Diálogos precisos y envidiable ritmo en la comedia "Terapia amorosa"

Palabras que se cruzan como dagas

"Terapia amorosa", de Daniel Glattauer. Adaptación y dirección: Daniel Veronese. Escenografía: Rodrigo González Garillo. Iluminación: Marcelo Cuervo. Producción general: Sebastian Blutrach. Voz en off: María Figueras. Actores: Fernán Mirás, Violeta Urtizberea, Benjamín Vicuña. En el Teatro Picadero. Apta para mayores de 14 años.

Juana y Valentín son jóvenes, profesionales y tienen dos hijos. Clase media, buenos trabajos, atractivos físicamente. Pero ahora se dan cuenta que tienen problemas matrimoniales. No están entendiéndose y hace rato que chocan. Deciden entonces consultar con un psicólogo, que al principio no se ocupa de ellos demasiado porque está tratando de resolver su propia vida por celular.

En el estudio del psicólogo los encuentra el espectador tratando de solucionar sus problemas y enloqueciendo al profesional con sus peleas infantiles, su permanente incomunicación y esa necesidad que tiene cada uno de mostrarse perfecto y dueño de la verdad.

"Terapia amorosa" es una obra del austríaco Daniel Glattauer, un periodista y escritor de exitosa carrera literaria, cuyas piezas han sido representadas y premiadas en más de una oportunidad.

Austria es un país del que nos han llegado obras de interesante repercusión en nuestro país, como "Bambilandia" de Elfriede Jelinek (autora de la polémica "La pianista", llevada luego al cine por Isabelle Huppert), dirigida por Emilio García Wehb, o las intensas creaciones de Thomas Bernhard, de formación y raíces austríacas, autor, entre otras, de "Almuerzo en la casa de Ludwig W", representada con gran éxito en nuestro país con la dirección de Roberto Villanueva.

Hoy, Glattauer, el autor de "Terapia amorosa", surge con un estilo más cercano al vaudeville francés, un ritmo envidiable y diálogos cortos que se suceden como latigazos. Obra con estructura y funcionamiento de relojería, exige de sus actores una mecánica corporal de respuestas inmediatas.

CONTRINCANTES
El director Daniel Veronese hace suya la obra con su propia versión y la maneja como lo que ocurre en un ring. Transforma a los contrincantes, marido y mujer, y los enfrenta en rounds cortos pero lacerantes, con diálogos afilados e imparables, y alguna vuelta de tuerca que precipitará el final.

Para tal ejercicio teatral se necesitan actores que conozcan profundamente el métier y sean dueños de una oralidad perfecta y un intercambio alerta con el antagonista. Actores como la encantadora Violeta Urtizberea y el sonriente Benjamín Vicuña, que agitan el aire en un ininterrumpido intercambio de incomprensión en el que parece no tener lugar la pregunta sobre dónde quedó tanto amor.

Con ellos se luce Fernan Mirás, suerte de manso moderador y árbitro que intenta fijar las reglas de ese peligroso cuadrilátero con tan salvajes contrincantes. El público, entre carcajada y carcajada, toma parte del juego y participa de la terapia.

Calificación: Muy buena