Tenían que ser los ingleses que se lo inventan casi todo incluso hasta el "veganismo" que lo institucionalizaron allá en Londres el 1 de noviembre de 1944 a través de la apertura de la Vegan Society de Inglaterra inspirada por el excéntrico Donald Watson. Mucha agua pasó bajo el puente hasta que por esas cosas de rescatar modas o actitudes de entender la vida, hoy ser "vegano" es lo más cool que hay.
Para comenzar no hay que confundirse, un vegano no es un vegetariano (otra moda que ya pasó) a los que también se puede definir como un ovolactovegetariano, alguien, que no consume carne ni pescado, pero sí huevos y lácteos. Los veganos van mucho allá, ellos son personas que ha decidido no consumir, ni utilizar, ni explotar a los animales de forma alguna en ningún ámbito y en ningún momento.
Un vegano que se precie de tal excluye de su dieta la leche, todas las carnes, los huevos, la miel, la mantequilla, o el queso, así como prendas y objetos que proceden de los animales o han sido testados en ellos. Advierto que no es una dieta para adelgazar sino casi una filosofía de vida, de hecho los veganos no adelgazan por abrazar esta tendencias ni tampoco "y esto lo certifican los nutricionistas más expertos- no es más sano un vegano que un omnívoro. Entonces ¿qué ventaja tiene" se preguntará usted querido lector, ninguna salvo estar a la moda, hacerse un poquito el raro, masticarse una zanahoria mientras los demás se pelean por ponerle más chimichurri al choripán.
También debemos reconocer que en nuestro país a como viene el tema de los aumentos de precios en las carnes, cualquiera de ellas, siempre será un ahorro importante comerse un poco de apio con unas berenjenas aderezadas con ajos. Todo un negocio se ha generado detrás de este furor, restaurantes veganos, tiendas exclusivas con ropa vegana (aquí suele hacerse trampa pero nadie se da cuenta), góndolas en los supermercados con "sutilezas veganas para gourmets", casas de comida vegana con delivery y varias invenciones más.
Lo único que hasta ahora se le ha reprochado a la dieta vegana, es que suele producir una carencia de la vitamina B12 en el cuerpo, debido a que esta se encuentra casi exclusivamente en los alimentos de origen animal. El asunto se corrige tomando suplementos vitamínicos que contengan B12. Algunos nutricionistas sostienen que en verdad la dieta vegana ayuda a corregir ciertos problemas de salud como la obesidad el cáncer, el Parkinson, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus tipo 2 y los cálculos renales aunque nada de esto pudo probarse científicamente.
El vegetariano, costumbre en desuso superada por esta nueva tendencia, tiene más defensas porque los huevos y los lácteos son excelentes complementos nutricionales. En el centro porteño hay varios "tenedores libres" de comida vegana y vaya si no hay diferencia con otro para omnívoros.
Uno ve pasar a gente como triste con la bandejita en la mano, llenando el plato con papa, zapallo, batata, lechuga, hamburguesa de soja y otras "exquisiteces".
En el otro el desfile tiene más alegría, milanesas con papas y huevo, trozos de asado, pollo al horno y otros manjares del maravilloso menú de minutas argentinos. Pero la cosa no se queda dentro de nuestras fronteras, la industria textil le encontró el filón al tema y hace tan solo unas semanas en la ciudad de Los Angeles se celebró, antes que Nueva York, Londres, Milán y París que pronto darán el pistoletazo de salida a sus "fashions week", la primera Semana de la Moda Vegana. Algunas celebridades se sumaron a este fenómeno como Beyoncé, Miley Cyrus, Pamela Anderson y la diseñadora Stella Mc Cartney.
Bueno, ahí se lo dejo, ahora ya sabe que puede hacerse vegano y vivir dando la espalda al mundo animal para no lastimarlo, usarlo ni comerlo. Igual uno siempre corre el riesgo que esa manzana deliciosa que muerde con tanto fervor veganista, esté teñida por los glifosatos y uno la puede palmar. Haga lo que quiera, pero que lo haga feliz, no sufra para estar a la moda, se puede arrepentir un día al pasar ante una parrilla con un buen asado.
V. CORDERO