sino en que sean reemplazadas por las recetas sempiternas del populismo con el resultado de antemano conocido.­

En razón de que los dirigentes opositores se cuidan de aclarar qué harán con la deuda, el dólar, los déficits gemelos, etcétera, es interesante comprobar lo que propone la prensa antigobierno que les hace de vocero.­

En ese terreno las ideas varían, pero con un rasgo común: su ineptitud. Comenzaron con la instalación de candidaturas extravagantes (Espert), siguieron con la de peronistas `light' (Lavagna), después con la inclusión de un opositor en la fórmula de Cambiemos (Lousteau) y más tarde con la renuncia lisa y llana de Macri a la reelección y su reemplazo por María Eugenia Vidal, lo que, dicho sea de paso, facilitaría al peronismo volver a controlar la provincia de Buenos Aires. En resumen, cualquiera menos Macri. Lo que no se entiende es por qué si Macri va a perder, quieren sacarlo de la boleta.­

En ningún caso la prensa opositora (es decr, casi toda la prensa) describe lo que ocurriría el 11 de diciembre con un gobierno peronista. Quizás debería empezar a hacerlo para no resultar tan obvia.­