Plata y encuestas

Mirador político- Las encuestas anticiparon un posible triunfo kirchnerista en Neuquén hasta el cierre de la votación. Colaboraron en la instalación de un clima artificial de incertidumbre.


El reelecto gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, sostuvo después de su triunfo sobre el kirchnerismo el domingo pasado: "Más de uno va a tener que devolver la plata de las encuestas".

Se refería a la cantidad de sondeos que habían llovido sobre los periodistas hasta el cierre mismo de la votación y que anunciaban un posible triunfo del kirchnerismo en una provincia que hace 60 años gobierna un solo partido, el Movimiento Popular Neuquino. Finalmente Gutiérrez le dio una paliza al candidato K, sacándole 14 puntos de ventaja (40% a 26%).

Encuestas y medios profetizaban lo contrario. Con total aplomo aseguraban que el candidato de Cristina Kirchner, un ex piquetero que juntó a todo el peronismo tras el objetivo de ganarle a Gutiérrez, estaba a uno o dos puntos de quedarse con la provincia. Algunos hasta llegaron a darlo como virtual ganador.

Como en Neuquén se explota uno de los yacimientos de "shale" más grandes del mundo al que Mauricio Macri apostó para revertir el deterioro energético, esas profecías tenían un tono apocalíptico y transformaban una elección provincial en el desahucio anticipado del gobierno nacional. Involucraban paralización de las inversiones y la fuga de capitales de imponerse el ex piquetero. Ese apocalipsis, sin embargo, debió ser postergado cuando la realidad reemplazó a las encuestas y al relato periodístico.

Tanta fue la presión mediática que hasta Cristina Kirchner terminó creyéndose la operación y apoyó al piquetero públicamente. La idea era que su triunfo significaría en el plano nacional un repudio a Macri. Pero todo se reveló como una maniobra equivocada. La ex presidenta tuvo que encerrarse otra vez en el silencio. Sus voceros en los medios habían deslizado que pensaba viajar a Neuquén para felicitar al ex piquetero en caso de una victoria.

La hipótesis del error estadístico cometido por consultoras que trabajan para los políticos no parece convincente. Difícil equivocarse tanto. En especial cuando en la tarde del domingo seguían lloviendo las encuestas de boca de urna insistiendo con un final reñido. Una consultora española de cuyo nombre Gutiérrez querrá seguramente acordarse para siempre daba a las 16 al MPN con 30,8% y al candidato K con 27,2%. Otra consultora, teóricamente contratada por la UCR, daba en simultáneo 29,95% a Gutiérrez y 28,1% al candidato K. Hasta se difundían encuestas "on line" con el candidato K arriba por 32,47% a 31,17%.

Las encuestas electorales sirven para tres cosas: tener un cuadro de situación, detectar tendencias y hacer acción psicológica. En este caso fueron usadas con torpeza y un efecto contraproducente.

Pusieron además en evidencia el esfuerzo que una parte del "establishment" político, económico y periodístico está haciendo para instalar un clima de desaliento adverso al gobierno. No es una tarea imposible en vista de que la economía entró en una etapa recesiva como ocurre cada vez que la moneda se deprecia fuertemente, pero se frustra cuando las encuestas dan paso a la realidad y los hechos reemplazan a las palabras.