Luciano Cáceres se prepara para estrenar el jueves "Happy hour: dale espacio a tu deseo", de Eduardo Albergaria

Como un obrero de la actuación

Con un personaje que apela a la comicidad, el actor busca sumarse a la movida brasileña de la película que también protagoniza Pablo Echarri. Además habló sobre la falta de micrófonos en la entrega de los Estrella de Mar.

 

A Luciano Cáceres nadie lo corre. No hay un lugar al que él quiera llegar primero ni segundo. Por eso al hablar de la actuación no la define como una carrera sino como un "oficio" del que tiene que "estar atento a las nuevas herramientas y dramaturgia".

Probablemente por eso es que se convirtió en uno de los actores más versátiles de su generación, capaz de interpretar al galán de la novela o al villano de la historia. Que no duda al aceptar protagonizar una tira en el prime time o participar de una película independiente.

Ahora, además de hacer temporada en Mar del Plata en su doble papel de actor y director con "El ardor" y "40 días y 40 noches" en el Auditorium, estrena el jueves en cine "Happy Hour: dale espacio a tu deseo", de Eduardo Albergaria, con Pablo Echarri, Leticia Sabatella y Aline Jones.
"La temática es la de un matrimonio de varios años, generación de cuarenta y pico, en la que el personaje de Pablo plantea poder tener libertad sexual en la pareja, darle espacio a su deseo. Pero bueno, mete mucho la cabeza y ahí empiezan a jugar los otros personajes", explica Cáceres sentado en una de las mesas de DAC (Directores Argentinos Cinematográficos).

DOBLE PAPEL
-¿Qué rol tiene su personaje en esta historia?
-Yo soy un argentino que llega y se suma a la movida brasileña automáticamente, quiere darle espacio a su deseo personal y empieza a través de la cabeza de Pablo a ser una especie de tercero en discordia. Y con el correr de la película te vas enterando cuál es el mundito de este personaje. Me toca jugar básicamente la comicidad. Es un rol muy colorido, que juega con el idioma.
-¿Qué le sedujo de la propuesta?
-Creo que la temática es interesante. No hay muchas películas que hablen de gente de cuarenta y pico. Creo que además al ser una coproducción muchas veces no se entiende por qué hay un argentino o un español en una película argentina, a veces está un poco forzado, y desde la cabeza y los roles me parece que acá funciona muy bien. 
-¿Se ve dirigiendo cine?
-Me encantaría en algún momento. Me falta mucho para aprender, desarrollar mucho una historia. Yo dirijo hace 20 años teatro así que ojalá que llegue en algún momento la posibilidad de hacerlo.
-¿Cuáles son las ventajas de ser actor a la hora de dirigir?
-Conozco un poco los dos oficios. Me vinculo siempre armando equipos. Laburo con actores que además son buenas personas, que sean buenos compañeros de viaje, más en este caso cuando nos toca una convivencia lejos de nuestras casas como es hacer temporada. Conozco la tarea pero también a la persona entonces cuando uno dirige se relaciona muy personalmente con cada uno. Hay cosas grupales que hay que armar pero después uno establece un vínculo muy particular, como lo hacés con cada uno de los seres que te rodean. No dejamos de ser personas. 
-Está atento al otro.
-Sí, a conocer las necesidades, los tiempos. Hay actores que ya desde la lectura tienen un 80 por ciento adentro, ya tienen la musiquita, el ritmo, lo que vos imaginaste. En cambio, yo por ejemplo, soy de los últimos ensayos, voy de a poquito encendiendo, ganando confianza y después junto todo. Me voy proponiendo descubrir cada cosa por vez.
-¿Se ve siempre actuando y dirigiendo?
-No sé quizás en algún momento me veo más director, me gusta mucho. Pero me encanta actuar. Conviviremos.
-¿Cómo le resulta la experiencia de actuar y dirigir en simultáneo como ocurre en "El ardor"?
-No hago mucho eso. Es un tanto esquizoide sobre todo para mis compañeros porque tenés al actor que está haciendo el rol y al mismo tiempo la otra vocecita está dando indicaciones o señas al sonido, a la luz. Pero es posible.
-¿Cómo vivió lo que pasó durante la entrega de los Estrella de Mar con la falta de micrófonos?
-Fue raro que la gente no pudiese hablar, igual a mí no me hubiese tocado porque no estaba nominado para un premio pero sí mi obra y Leonor Manso que sí ganó. En el Festival de Cine también pasó lo mismo. Creo que ese es un espacio para el que gana el premio, que tiene que tener un momento para agradecer o decir lo que se le da la gana, siempre teniendo en cuenta que hay un montón de premios y hacerlo acotado. Una pena, igual no dejó de ocurrir. Se bajaba la musiquita y ahí se decían algunas cosas y todos atentamente hacían esfuerzo y escuchaban.
-¿A ustedes les dieron alguna explicación?
-No, yo me di cuenta cuando arrancó.
-¿Qué es lo que menos le gusta de su oficio?
-Por ahí hay algo que tiene que ver con la vida privada. Me cuesta hacer notas de todo tipo. Me da vergüenza hablar de mi vida o que parezca algo importante lo que estoy diciendo. Me encantaría que se viera la tarea que uno hace y listo, pero bueno también es la tarea comunicar para que la gente se entere de lo que estás haciendo.
-Usted es una persona de perfil bajo, ¿cómo se lleva con esos momento de mayor exposición como fueron su separación o que le adjudiquen algún romance?
-Me llevo bien. Pero no deja de asombrarme o ponerme incómodo.
-¿Cómo sigue su año?
-Estamos viendo qué pasa con las obras, "El ardor" y "40 días y 40 noches", en Buenos Aires. Hay posibilidad de gira acá y en el exterior. Hay chance también de que dirija otra obra nueva pero todavía no sé cuándo. Tele no sé aún pero sí voy a hacer la nueva película de Gastón Gallo "La dolce estafa" con el que hicimos "Gato Negro". Ese es el proyecto que estábamos esperando desde que hicimos esa película. Es una historia actual que habla de todo el mundo Puerto Madero y esa movida, con claros y oscuros.