Cartografía de escritores en Córdoba

Un libro recopila el paso de célebres literatos por suelo serrano. Anécdotas y leyendas urbanas confirmadas permiten descubrir una parte de la historia desconocida de estos autores.

"Córdoba es un tesoro de historias. Comencé este proyecto vinculado a las casas museos, bibliotecas y registro de un patrimonio cultural tan extenso que tenemos en la provincia. Fui tratando de juntar esas huellas que aún existen y que se pueden visitar. Armamos una travesía de un año que me llevó a muchos lugares y terminó siendo patrimonio inmaterial porque aparecieron nuevas historias y relatos de la gente del lugar que atesora esas memorias del pasaje de escritores y escritoras", dijo a La Prensa la periodista y escritora Bibiana Fulchieri en el marco de la presentación de su libro "Cartografía de la Lengua" en Córdoba, su provincia natal. La obra fue financiada por la Agencia Córdoba Turismo en el marco de la realización del Congreso Internacional de la Lengua.

"Uno de los desafíos que me planteé para este libro era saber si algunas de esas famosas leyendas, que en las ciudades las llaman urbanas porque nadie pudo constatar, eran verdad. Una de estas decía que Ernesto Sábato tuvo una crisis existencial tan grande que necesitó pedir a su amigo Federico Valle, uno de los primeros cineastas del país y que fue su mecenas por mucho tiempo, que le prestara una casa en el Pantanillo, un lugar en las Sierras", recordó la escritora.

Durante el verano de 1943, el paraje cercano a Villa Carlos Paz, era un destino casi impensado para ir a vivir con una familia pero su abundante vegetación, la cercanía de un río y el silencio, como principal protagonista, fueron claves para que el autor buscara refugio allí mientras reafirmaba su decisión de abandonar la ciencia por la literatura. "Para la época era un sitio casi inaccesible, sin luz, sin agua, etc. Una casa de campo muy chica en medio de un bosque y al lado de un arroyo. Sabato paso un año tremendo allí porque tenía que decidir si iba a ser físico, con un buen pasar económico, o si se iba a dedicar a la literatura. Ese año de meditación motivó a que escribiera allí el libro "Uno y el universo", recordó la periodista y fotógrafa cordobesa.

Actualmente, sólo se mantiene la estructura de la casa ya que el paso del tiempo fue derrumbándola lentamente. Pero pocos años antes de su muerte Sábato fue a visitar esas ruinas, quizás para recordar ese punto de quiebre tan conflictivo en su vida y el inicio de una carrera que lo llenaría de reconocimiento nacional e internacional. "El pasaba la mano por esas paredes destruídas y decía qué había en cada una de ellas cuando vivían allí. Recordaba a su esposa Matilde y lo que ella había pasado en ese año de penuria e intemperie salvo, a lo que yo siempre denomino, por el cielo protector de Córdoba", enfatizó la profesional de la comunicación.

Otro personaje celebre de la historia que encontró en la provincia un refugio para meditar fue el dirigente político, abogado y escritor argentino Lisandro de la Torre. Por 20 años, el jurista vivió en la estancia de Feliciano Manubens Calvet, un importante político y terrateniente. "Fue muy emocionante porque la persona que me llevó por esos lugares me decía que la casa estaba prácticamente igual por ser parte del litigio de la sucesión de Manubens Calvet. Encontré una placa prácticamente perdida entre unos algarrobos que habían ido sobre ella, la limpié para protegerla y decía "Lisandro de la Torre, 20 años dedicado a la meditación sobre los problemas argentinos", recordó la investigadora.

PUNILLA Y SIERRAS
Otra leyenda aseguraba que una máquina de escribir de Roberto Arlt, por donde pasaron los primeros borradores de "El juguete rabioso", se encontraba en Cosquín. El famoso novelista había pasado un tiempo en Córdoba junto a su primera esposa Carmen Artinucci, quien finalmente falleció allí de tuberculosis. "Me daban pistas de la existencia de esa máquina y pude llegar al coleccionista que la tenía y cuya casa dejaba maravillado a cualquiera que viera allí la colección de objetos y fotos que había del Sanatorio de Santa María de Punillas especializado en el tratamiento de la tuberculosis", destacó la periodista.

En la investigación surgieron miles de anécdotas que, lamentablemente, quedaron fuera del libro por falta de espacio o de algún detalle que confirmara la historia. Una de ellas une a este coleccionista de Cosquín, que dicho sea de paso fue uno de los fundadores de esta ciudad cordobesa, y a Jorge Luis Borges.

"Cuando iba a cumplir 50 años sus amigos, gente muy vinculada al mundo artístico, le querían regalar algo especial. Cuando le preguntaron éste respondió: traiganlo a Borges a Cosquín, un deseo que le pareció disparatado de concretar. Pero dio la causalidad que uno de ellos sabía dónde comía Borges todos los días y lo fue a ver allí para comentarle que tenía un amigo con el deseo de conocerlo. Para su sorpresa Borges aceptó y lo llevaron para el cumpleaños", recalcó feliz la escritora quien justificó la ausencia de esta historia en su libro por la falta de la fecha exacta de la visita.

El entonces pueblo de Cosquín quedó revolucionado por la presencia del célebre escritor. ""La gente lo seguía. Y lo mejor es que decían que Borges estaba imperturbable, pero hubo solo un momento que no fue así. Una mujer lo paró en la mitad de la calle, en donde pasaban los autos, lo agarró y le repetía "que lindo que esté acá"" una y otra vez. A lo que él le respondió "Señora está bien pero si no cruzamos la calle no voy a estar acá, ni yo ni usted", recordaba riéndose la investigadora.

