Los clubes de barrio, en problemas

Se estima que en toda la ciudad hay 300 instalaciones pero sólo están registrados más de 200 en la Ciudad de Buenos Aires. El incremento de las tarifas genera en las diferentes instituciones porteñas una asfixia a la hora de cumplir en tiempo y forma con los impuestos. Instan a reglamentar la normativa nacional que ayudaría a la subsistencia del sector.

La dificultad económica va pegando cada vez más fuerte en instituciones que son pilares de la comunidad, como los clubes de barrio de la Ciudad de Buenos Aires. "Disculpame pero voy a sacar a mi hijo porque no puedo pagar" es una de las frases más comunes que se está escuchando últimamente en varios de las tradicionales instituciones.

"Los aumentos en las cuotas sociales no acompañan el nivel de inflación así que cuando alguien se nos acerca para decir que no lo pueden pagar y que no van a venir más tratamos de ver la situación de cada uno. No queremos que dejen de venir los chicos. Es un temor que siempre está presente. Porque lo primero que cortás cuando no tenés dinero es el club y me ha pasado en más de un caso", explicó a La Prensa Gabriel Migliore, secretario del Club Atlético de San Telmo. 

Cabe destacar que las cuotas para participar en las actividades de la entidad van desde los 150 pesos hasta los 300 pesos por persona a lo que se suma un adicional similar por participar en alguna escuelita.

Con más de 115 años desde su creación, este club de barrio porteño es uno de los más tradicionales para los vecinos de la Comuna 1. 

Por primera vez en su historia comenzó atravesar una dura situación: que le corten la luz. "Durante el verano se reduce la recaudación porque muchas actividades se interrumpen. Y nos pasó que nos cortaron dos veces la luz por atrasarnos en el pago del servicio pero lo terminamos pagando. La mala suerte es que se les ocurrió cortar el suministro un viernes con lo cual dejaron al club sin luz durante el fin de semana cuando hay también actividades recreativas. En 26 años de que soy secretario del club nunca me pasó esto", se lamentó el dirigente.

El año pasado en diciembre, las boletas de luz y gas oscilaban entre los $60 mil y $70 mil mensuales en la mayoría de los clubes. Mucho incidía la cantidad de horas en el desarrollo de jornadas recreativas por jornada.

"Tenemos una sede social administrativa y un complejo y en total desde 2016 hasta la última boleta hubo un 400 por ciento de aumento en la luz. Es la que más nos afecta por las actividades que realizamos. Nos vino la última de 58 mil pesos entre las dos instalaciones. Cambiamos las luminarias con una inversión de 200 mil pesos gracias a un subsidio que nos dio la Secretaría de Deportes de la Ciudad pero igual la suma es grande", enfatizó Migliore.

Las instalaciones barriales que cuenten con natatorios enfrentan otro dilema para este invierno. "Hay un agobio que sienten los clubes más chicos que cuentan con un natatorio. En junio de año pasado estaban pagando 9 mil pesos y en diciembre, que se paga lo consumido en noviembre, la cifra saltó a 80 mil pesos. Pero hoy hay algunos, como el Club Franja de Oro, que analizan si abrirán la pileta este invierno o si reducían su uso", enfatizó a La Prensa Marcelo Achile, titular del Area de Deportes y Juventud de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

Por su parte, Mariano Espósito, Secretario de la Unión de Clubes de Barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue contundente sobre la situación de las entidades.

"Los dirigentes de los Clubes de Barrios siempre se manifestaron con la voluntad de pagar y afrontar estos aumentos. Sin embargo, con el paso del tiempo la situación se hizo insostenible. Ya no pasaba simplemente por ajustarse un poco. Por el contrario, comenzó a peligrar su funcionamiento", enfatizó Espósito.

ASISTENCIA

Se estima que en toda la ciudad hay 300 clubes de barrio. Mediante el Registro Unico de Instituciones Deportivas (RUID), la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad tiene registrados más de 200, de los cuales la gran mayoría cuenta con la documentación necesaria para poder acceder a los apoyos económicos para mejoras en infraestructura y adquisición de material deportivo que otorga ese organismo.

