Bocetos de un gran narrador

Fall river
Por John Cheever
Ediciones Godot. 176 páginas

Ubicado entre los mejores cuentistas del siglo XX, el estadounidense John Cheever (1912-1982) se pasó la vida escribiendo y publicando relatos hasta desarrollar un universo narrativo que es de los más personales -y contagiosos- de la literatura moderna.

La edición en 1978 de The Stories of John Cheever, libro que fue distinguido con el Premio Pulitzer y con un inesperado éxito de ventas, terminó de consagrar a su autor entre los grandes de las letras norteamericanas, y lo benefició con unos años de holgura en el final de una existencia atormentada por agudos conflictos interiores y el azote del alcoholismo.

Pero aquel volumen glorioso no reunía todos los cuentos de Cheever. Muchos no volvieron a ser recopilados, en tanto una porción de los sobrantes fue rescatada en 1994 por la viuda del escritor. Ese libro encuentra ahora un tercer traslado al español con el título de Fall river. Trece cuentos no reunidos de John Cheever y en versión de Ariel Dilon.

Las historias abarcan un arco de tiempo que va de 1931 a 1942, es decir entre los 19 y los 30 años de Cheever. Todos fueron publicados en revistas y su exclusión de la antología de 1978 parece justificada a partir del criterio, estampado en el prólogo de esa obra, de prescindir de los intentos "vergonzosamente inmaduros".

En general tienden a ser más breves que los relatos canónicos, y, si bien no son la típica obra de un principiante, ninguno de ellos destila la vividez, la emoción contenida o la misteriosa intensidad que enaltece a lo más celebrado de la producción cheeveriana. Comparados con ellos, son siempre más esquemáticos, más previsibles y más simples.

Hechas esas salvedades, hay dos o tres que se destacan. "De paso" (publicado originalmente en 1936) es una pintura fugaz pero certera de la Gran Depresión a partir del contraste en las reacciones de sus damnificados: el protagonista, que parece indiferente; sus padres, agobiados en secreto, y un militante comunista entregado en alma y cuerpo a la causa utópica de incitar a la revolución proletaria. Bien podría haber sido una novela.

El mundo de los hipódromos y los apostadores figura en tres relatos, "Saratoga", "El hombre al que amaba"" y "Su joven esposa", el mejor de todos en su descripción de una fallida infidelidad amorosa frustrada por el marido que iba a sufrirla. También el teatro y su ambigua atracción aparecen en un par de los textos, en tanto no podían faltar las penurias de la vida conyugal. En ese rubro, "Cena en familia" es de lo más logrado por su retrato de un matrimonio disuelto cuyos integrantes simulan seguir juntos por el bien de sus familiares.

En la traducción de Fall river, Dilon ha cumplido una tarea correcta sin caer en ningún fastidioso regionalismo.