Otra leyenda urbana confirmada e incluida en el libro fue la presencia de Rodolfo Walsh como refugiado económico en Río Ceballos, a treinta kilómetros de la ciudad de Córdoba. "Me había llegado el dato de que había vivido por dos años en el barrio de „u Porá en una casita. El se casó en la década del 50 y con su mujer Elina embarazada y sin trabajo, se instalaron en un chalet que les prestaron la familia de su esposa", relató Fulchieri quien también destacó que la esposa de Walsh era una distinguida docente especializada en la enseñanza de ciegos. Entonces, mientras Elina mantenía el hogar, Rodolfo continuaba escribiendo cuentos policiales que eran publicados en revistas y lo que le generaba un magro e inconstante ingreso.

DIVOS
Córdoba también fue escenario de múltiples películas de fama nacional e internacional. Una de ellas fue "Bodas de Sangre" en 1938, el primer filme realizado sobre la obra homónima de Federico García Lorca, que un año antes había sido asesinado durante la Guerra Civil Española. 
Cabana, en Jesús María, fue una de las locaciones donde los habitantes de los caserones usados por la compañía de filmación resguardaban algún que otro testimonio y anécdota sobre la impactante realización cinematográfica.

"Buscaban un escenario parecido a una serranía baja de España con casas de estilo español y patios, con naranjos, con galerías... Una de esas casas era de Edmundo Guibourg, un gran creador y bohemio. Se fueron ahí con todo el elenco. Yo encontré la película en internet y logré identificar algunos escenarios luego de 80 años", explicó la autora.

Para entrar a ese viejo caserón de Guibourg, Fulchieri tuvo que estar de guardia frente a la entrada por tres sábados seguidos ya que el dueño no la habitaba y sólo iba los fines de semana. "Cuando llegó y le expliqué lo que hacía me dejó entrar y sacar fotos. Me veía con un poco de temor porque por cada cosa que yo encontraba me generaba un grito de alegría. Encontré toda la biblioteca de Edmundo Guibourg con todos sus libros autobiografiados por artistas españoles, literatos, embajadores, etc. Era una persona de culto. El señor me decía que también allí se refugio Luis Sandrini con Tita Merello porque ellos no se podían ver en Buenos Aires", contó con voz emotiva la incansable investigadora.

Por otra parte, a Guibourg también se lo señalaba por ser amigo de Carlos Gardel y de esta amistad surge otra leyenda confirmada. "Gardel estuvo en Córdoba filmando la película "Flor de durazno" que la conseguí ver en YouTube. Pude reconocer varias locaciones que siguen igual. Cerca hay un molino que aseguran que lo hizo Eiffel en el medio de las sierras", enfatizó la autora.
Una de las historias más emotivas y rescatadas en el libro es la de Ada Falcón, la "Emperatriz del tango" en la Argentina. La cantante fue la musa del maestro Francisco Canaro, con quien tuvo una relación amorosa y secreta.

Según cuenta la leyenda, en la cima del éxito la cantante abandonó todo para recluirse en un convento de Córdoba hasta su muerte por una pena de amor. "Ada Falcón fue una diva y su casa en Salsipuedes es hoy en día es un hotel boutique que resguarda sus objetos personales", destacó la escritora.
Varias anécdotas han quedado en torno a la memoria de esa mujer que tuvo un gran éxito entre los años 1925 a 1942, cuando se exilia en Córdoba. "Parece que un príncipe hindú mientras estaba en Buenos Aires la quiso conocer y se enamoró de ella pero la cantante no quiso saber nada. Al enterarse del perfume que le gustaba, el príncipe le mandó 50 litros de la fragancia. Ella lo que hizo era ponerlo en la tina para bañarse y después creo unos perfumeros especiales para que toda la casa oliera a ese aroma", señalaba la autora cordobesa. 
También agregó la anécdota en que Falcón se había comprado un auto descapotable, que sólo lo tenía la actriz norteamericana Rita Hayworth, y que luego de lavarse el pelo "salía a manejarlo por Palermo chico y volvía con el pelo genialmente secado y con volumen".

Finalizando la gran cantidad de historias y leyendas comprobadas durante su investigación, Bibiana Fulchieri se refirió a una leyenda que le pareció increíble. "Había llegado a mis oídos una leyenda urbana que decía que Augusto Roa Bastos había escrito "Yo el supremo" en un pueblo de la Pampa Linda, en Cruz Alta, casi en el límite con Santa Fe. Parece que durante un año trabajó en un colegio del lugar y luego tuvo varias visitas esporádicas", recordó la escritora cordobesa al contar los detalles que dos alumnas del escritor le habían relatado durante su visita a aquella localidad.

Luego agregó que "Nos fuimos al colegio para que me dieran la mayor cantidad de detalles de como fue ese momento y las aulas donde les daba clases. Trataran de reproducir en sus memorias lo que habían vivido en esos días, cincuenta años antes. Contaron que estudiar literatura allí en un lugar de vanguardia las marcó de por vida y, actualmente, enseñan literatura en las bibliotecas".
Por último, al querer sintetizar el "leitmotiv" de este libro con tantos recuerdos y leyendas confirmadas, la escritora y fotógrafa cordobesa sintetizó que "refugio es la palabra que me quedo grabada al hacer este libro. La mayoría de los citados en él fueron refugiados de alguna u otra manera. Para mí el verdadero refugio es la cultura, es el ideal. La cultura es la palabra y esta obra está llena de ellas. Pero estas también son palabras escritas con luz".