"A la pileta y al club asisten dos mil personas. Frente a los aumentos mucho no avanzó el gasto porque accedimos a ciertos beneficios por ser un club de barrio y por ahora sí podemos sostener bien el balance. Pero un mayor aumento condiciona los aranceles", destacó a La Prensa Fabian Castro, gerente del Club Social y Deportivo Estrella de Maldonado, en el barrio de Palermo.

Sin embargo, no todos pueden acceder a la tarifa debido a que cuentan con otro tipo de instalaciones que suman ingresos a la entidad.

"Tenemos la particularidad de que somos un club de barrio y también, a parte, tenemos una actividad de fútbol profesional. Eso afecta positivamente el balance económico pero igual sufrimos el aumento de los servicios públicos porque por esta particular circunstancia estamos excluidos de acceder a cualquier tarifa social. Esto sucede porque en el reglamento de la tarifa se marca limites según los activos en los ejercicios económicos. Capaz por mes logramos obtener cierta cantidad de pesos pero gastamos eso en un bimestre con los gastos que tenemos para desarrollar la actividad y porque no dejamos de ser un club de barrio", enfatizó Migliore.

Los subsidios existentes para asistir a los clubes están destinados más a mejorar su infraestructura que a afrontar el incremento de las tarifas.

"Hay una gran demanda por parte de los clubes de que cuando se realizan inspecciones a veces terminan en multas porque faltan cosas para mejorar. No hay ningún club que no quiera estar al día pero el dinero que tiene lo destina a eso o a las tarifas. Podés advertirles sobre algo pero no intimarlo a un régimen sancionatorio que termine en una multa porque, por ejemplo, no tienen para contratar un escribano que les termine de hacer un trámite", enfatizó Diego Mielnicki, Director de Servicios públicos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

NORMAS

En el año 2014 se sancionó la Ley nacional de Clubes de Barrio (27.098) cuyo objetivo es fomentar la generación de inclusión social e integración colectiva a través de la promoción, fortalecimiento y desarrollo de clubes de barrio y de pueblo mediante la ayuda económica y la aplicación de beneficios mediante una tarifa social básica de los servicios públicos. Pero su falta de reglamentación demoró el desarrollo de más opciones para asistir a los clubes.

"El tema con esta norma es que no tiene una implementación practica que genere beneficios a los clubes. Entonces esta Ley, entre otras cosas, invita a las provincias y a la Ciudad de Buenos Aires adherirse a ella. Nosotros, desde la Defensoría del Pueblo porteña, estamos preparando un proyecto para que la Legislatura local se adhiera a la Ley e implemente un sistema que beneficie efectivamente a los clubes por dos motivos: uno porque es una Norma Nacional que pide la adhesión y, la otra, es que ya está firmado el traspaso de los servicios de energía eléctrica entre la Nación, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad. Esto significa que el Estado porteño tiene competencia sobre el tema y será su responsabilidad", destacó Mielnicki.

Luego agregó que "el Estado porteño tiene un beneficio respecto a estos clubes de barrio que son las actividades que hacen los chicos de las escuelas y jardines en esos clubes. Esta claro que es un beneficio para toda la sociedad".

Así, entre los puntos destacados del proyecto de Ley se destaca "la reducción de las tarifas de todos los servicios públicos esenciales al 50 por ciento. Además, plantear una amnistía administrativa general que está relacionada con que los clubes puedan regularizar su situación sin tener que pagar".

Por otra parte, también se insta a crear una oficina especifica encargada de regularizar las cuestiones que afrontan los clubes. "Por ejemplo para completar cualquier trámite y obtener todos los beneficios que plantean las leyes y que lo tendrían que estar haciendo de forma gratuita", enfatizó el director de Servicios Públicos de la Defensoría del Pueblo porteña.

En tanto, el anuncio realizado por el Gobierno nacional sobre la implementación de una tarifa plana de gas para los usuarios residenciales generó expectativas de que ese mismo beneficio pudiera ser aplicado en los clubes de barrio. Según lo planteado desde el ministerio de Hacienda, las nuevas facturas por este servicio público en invierno, época de mayor consumo, llegarán con un 20 por ciento de descuento.

RECREACION

Lejos de sus problemas económicos existe uno más profundo: volver a seducir a las nuevas generaciones para que se vuelquen a las instalaciones de los clubes de barrio. La falta de becas y subsidios para estas entidades hace que a la hora de recolectar dinero se piense revivir algunas funciones sociales como los bailes y los festejos. Basta en pensar en la película "Luna de Avellaneda" para vivir, por un breve momento, las tradiciones de antaño.

"Lo fundamental para nosotros es lo social. Acá se juntan chicos que capaz los fines de semana van a un country, hay algunos que vienen del colegio sin pasar por la casa y otros de bajos recursos. Lo que promovemos es la inclusión y que acá son todos iguales. Por eso se sienten cómodos. Buscamos resaltar esa faceta social que tenían antes los clubes de barrio. Como cuando yo era chico y donde me crié", explicó a La Prensa Daniel "Campana" Paglione, papá de un joven jugador y que también brinda su tiempo como entrenador de un equipo de futbol infantil del club.

Por su parte, la profesora de gimnasia artística en el club de Palermo, Carolina Feider destacó que "En el club de barrio lo que se da es que todo es posible. Por ahí no somos clubes grandes con tanta infraestructura pero en la nuestra actividad no hay barreras".

Luego concluyó que: "Tenemos un gimnasio chico donde se necesitan otro tipo de condiciones y sin embargo las igualamos, a pulmón, a los clubes grandes. Acá no hay límites, sólo buscamos seguir existiendo y ayudar a los chicos".

Define la situación de los hogares que son incapaces de pagar los servicios mínimos

Pobreza energética en la Argentina

Desde hace varias décadas, en el mundo se utiliza el termino "Pobreza Energética" que se define como la situación que sufren los hogares que son incapaces de pagar los servicios mínimos de energía que satisfagan sus necesidades domésticas básicas o que se ven obligados a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar las facturas energéticas de sus viviendas.

"La pobreza energética es uno de los temas que nosotros estamos tratando que se entienda en la Argentina. Forma parte del desarrollo de políticas de países que son cuna del capitalismo como Gran Bretaña. Fue ahí que surge la definición donde determinan que este término señala a un grupo familiar que destina el 10 por ciento de sus ingresos al pago de servicios públicos. Después hubo otra definición posterior en España donde se considera que toda persona que no tiene Acceso a la red de cloacas y a la red potable también esta en pobreza energética. Gaste o no el 10 por ciento", destacó a La Prensa Alejandro Amor, Defensor del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires que hace pocos días asumió su segundo mandato frente a esta institución.

Según el informe "Energy Poverty Handbook - 2016" de la Unión Europea un hogar sufre Pobreza Energética si para mantener satisfactoriamente una temperatura adecuada de calefacción requiere el 20%, entonces el hogar pasa a estar en situación de extrema pobreza energética.

"Durante todos estos años hubo una fuerte política de estado muy activa, Gran Bretaña, Holanda, España, Alemania, en sustitución de electrodomésticos para que sean más eficientes energéticamente. Un ejemplo en la Ciudad es toda la luminaria que recientemente el gobierno de porteño sustituyó con led. Es más económica", enfatizó el funcionario reelegido.

Luego agregó que "estamos hablado de Gran Bretaña, cuna del capitalismo, que adoptó unas medidas de intervención del Estado que son tremendas porque se meten en tu casa. Uno podría decir que esto sería más propio de una política socialista. Pero en estos países se actúa claramente en defensa de los usuarios y consumidores porque se considera que esto hace a los derechos humanos al mejorar la eficiencia energética que les costará menos de pagar".